El Departamento de Justicia revela una infiltración de más de dos décadas que impactó la política exterior de Estados Unidos.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha formulado graves acusaciones contra el ex embajador estadounidense en Bolivia, Manuel Rocha, señalándole como agente secreto para Cuba durante más de dos décadas. Este caso representa una de las infiltraciones más significativas en el Gobierno estadounidense por un agente extranjero, según el fiscal general Merrick Garland.
Rocha, quien fungió como embajador en Bolivia entre 2000 y 2002, logró obtener puestos de responsabilidad en el Gobierno federal, brindándole acceso a información no publicada que impactó la política exterior estadounidense. Su extensa carrera en el Departamento de Estado, que abarcó desde 1981 hasta 2022, incluyó roles destacados como director de Asuntos Interamericanos en el Consejo de Seguridad Nacional y subdirector principal de la representación diplomática en La Habana.
De manera sorprendente, el exdiplomático fue empleado de la Embajada estadounidense en Santo Domingo por tres años, entre noviembre de 1991 y julio de 1994, periodo en el que ocupó el cargo de jefe adjunto de la Misión.
Sin embargo, la historia toma un giro más oscuro cuando se revela que Rocha declaró falsamente durante una entrevista de investigación en 1994, ocultando su vinculación con el gobierno cubano. Esta falsedad podría tener implicaciones serias, ya que afecta su idoneidad para roles gubernamentales.
La trama se complica aún más al conocerse que Rocha admitió haber trabajado para Cuba durante reuniones entre 2022 y 2023 con un agente encubierto del FBI que se hizo pasar por representante de la inteligencia cubana. En estos encuentros, el exdiplomático actuó como agente cubano, refiriéndose a Estados Unidos como "el enemigo" y elogiando a Fidel Castro como "El Comandante".
Este escándalo diplomático ha generado conmoción en los círculos políticos y de inteligencia, planteando interrogantes sobre la seguridad nacional y la efectividad de los controles de antecedentes. Las repercusiones de esta revelación podrían extenderse a las relaciones internacionales de Estados Unidos y sus aliados.