Según la organización se necesitan 44 millones de profesores en el mundo para proporcionar educación primaria y secundaria para todos antes de 2030.
En la antesala del Día Mundial de los Docentes, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, presentó propuestas para abordar la escasez mundial de docentes y mejorar sus condiciones laborales a fin de hacer más atractiva la profesión.
Azoulay resaltó la importancia vital que juegan los docentes en las sociedades, pero señaló la crisis vocacional que enfrenta la profesión.
"Algunas regiones del mundo carecen de candidatos, y en otras, enfrentamos una alta tasa de abandono durante los primeros años de trabajo. La respuesta es la misma: debemos valorar, formar y apoyar mejor a los docentes", afirmó la alta funcionaria en su mensaje.
La UNESCO propuso varias acciones para hacer más atractiva la profesión docente, incluyendo inversiones en la formación inicial y programas de desarrollo continuo, iniciativas de orientación, y garantizar salarios y prestaciones competitivos.
También abogó por simplificar labores administrativas para permitir a los docentes centrarse más en la enseñanza, promover un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal.
Azoulay resaltó la importancia vital que juegan los docentes en las sociedades, pero señaló la crisis vocacional que enfrenta la profesión.
Además, propugna por proporcionar un acceso más sencillo a servicios de salud mental y asesoramiento en el manejo del estrés y las dificultades emocionales.
Según la UNESCO, estas medidas deben adaptarse a las circunstancias y desafíos nacionales.
En el contexto del Día Mundial de los Docentes, la organización lamentó que se necesiten 44 millones de profesores en el mundo para lograr la meta de proporcionar educación primaria y secundaria para todos antes de 2030.
La UNESCO destacó que el problema no es solo financiero, sino también la falta de atractivo de la profesión docente, subrayando la importancia de implementar estas recomendaciones.
Los datos de la organización revelan que Asia Meridional ha progresado significativamente, reduciendo a la mitad la escasez desde 2016, mientras que en África Subsahariana los avances son limitados, con un tercio del actual déficit global.