Las deficiencias de todo el gobierno las ha suplido el presidente Luís Abinader, sin ser esa su responsabilidad.
Hay que mejorar sustancialmente la comunicación del gobierno durante todo el proceso electoral en medio del proyecto de reelección presidencial, no sólo en los medios de prensa, radial, televisada, digitales y redes sociales, en algunos de los cuales se notan grandes debilidades, ya sea por falta de conocimientos, de actitud o voluntad política.
Desde que comenzó el gobierno del Partido Revolucionario Moderno que encabeza Luís Abinader, hace más de tres años, he sostenido que la comunicación ha sido una tarea pendiente que no termina de pasar con buena calificación.
Las deficiencias de todo el gobierno las ha suplido el presidente Luís Abinader, sin ser esa su responsabilidad. La culpa no ha sido exactamente de los incúmbentes en la dirección estratégica de comunicación; más bien de la inexistencia de una clara política de comunicación, que involucre a todos los funcionarios, por pequeñas que sean sus funciones en el tren gubernamental.
El gobierno lo encabeza Luís Abinader, pero el gobierno es del PRM, por lo tanto, los dirigentes del partido en el país, no sólo de la capital, deben asumir determinada responsabilidad en la comunicación. Me pregunto: ¿Ha diseñado el PRM una política comunicacional y la ha puesto en práctica? ¿En qué consiste? ¿Y el gobierno, discutió, definió y puso en marcha una línea comunicacional? Si tanto el partido, como el gobierno, lo hicieron, pido excusas, la desconozco.
En todo caso, ha llegado el momento de revisar todo cuanto se ha estado haciendo en materia de comunicación. Hay que cambiar o mejorar la comunicación. El PRM no está solo en el escenario político; el presidente Abinader, tampoco. Recibe embates de todos los flancos.
Hay funcionarios que nadie conoce, que al parecer no les duele el gobierno, ni el partido, que no les duele Luís Abinader, pues de lo contrario, dieran la cara cada vez que fuera necesario, saldrían al frente, como gallos de pelea, o cacarearan como las gallinas cada vez que ponen un huevo, para defender y proteger, al gobierno, al partido y al presidente.
Estamos en campaña porque hay almas que salvar, dicen los cristianos. Yo diría, estamos en campaña porque este país hay que mantenerlo a salvo de los depredadores que como lobos salvajes acechan para volver a destriparlo y dejar solo los huesos, como hicieron en el pasado.
No quiero señalar a nadie por su nombre, pero muchos funcionarios -lo he dicho otras veces- no hablan con nadie, no le cogen el teléfono a nadie, no le responden mensajes a nadie, no suelen dar entrevistas. Son “ciegos, sordos y mudos”.
Los departamentos de prensa y comunicación en los ministerios y en las direcciones generales, a pesar del grupo de fotógrafos, camarógrafos, redactores, expertos en redes sociales y comunicadores, rara vez cumplen su rol. Muchas veces ni siquiera una nota de prensa envían a los medios. (Mucha gente haciendo bulto)
Siento que el presidente está muy expuesto frente a los medios, hablando todos los días, incluso más de una vez, diciendo muchas veces las cosas que deben decir los funcionarios sobre las áreas que dirigen. No me gusta ver al presidente haciendo el papel del “Conejo Bugs”, jugando todas las bases, cuando es él quien tiene que dirigir la orquesta. El presidente -es mi opinión- no puede tocar todos los instrumentos ni jugar todas las bases al mismo tiempo. Es muy agotador y lo limita.
- Es bueno y válido que el presidente sea cercano, como lo es, sencillo, como lo es, y buen comunicador, como también lo es. Así lo percibo: humano, cálido, cercano, sensible y buen comunicador. Creo que disfruta hablar con su pueblo, decirle las cosas que piensa y que hace. Nada de eso es criticable, porque al fin y al cabo es el jefe del Estado, pero los ministros tienen que acompañarle en cada momento, no dejarlo solo como a veces parece estarlo.
Tal vez sea necesario convocar a los funcionarios de primera línea, ahora que estamos en campaña electoral, para que adopten otra postura frente a los medios, frente a los compañeros del partido, que respondan sus llamadas y atiendan sus peticiones, porque son ellos, los miembros y dirigentes del partido, quienes votan, los que garantizan el triunfo, los que permiten que esos “señores de cuello blanco”, que no buscan un voto, lleguen a los puestos relevantes.
Hay que retomar el sentido de la solidaridad, la amistad y el amor entre los compañeros, como lo dijera muchas veces el líder José Francisco Peña Gómez; dejar atrás la arrogancia y la petulancia. Hay que prestarles atención a las masas, convivir con ellas, sufrir con ellas, prestarles atención a sus necesidades. No olvidar, ni por un momento, que el pueblo es el soberano, no el gobierno. Los gobiernos son pasajeros, el pueblo no.
Si el presidente es un hombre cercano, sencillo y humano, ¿por qué muchos de sus funcionarios no?
Hay ministros que, en tres años, yo, que soy un periodista cercano al gobierno, al partido y al presidente Abinader, nunca les he visto la cara, nunca los he visto dando una entrevista para defender al presidente, al partido y al gobierno. Hay gente en el gobierno que se cree muy importante, que no pisan la tierra, que andan como en el aire. Y así no puede ser. Recordemos que todo lo que sube, baja, que el poder también caduco, termina en algún momento. La buena comunicación es fundamental en estos momentos en que la campaña electoral se torna cada vez más álgida.
El ejército del aire, prensa, digital, radio, televisión y redes sociales, dirigidos por buenos comunicadores y periodistas, juegan un papel fundamental en la campaña reeleccionista. Ese ejercicio tiene que estar bien entrenado y capacitado, disponiendo de los recursos necesarios, sin escatimar ningún esfuerzo, para ir a la guerra por mantener el poder reeligiendo al presidente Luís Abinader.