La Opacidad en las muertes de reclusos despierta preocupación en la nación centroamericana
La muerte de reclusos en centros penitenciarios de El Salvador se mantiene envuelta en un misterio, llegando la cifra de fallecidos a más de dos centenares, según informes de grupos defensores de los derechos humanos.
La última víctima, la número 207, fue Juan Carlos Bonilla Quintanilla, de 39 años, quien falleció mientras recibía asistencia médica en el Hospital Nacional San Juan de Dios de Santa Ana.
Bonilla estaba recluido en el centro penal de Izalco, Sonsonate, y fue detenido bajo el régimen de excepción, común para salvadoreños acusados por presunta pertenencia a pandillas o colaboración informa Prensa Latina.
Falta de Transparencia y Denuncias de Violaciones de Derechos Humanos
A pesar de las fuentes policiales, la Policía Nacional Civil (PNC) no ha proporcionado información sobre las causas del fallecimiento de Bonilla. Las denuncias de torturas y violaciones de derechos humanos en los centros penitenciarios salvadoreños son frecuentes, pero la falta de transparencia persiste.
Según el Movimiento de Víctimas del Régimen (Movir), en lo que va de noviembre ya se registraron cuatro fallecimientos en instalaciones gubernamentales. Entre los 207 fallecidos se incluyen dos recién nacidos, según informes de la organización Socorro Jurídico Humanitario (SJH).
Misterio en las Causas de los Decesos
Las causas de los fallecimientos siguen siendo un misterio, ya que entre agosto y octubre, la Dirección General de Centros Penales (DGCP) no permitió el ingreso de médicos forenses para verificar la salud de los privados de libertad.
Andrés Guzmán Caballero, comisionado presidencial para Derechos Humanos y Libertad de Expresión, ha afirmado que se necesitan casos concretos y listas de víctimas para abordar la situación. Sin embargo, las muertes y las condiciones en las cárceles siguen siendo un misterio, a pesar de las evidencias de presuntas prácticas de torturas y maltrato a los prisioneros.