Este descubrimiento plantea interrogantes sobre el impacto acumulativo de los lanzamientos y retornos de naves espaciales en la atmósfera terrestre.
La exploración espacial, con su creciente número de lanzamientos y retornos de naves y satélites, está dejando una marca inesperada en una de las partes más remotas de nuestro planeta: la estratosfera.
Investigadores que vuelan a más de 19 kilómetros sobre la superficie terrestre han descubierto cantidades significativas de metales en aerosoles atmosféricos, alterando la química atmosférica de maneras que podrían afectar el clima, la capa de ozono y la habitabilidad de la Tierra.
Este hallazgo, detallado en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, y que recoge Europa Press, revela que la masa de litio, aluminio, cobre y plomo proveniente del reingreso de naves espaciales supera con creces a los metales presentes en el polvo cósmico natural. Alrededor del 10% de las partículas de ácido sulfúrico, que desempeñan un papel crucial en la protección de la capa de ozono, contenían estos metales provenientes de naves espaciales.
Con la estimación de hasta 50,000 satélites adicionales en órbita para 2030, los investigadores predicen que hasta la mitad de las partículas de ácido sulfúrico estratosférico podrían contener metales de la reentrada de naves espaciales en las próximas décadas, aunque aún se desconoce el impacto preciso en la atmósfera y la capa de ozono.
A medida que la exploración espacial se vuelve más accesible para numerosos países y corporaciones, la cantidad de material metálico que entra y sale de la atmósfera se incrementa, generando preocupaciones sobre cómo estos cambios podrían afectar nuestro clima y la salud de la capa de ozono.
"Estamos encontrando este material creado por el hombre en lo que consideramos un área prístina de la atmósfera", destacó Dan Cziczo, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad de Purdue y miembro del equipo de científicos. "Si algo está cambiando en la estratosfera, esta región estable de la atmósfera, merece una mirada más cercana".
Para estudiar la estratosfera, los investigadores utilizan aviones de investigación equipados con instrumentos avanzados en el cono de la nariz. El Programa de Ciencias Aerotransportadas de la NASA desempeña un papel clave en este esfuerzo, recopilando datos a 19 km sobre el suelo en Alaska y utilizando un avión ER-2 sobre los Estados Unidos continentales.
Este descubrimiento plantea interrogantes sobre el impacto acumulativo de los lanzamientos y retornos de naves espaciales en la atmósfera terrestre. A medida que la exploración espacial se vuelve más accesible para numerosos países y corporaciones, la cantidad de material metálico que entra y sale de la atmósfera se incrementa, generando preocupaciones sobre cómo estos cambios podrían afectar nuestro clima y la salud de la capa de ozono.
"Comprender nuestro planeta es una de las prioridades de investigación más urgentes que existen", concluyó Cziczo, destacando la necesidad de abordar los efectos inesperados de la exploración espacial en la Tierra.