Tres años y siete meses y pico soportando a Leonel y Danilo. Mil doscientos veintiún días acechando que ningún miembro de su Gabinete meta la mano donde no debe. Cuarenta meses y seis días esperando inútilmente que la Justicia castigue con penas máximas a los corruptos que por fin han sido trancados. Cuarenta largas semanas soportando las vainas de los haitianos. Tres cuartas partes de su Gobierno bregando con pandemias, ciclones, tormentas, guerras ajenas y petróleo caro. Veintinueve mil horas de esperas y dudas reeleccionistas. Todo eso justifica de más los tres días de vacaciones de Abinader…(¡Y qué chin me lo jayo!).