Latinoamérica podría beneficiarse del efecto del 'nearshoring' y el impulso de la transición energética y República Dominicana podría encontrarse entre los favorecidos.
En el complejo escenario de la reorientación del comercio global, Latinoamérica emerge como una región con potencial sin explotar, según el último informe de Crédito y Caución. A pesar de la existencia de numerosos acuerdos comerciales en los países latinoamericanos, el informe destaca que la integración real en el comercio internacional sigue siendo baja.
Con el interés de bloques como la Unión Europea en diversificar sus fuentes de materiales estratégicos para la transición energética, la región podría experimentar un aumento en su presencia en las cadenas globales de valor.
La apertura comercial de la región, medida como la relación entre el PIB y las exportaciones más importaciones, es del 46%, una de las más bajas a nivel mundial refiere un texto de Europa Press.
En particular, el bloque comercial más grande de la región, Mercosur, enfrenta barreras no arancelarias que afectan significativamente al comercio de bienes importados. Dos tercios de estos bienes y tres cuartas partes de su valor se ven afectados por dichas barreras.
A la par de la baja apertura comercial, la región enfrenta desafíos en la transferencia de conocimiento y tecnología generados por el comercio. México destaca como el único país de la región realmente integrado en las cadenas globales de valor, gracias a sus acuerdos comerciales con Estados Unidos y Canadá.
En este contexto, procesos como el 'nearshoring' y 'friendshoring' podrían generar oportunidades en sectores como automoción, textil, farmacéutico y energías renovables. México, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Colombia se destacan como mercados mejor posicionados.
América del Sur, en cambio, ha experimentado una disminución en su presencia en las cadenas de suministro, siendo relegada a proveedora de materias primas en el ascenso de China como la "fábrica del mundo" en las últimas dos décadas.
El nuevo panorama geopolítico presenta una oportunidad para Latinoamérica, que podría aumentar los flujos de inversión extranjera directa y avanzar en las cadenas globales de valor. La proximidad geográfica con el mercado de consumo más grande del mundo, costos laborales competitivos y vínculos culturales e institucionales sólidos con América del Norte y Europa se presentan como ventajas clave.
En este contexto, procesos como el 'nearshoring' y 'friendshoring' podrían generar oportunidades en sectores como automoción, textil, farmacéutico y energías renovables. México, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Colombia se destacan como mercados mejor posicionados.
Sin embargo, para capitalizar estas oportunidades, la región enfrenta desafíos que van desde la eliminación de obstáculos regulatorios hasta la mejora de infraestructuras, la reducción de costos de transacción, el impulso de la competencia y la eficiencia del sector público. En última instancia, la capacidad de Latinoamérica para superar estos obstáculos determinará su papel en la reconfiguración del comercio global.