Miles de miembros del Ejército nacional patrullan día y noche la frontera con la ayuda de tecnología y equipos militares entre ellos, drones, helicópteros, aviones y tanques blindados.
Mientras en la región caribeña se aguarda el envío de tropas de Kenia para apaciguar Haití, ese territorio sigue ardiendo en llamas y miles de sus ciudadanos mueren en las calles por la violencia.
Nuevamente la República Dominicana levanta su voz para que se imponga el orden institucional en la zona vecina agobiada por el caos y desorden que imponen las bandas criminales.
Hay aproximadamente doscientos mil desplazados que huyen del terror en las calles haitianas y el embajador dominicano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), José Blanco Conde, solicitó ejecución de la disposición del Consejo de Seguridad de ese organismo que aprobó enviar tropas multinacional hacia Haití para apaciguar la zona.
Aún se espera que el parlamento de Kenia sancione el envío de tropas hacia el lado haitiano, en tanto, que el gobierno del presidente Luis Abinader redoble la seguridad en la zona fronteriza para evitar el tráfico de armas ilegales dirigidas a las bandas pandilleras.
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Además, la República Dominicana aplica un sistema de seguridad sin precedentes en la línea divisoria de ambos países, que tiene por finalidad proteger la territorialidad e intereses de los dominicanos.
Miles de miembros del Ejército nacional patrullan día y noche la frontera con la ayuda de tecnología y equipos militares entre ellos, drones, helicópteros, aviones y tanques blindados.
El reforzamiento de la seguridad en los puestos fronterizos se mantiene y aunque se ha flexibilizado con la apertura comercial del lado dominicano, los haitianos siguen renuentes a adquirir nuestros productos.
Ese panorama obliga a las autoridades dominicanas a buscar otras alternativas comerciales en Latinoamérica para asegurar la venta de la producción agrícola nacional, así como de otros insumos como cemento y varillas.
La territorialidad haitiana es controlada impunemente por alrededor de 200 bandas pandilleras que asesinan, trafican armas y drogas y también violan a ciudadanos en el devastado territorio que comparte la Isla Hispaniola con República Dominicana.
El embajador dominicano ante la ONU, Blanco Conde, recordó que todavía ese organismo mundial debe implementar la resolución 2699, que autoriza a los Estados miembros su participación para formar y desplegar una misión multinacional que ayude a la Policía Nacional haitiana a recobrar la seguridad.
La decisión del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada por mayoría solo con las abstenciones de China y Rusia es un claro triunfo de la política exterior de República Dominicana, que ha reclamado sistemáticamente en diversos foros internacionales la protección internacional hacia Haití.
Canal de La Vigía: Revés de la diplomacia haitiana
Siempre se ha vendido la idea de la supuesta eficacia de la diplomacia haitiana especialmente cuando se trata de dirimir conflictos con la República Dominicana, pero esta vez, Haití afronta un serio revés ante la discordia por la rehabilitación del Canal de La Vigía por parte de las autoridades dominicanas.
En primer lugar, han improvisado una estructura sin ningún tipo de planificación ni planos hidráulicos para intentar desviar el cauce del río Dajabón que nace República Dominicana, solo para irrespetar y contradecir los acuerdos de paz suscrito en 1929.
Hubo momentáneamente una especie de intento de chantaje por parte de los haitianos hacia las autoridades dominicanas, que cayó en el zafacón tan pronto técnicos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), pusieron en ejecución la rehabilitación del Canal de La Vigía, que fue personalmente comprobado por el presidente Luis Abinader al presentarse al lugar.
La obra de hormigón armado levantada en la década del cincuenta garantiza captar agua mediante un sistema de bombeo, y ello permite alimentar su caudal, que garantizará el riego a cientos de productores agropecuarios y ganaderos en la franja norte de la frontera.
Los haitianos sostienen que es “inaceptable” la medida dispuesta por los dominicanos olvidándose que se trata de una disposición de legítima soberanía nacional.
Asimismo, el gobierno dominicano, aunque comenzó a flexibilizar el cierre total en la franja fronteriza, mantiene la firmeza en las restricciones migratorias allí.
Una señal clara de que las relaciones entre República Dominicana y el vecino Haití, por el momento, no serán como antes. Ahora está suspendido el otorgamiento de visa a los haitianos y la movilidad terrestre es controlada y monitoreada por agentes especializados del Cesfront.
El éxodo de haitianos hacia su territorio ha sido masivo y hoy en las calles de República Dominicana la movilidad de esos extranjeros se ha reducido exponencialmente.
Apoyan controles migratorios
Directivos del Instituto Duartiano alaban los controles migratorios fijados por las autoridades del país y reconocen que se ha mandado un mensaje a la comunidad internacional sobre la firme defensa de nuestra soberanía.
Se aguarda, por supuesto, el cumplimiento de la ordenanza del Consejo Permanente de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ratificó el envío de tropas de pacificación de Kenia hacia Haití, lo cual se espera que sea efectivo a finales de noviembre o comienzo de diciembre.
El canal La Vigía es una estructura de hormigón que permite captar el agua mediante un sistema de bombeo, el cual abastece a cientos de productores agropecuarios en la franja norte de la frontera domínico-haitiana. Fue construido en los años 50, constituyéndose en esa época en una novedosa obra de infraestructura.
Verja Perimetral
Con la reciente inauguración del primer tramo de la verja fronteriza que levanta el gobierno en la zona que nos separa de Haití, el Estado dominicano reafirma su firme voluntad de fortalecer la seguridad nacional con medidas inéditas e históricas.
El presidente Luis Abinader dejó inaugurada la primera fase de la verja correspondiente al tramo de Elías Piña, que se levanta para controlar el tráfico de migrantes, drogas y armas, en una extensión fronteriza terrestre de casi 400 kilómetros.
Este primer tramo abarca 2,7 kilómetros y cuenta con cuatro torres de vigilancia de 30 pies de altura, informaron las autoridades dominicanas.
Asimismo, la primera fase de la verja fronteriza consta de 54 kilómetros de longitud, mientras que la segunda abarca unos 110 kilómetros.
Al ponderar la importancia de la obra, Abinader dijo: “ Permitirá controlar de una forma mucho más eficiente el comercio bilateral, regular los flujos migratorios para combatir así las mafias que trafican con personas, hacer frente al narcotráfico, a la venta ilegal de armas y proteger a los ganaderos y los productores agrícolas del robo a sus crianzas y sembradíos".
Otra reflexión del mandatario sobre los esquemas de seguridad que implementa su gobierno en la frontera apunta hacia medidas que fortalezcan la falta de controles allí.
Política Fronteriza
Las autoridades dominicanas están resueltamente firmes en la defensa de nuestra soberanía con la aplicación de medidas preventivas que aseguren una efectiva política fronteriza de Estado.
El presidente Abinader, en ese contexto, sentenció que la política fronteriza aplicada “no es solo una política de Gobierno, es una política de Estado". Y a seguidas advirtió, “aquí se juegan nuestros intereses como nación, la defensa de las leyes de nuestro país y los derechos de nuestros ciudadanos".
En diversos sondeos y encuestas realizados la gran mayoría de la población dominicana respalda el levantamiento del muro fronterizo inteligente por entender que protege nuestra seguridad interna y el legítimo derecho del Estado dominicano de velar por los intereses nacionales.
Artículo de Manuel Díaz Aponte