Alarmante acumulación de deuda externa amenaza la estabilidad de la región
SANTO DOMINGO. – La creciente deuda de América Latina y el Caribe, que alcanza casi dos billones de dólares, representa un grave desafío económico para la región. Este monto, equivalente al 132% de sus ingresos por exportaciones y al 40% de su PIB, revela una situación preocupante sobre la sostenibilidad financiera de estos países.
En un reciente informe del Banco Mundial, se destaca que la deuda externa pública o con garantía pública en los países en desarrollo ha alcanzado un récord de 443,500 millones de dólares en 2022. Este incremento, el mayor en cuatro décadas, se debe en gran parte al aumento de las tasas de interés. Indermit Gill, economista jefe del Grupo Banco Mundial, advirtió que la combinación de deuda sin precedentes y tasas de interés elevadas podría llevar a muchos países a una crisis futura.
Gill enfatizó la difícil decisión que enfrentan estos países entre pagar la deuda pública o invertir en necesidades críticas como salud, educación e infraestructura. Además, llamó a una mayor transparencia y a mejores mecanismos de reestructuración de deuda para evitar otra "década perdida".
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El informe también señala que, a pesar de un leve descenso en la deuda global de países de ingresos bajos y medianos (de 9.3 a 9 billones de dólares), la situación sigue siendo crítica. Esta deuda representa el 89% de sus ingresos por exportaciones y el 24% de su PIB.
El año pasado, los pagos del servicio de la deuda en países de ingresos bajos y medianos aumentaron un 5% respecto a 2021. Los países beneficiarios de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) pagaron una cantidad sin precedentes de 88,900 millones de dólares en concepto de costos del servicio de la deuda. Además, se espera que los costos del servicio de la deuda aumenten considerablemente en los próximos años.
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La situación se agrava con la apreciación del dólar estadounidense, que incrementa el costo de los pagos de la deuda para estos países. La combinación de tasas de interés altas y la volatilidad en los ingresos de exportación podría empujar a muchos países al borde de una crisis financiera.
Finalmente, el informe destaca una reducción significativa en nuevas opciones de financiamiento para los países en desarrollo. En 2022, los nuevos compromisos de préstamos externos se redujeron en un 23%, marcando el nivel más bajo en una década. Esta tendencia refleja una mayor cautela por parte de los acreedores privados, que en 2022 recibieron más en reembolsos de capital que lo que otorgaron en préstamos, una situación que no se había visto desde 2015.
Conclusión:
La creciente deuda en América Latina y el Caribe, junto con el panorama global de endeudamiento de los países en desarrollo, plantea serios desafíos para la estabilidad económica y social de estas naciones. La necesidad de estrategias efectivas y cooperación internacional es más crítica que nunca para asegurar un futuro sostenible para estas regiones.
El informe reivindica que las entidades multilaterales contribuyeron en 2022 a cerrar la brecha, proporcionando 115 000 millones de dólares en nuevo financiamiento de bajo costo para los países en desarrollo, de los cuales casi la mitad provino del Banco Mundial.