Ahora los mismos corruptos de siempre lucen soberbios y hasta desafiantes cuando se habla del tema de la corrupción pública en el país.
¿Cuántos millones de pesos fueron malversados en obras públicas con vicios de construcción y alteración presupuestaria en los últimos veinte años?
Esa interrogante merece una respuesta porque se trata del dinero forjado bajo el sudor y sacrificio de un pueblo que paga sus contribuciones tributarias con mucho sacrificio.
Que se sepa, hasta el momento, nadie ha sido sometido ante la Justicia por la mala calidad de las obras construidas por el Estado.
No podemos ser indiferentes a esta problemática que envuelve sumas multimillonarias en infraestructuras levantadas en el Gran Santo Domingo y Santiago preponderantemente, las dos principales ciudades del país.
Muchos políticos, funcionarios, ingenieros, contratistas, allegados y familiares de éstos deben su acaudalada fortuna a las obras públicas construidas por los gobiernos que han conducido los destinos nacionales en las últimas dos décadas.
Y peor aún, esos ladrones de sacos y corbatas exhiben sus riquezas producto de la corrupción como si nada hubiese ocurrido.
Ahora los mismos corruptos de siempre lucen soberbios y hasta desafiantes cuando se habla del tema de la corrupción pública en el país, y, obviamente, éste será un tema de campaña que ya ha comenzado a relucir en las actividades de los partidos políticos.
Lo deseable y constructivo es que haya un debate entre los aspirantes presidenciales de cara a las elecciones nacionales del 2024, donde se aborde profundamente la corrupción en el manejo de los fondos gubernamentales.
¿Se animarán Leonel Fernández y Abel Martínez, candidatos presidenciales de la Fuerza del Pueblo y del Partido de la Liberación Dominicana, a rivalizar?
Además de polémico, el tema de la corrupción levanta muchas pasiones en los ámbitos de la política nacional porque nadie, incluyendo los propios corruptos, aceptan que se les sindicalice como tal.
Actúan como el avestruz o como cuando las palomas les tiran a las escopetas. “Aquí, nadie es corrupto, aunque sea un obsceno ladrón”. Y muchos muestran una sonrisa burlesca ante las cámaras.
¿Cómo están las obras estatales?
Indagar el real estado físico de las infraestructuras públicas dominicanas es una medida atinada porque podrá advertir a la población hasta qué punto pueden ser un foco de peligrosidad e inseguridad.
Las autoridades nunca habían adoptado tal disposición y, por tanto, hay que reconocer que se haya decidido en estos momentos, especialmente ante los acontecimientos trágicos recientes.
La sociedad dominicana tiene derecho a conocer con exactitud las condiciones físicas de sus edificaciones, túneles, obras viales y estructuras por donde se moviliza la gente.
Las grandes obras viales levantadas por las administraciones gubernamentales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en veinte años de gestión, específicamente los túneles y elevados, están seriamente cuestionadas y en dudas en cuanto a su calidad técnica tras la tragedia ocurrida en el paso a desnivel de la 27 de Febrero con Máximo Gómez, en Santo Domingo.
Las edificaciones estrellas del gobierno del expresidente Leonel Fernández, en lo adelante serán evaluadas y medidas técnicamente por una comisión especializada creada por el Poder Ejecutivo que se encargará además de hacer un estudio pormenorizado de las condiciones actuales de esas costosas obras de infraestructuras.
Es la única manera de devolverle la confianza a la ciudadanía que ahora siente aprehensión de sumergirse en un elevado luego del fatal desenlace del pasado sábado 17 de noviembre, donde murieron nueve personas cuando los vehículos en que viajaban fueron aplastados por las losas desprendidas de la estructura luego de torrenciales aguaceros caídos en el país.
El presidente Luis Abinader dispuso la creación de una comisión especial independiente para revisar el estado de las infraestructuras públicas, que coordinará el geólogo Osiris de León.
Fallas de Construcción
La Comisión para la Supervisión de las Infraestructuras Nacionales Ante el Cambio Climático deberá rendir un informe detallado de la supervisión en un plazo de seis meses. Habrá, además, un fondo especial para mitigar los efectos del cambio climático.
El primer tropiezo adverso del paso a desnivel de la 27 de Febrero con Máximo Gómez ocurrió en 1999, durante el gobierno del expresidente Leonel Fernández, precisamente el propulsor de esa obra vial.
Ese fallo, según el geólogo Osiris de León, fue apenas a meses de ser inaugurada la estructura.
Explicó la falla de origen de la siguiente manera: “el problema inició en 1999. Estamos de acuerdo todos los que hemos evaluado esto, tanto los que participamos en la comisión en el año 99, como ahora, que el diseño tuvo fallas de origen”, ya que no se tomó en cuenta la presión hidrostática que se podía generar cuando lloviera torrencialmente.
Mantenimiento
“No tiene nada que ver con mantenimiento, muestra de ello es que el primer fallo se produce siete meses después de inaugurado el paso a desnivel, cuando todavía estaba nuevo”, recordó De León.
Este planteamiento desmiente las intenciones de representantes políticos y legisladores del Partido de la Liberación Dominicana y la Fuerza del Pueblo de acusar al gobierno de la tragedia del sábado 17 de noviembre, por supuesta falta de mantenimiento.
Abinader fue preciso al abordar el tema en La Semanal que preside cada lunes desde el Palacio Nacional donde responde preguntas de periodistas e invitados al encuentro.
Sobre el particular enfatizó: “si se hubiese debatido más el tema, se hubiese actuado con tiempo, pero “fueron 23 años en que no se actuó y yo cargo con 3 de esos 23”.
De su lado, el ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones procederá a realizar una revisión técnica de todos los túneles y elevados.
También, se harán las recomendaciones de lugar para corregir posibles fallas en esas estructuras viales.
La ciudadanía siente temor de transitar por los pasos a desnivel y túneles edificados en el país en los últimos veinte años y consciente de ello, las autoridades buscan devolver la confianza y tranquilidad con la aplicación de los correctivos de lugar.
Con chispas de humor el expresidente de la República, Hipólito Mejía, en reiteradas ocasiones ha dicho públicamente que nunca se ha sumergido en los “hoyos de Leonel”, como señal de que no confía en la calidad de esas obras multimillonarias levantadas con recursos estatales.
Lo cierto es que esas obras son necesarias para agilizar el caótico tránsito urbano de la capital dominicana, aunque ahora más que nunca procede una revisión profesional y bien manejada sobre sus reales condiciones de seguridad.
Artículo de Manuel Díaz Aponte