Durante su discurso a los embajadores en la Santa Sede, el Papa pide una prohibición universal de la maternidad subrogada y reflexiona sobre los desafíos éticos de la inteligencia artificial y la clonación humana.
Roma, 8 de Enero – En un discurso pronunciado este lunes ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede, el Papa Francisco ha pedido la "prohibición universal" de la maternidad subrogada, enfatizando la necesidad de respetar la vida y la dignidad humana.
El Pontífice criticó la práctica de la maternidad subrogada, calificándola de ofensiva tanto para la dignidad de la mujer como del niño y una forma de explotación material de la madre. "Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato", afirmó, instando a la comunidad internacional a adoptar una postura firme contra esta práctica.
En su discurso, el Papa también mostró su preocupación por la llamada "ideología de género", considerándola parte de las "colonizaciones culturales" modernas y un peligro por su intento de eliminar diferencias en la sociedad. Se refirió a la necesidad de preservar los valores y principios fundamentales frente a los "nuevos derechos" que, según él, no siempre son compatibles con los definidos originalmente.
Además, el Papa Francisco abordó el tema de la inteligencia artificial, subrayando la importancia de una reflexión cuidadosa y ética sobre su desarrollo. Recalcó la necesidad de que estas tecnologías sirvan al hombre y fomenten relaciones interpersonales saludables, en lugar de convertirse en instrumentos de división.
También pidió atención especial a la protección del patrimonio genético humano, oponiéndose a prácticas como la patentabilidad de material biológico humano y la clonación de seres humanos, que considera contrarias a la dignidad humana.
En otro aspecto de su discurso, el Papa expresó su satisfacción con el compromiso de la Unión Europea de buscar soluciones comunes en el nuevo Pacto sobre la Migración y el Asilo, aunque señaló sus limitaciones, incluyendo el riesgo de detención arbitraria de migrantes. Remarcó la importancia de una migración regulada y la necesidad de acoger, promover, acompañar e integrar a los migrantes en la sociedad.
Francisco concluyó reiterando que el Mediterráneo debería ser un laboratorio de paz y un lugar de encuentro basado en la humanidad compartida, a pesar de los peligros presentes en las rutas migratorias. Su discurso resalta una vez más su compromiso con los derechos humanos y la ética en un mundo cada vez más dominado por los avances tecnológicos y los desafíos sociales.