La vitamina A genera células que contribuyen a que las personas vean de millones de colores prohibidos a los mamíferos
Jueves 11 de enero del 2024.- Utilizando retinas humanas cultivadas en una placa de Petri, un equipo de científico descubrió cómo una rama específica de la vitamina A desempeña un papel crucial en la generación de células especializadas que permiten a las personas experimentar la riqueza de millones de colores, una habilidad única que no comparten perros, gatos y otros mamíferos.
El hallazgo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Washington (Estados Unidos) que ha desentrañado nuevos secretos sobre la visión humana, ha sido publicado en 'PLOS Biology' que recoge Europa Press.
Este estudio no solo amplía nuestra comprensión del daltonismo y la pérdida de visión relacionada con la edad, sino que también desafía las creencias anteriores al demostrar que los genes, y no solo las hormonas tiroideas, guían la producción de células en la retina humana responsables de la detección del color.
Modificando las propiedades celulares de los organoides, los investigadores descubrieron que una molécula específica, el ácido retinoico, juega un papel determinante en la especialización de los conos para detectar luz roja o verde.
El estudio revela que los niveles de ácido retinoico en las etapas tempranas del desarrollo de los organoides se correlacionan con la proporción de conos verdes, mientras que niveles más bajos de ácido provocan la generación de conos rojos más adelante en el desarrollo.
Este sensor rojo, exclusivo de humanos y primates cercanamente relacionados, se forma a través de una secuencia específica de eventos orquestados por el ácido retinoico, desafiando la creencia anterior de que los conos rojos se generaban al azar.
El estudio revela que los niveles de ácido retinoico en las etapas tempranas del desarrollo de los organoides se correlacionan con la proporción de conos verdes, mientras que niveles más bajos de ácido provocan la generación de conos rojos más adelante en el desarrollo.
Aunque aún no se comprende completamente cómo la variación en la proporción de conos verdes y rojos no afecta la visión, este descubrimiento arroja luz sobre la complejidad de la formación ocular y abre nuevas puertas para entender enfermedades como la degeneración macular.
Colaborando con otros laboratorios de Johns Hopkins, los científicos buscan profundizar su comprensión de cómo los conos y otras células se conectan con el sistema nervioso, un paso crucial para entender mejor las afecciones oculares y desarrollar tratamientos más efectivos.