Con disciplina y constantes etapas de superación, la Generación Dual podría darse como meta de desarrollo una labor como esa durante los próximos veinte y siete años de la primera mitad del siglo en desarrollo.
La obsolescencia de hechos, acciones e incluso de los seres humanos es muy cambiante en los primeros años del siglo XXI, algo que no era tan común durante la segunda mitad del siglo XX. Tan común no, más bien no era común en nuestras sociedades ver desaparecer contextos empresariales, familiares y estatales de manera tan fugaz como en las dos primeras décadas del siglo en desarrollo. De todas formas estimo que esa condición se debe al amplio acceso de que hoy disponemos de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Se quiere o no, de buena o mala manera, estamos conectados a millones de plataformas multimedia en el mundo, cubriendo por lo menos el noventa por ciento (90%) de todas nuestras acciones cotidianas y extraordinarias de vida.
Entonces resulta lógico que nos enteremos de situaciones ocurridas a uno u otro lado del planeta en períodos sumamente breves. Acciones que en la mayoría de los casos son sustituidas por otras de mayor o menor envergadura. Para quienes manejan medios tradicionales y para quienes manejan plataformas multimedia de última generación, resultan más atractivos para su difusión dar a conocer aquellos hechos que por su relevancia mundial puedan captar la atención de los gobiernos, de los grupos empresariales y de amplios segmentos de la población. Pero ese blanco de público debemos entenderlo como un fenómeno planetario, para nada local o regional.
Ahora bien, para nuestro caso dentro del grupo activo de la Generación Dual llegamos a entender que estamos constantemente bombardeados por un inmenso corolario de eventos que sin ser de nuestra vecindad, ocupan un espacio de valor en nuestra agenda cotidiana de vida. La mayoría de las veces no son parte de nuestra área de influencia, pero van y vienen como para que no aleguemos ignorancia si por alguna razón éstos llegan a ser de importancia en un momento dado dentro de la escala de valores de los medios tradicionales y plataformas multimedia.
En donde deben estar contestes los integrantes de la Generación Dual es en el fenómeno que se presenta en los actuales momentos que hace olvidar un hecho con otro más trascedente. Ese ritmo de situaciones que no era común o normal durante las dos generaciones del siglo XX, se ha hecho habitual en las dos primeras décadas del siglo en desarrollo. Ese comportamiento a nivel planetario debe pasar a formar parte de la agenda de revisión permanente que la Generación Dual debe darse, porque el fenómeno parece ser parte de la agenda hegemónica mundial que se ha diseñado, para que aceptamos como algo común, sencillo, sin valor y con un mínimo efecto catastrófico, hechos que realmente son extraordinarios. La idea es revolverlo todo y que los seres humanos lo vean y asimilen en sus hogares como un show mediático más.
El comportamiento de receptores pasivos ante hechos de gran envergadura, procura preparar mentalmente al conglomerado humano ante las desgarradoras batallas que se dan en defensa de intereses particulares, pero tratados como intereses estatales y para estatales. Ese choque de conflictos cada vez más decadentes desde el punto de vista moral, ético y social, se irán acrecentando en la medida en que uno y otro grupo entienda que sus intereses económicos son o serán próximamente afectados. Como ya resulta un tanto difícil ocultar actuaciones rapaces ante el mundo, la decisión más atinada resulta ser convertir un hecho real, desastroso o mortal, como parte de un show mediático mundial. Los analistas y expertos de la comunicación se encargarán posteriormente de crear las distorsiones necesarias para que la gran mayoría de receptores nunca tenga una idea puntual de los hechos y acontecimientos difundidos. Definitivamente, se llega a desconocer quién ha sido el máximo responsable de tales o cuales conflagraciones planetarias.
Precisamente, ese acceso a medios y plataformas multimedia es un activo valioso de la Generación Dual, entendido como una herramienta de vital importancia para recuperar, conservar, documentar y exhibir los conceptos que pueden ser parte de la agenda del orden mundial en proceso de desarrollo, y determinar aquellos que deben ser tratados como objeto de estudio para no volver a incluirlos en los dos ciclos de vida correspondientes al siglo XXI.
Una de las grandes fortalezas de la Generación Dual dentro de las primeras dos décadas del presente siglo, es ese amplio conocimiento sobre las infraestructuras multimedia. Ese hecho puede y debe ser utilizado por sus integrantes para educar y concientizar las grandes mayorías de seres humanos alrededor del mundo.
Sabemos que tomar esa decisión y llevarla a la práctica no es tan simple como literalmente se escribe. Requiere fortaleza intelectual, voluntad, trabajo en equipo, y crear las condiciones estructurales necesarias para procurar una constante independencia operativa.
Con disciplina y constantes etapas de superación, la Generación Dual podría darse como meta de desarrollo una labor como esa durante los próximos veinte y siete años de la primera mitad del siglo en desarrollo, de forma que al llegar a ese momento, una parte significativa de sus habitantes haya creado plena conciencia de su estatus en el mundo, y cuente con un espacio valioso para iniciar las negociaciones de una existencia digna en el planeta.
Ayer cuando nos separamos, estribillo de la canción “Locuras tengo de ti” que magistralmente interpretara e hiciera famosa durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, la cantante de origen puertorriqueño la Sophy, (Sofía Hernández), en ningún caso podrá convertirse en un criterio que norme la convivencia habitual de los integrantes de la Generación Dual.
Independientemente de ese punto de vista, la canción, con toda su carga romántica cruzó de lado a lado los corazones y el arraigo psicológico de una gran parte de los integrantes del conjunto humano en edad adulta, nacido luego de la mitad del pasado siglo. Ese grupo social sometido en casi todo el planeta a la más brutal represión desatada por los esbirros de la Guerra Fría, buscó refugio en el desamor, la bohemia y el capricho fugaz de sus relaciones sentimentales. Concretizar afectos sólidos y duraderos en esos terribles años, era también comprometer inocentes seres humanos cuando cualquier ciudadano había asumido la noble causa de luchar por sus particulares o colectivas reivindicaciones sociales.
No solo escuchando a “La Sophy” con ese y otros temas, la generación correspondiente a la segunda mitad del siglo XX alternó su existencia solidaria. Seres humanos pagados, al servicio complaciente de ciertos grupos del sistema, se encargaron de joder para siempre su presencia en la tierra. Además de esa estrella del canto popular del Continente Americano, debemos sumar a otros artistas del universo entre los que destacan Julio Iglesias, La Lupe, Sandro, Olga Guillot, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Rafael Solano, y Johnny Ventura y Celia Cruz, que con sus grabaciones y actuaciones artísticas contribuyeron a salvar y sacar de la cotidianidad a miles de seres humanos valiosos que durante esos años habían asumido la militancia política como parte de su vida.
La evasión en esos pretéritos y terribles momentos, no sólo era cuestión de un continente o país. En esos tiempos era una decisión universal para enfrentar el sistema y no morir de inanición sentimental.
En Europa, los contestatarios españoles, italianos y franceses buscaban refugio nostálgico en las interpretaciones de Joan Manuel Serrat, Charles Asnavour, Nicola Di Bari, Edih Piaf, Mari Trini, Salvatore Adamo, entre otros.
Lo que en verdad procuro con ésta premeditada disgregación artística es motivar a los integrantes más jóvenes de la Generación Dual, sobre la necesidad de inmiscuirse en el difícil pero edificante estilo de vida de la generación correspondiente a la segunda mitad del siglo XX. Revivir y adaptar reminiscencias diversas en sus vidas, de forma que esa suma de experiencias provea un antecedente sólido, histórico y valioso que no poseen, y puedan adelantarse a algunos de los acontecimientos que los grupos hegemónicos ya han diseñado como parte de su agenda de vida durante todo el siglo XXI.
Detrás de las canciones de esos y otros intérpretes, existe un acentuado y valioso círculo de experiencias, pues la barra, el bar, el cabaret, las damas, el cigarro y las bebidas, no siempre fueron el motivo sutil de esos encuentros durante la primera y segunda mitad del siglo pasado.