José Francisco Peña Gómez se presentó ante el país como el líder socialdemócrata más acabado del país y de Latinoamérica solo comparable a sus homólogos europeos. El tema ocasionó encendidos debates en el sistema de partidos tradicionales de derecha, centro y las izquierdas. Sobre todo, porque su propuesta socialdemócrata fue presentada como antagónica a las ideas radicales de sumaestro, el profesor Juan Bosch, quien era aborrecido por la derecha e incomprendido por las izquierdas.
La estrategia resultó clara y exitosa, Peña Gómez atrajo hacia él, a los izquierdistas que no tenían una clara identidad marxista porque, aunque se proclamaban como tales, la realidad es que tenían una maraña ideológica tan fuerte en sus cabezas que las contradicciones afloraban en la elaboración de cualquiera idea a ser externada. La derecha aceptó a Peña, pero sin permitirle ser presidente.
Ahora el PRM haciendo uso del crédito que le ha generado el descrédito del PLD, está intentando hacer una gran alianza que algunos llaman “la alianza de los oportunistas”, porque se trata de una constelación de pequeños partidos de derecha, centro e izquierda, que ayer lanzaban loas al peledeísmo gobernante y hoy hacen lo propio con el perremeismo en el poder. Es decir, hay un vacío ideológico que invita a todos esos partidos a caer en el conservadurismo político. Este conservadurismo se caracteriza por una ausencia total de objetivos colectivos o sociales y por un individualismo rampante. Cada quien trata de obtener su ración del boa de forma descarada, incluso con base a compromisos públicos alos cuales se obliga al presidente candidato a la reelección a enodosar.
La sociedad toda debe estar al corriente de esta situación porque se observa en el panorama latinoamericano, una tendencia a disolver las sociedades entregándolas a la delincuencia sea esta profesional, organizada o no organizada, traducida en lo que se conoce como “Inseguridad jurídica e inseguridad ciudadana.” Sin embargo, lo peor es que, en el proceso, las instituciones nacionales son barridas. Resulta que cuando se prostituyen las instituciones y se entrega el poder a las mafias, a los intereses individuales en desmedro de los intereses colectivos, el camino es la disolución social de los pueblos.El Ecuador es ahora el mejor ejemplo, ya se vio en el Perú, Panamá, Haití, etc. Ojalá dominicana no tenga que transitar esos caminos, sin embargo, la muerte de la ideología del compromiso social como se conoce también a la socialdemocracia, abre espacio a los extremos.
¿Qué ha pasado con la socialdemocracia? En Europa puede afirmarse que la socialdemocracia sigue existiendo, pero, en Latinoamérica, al parecer, la misma ha llegado a su fin. Con la desaparición física de Peña Gómez, dicha ideología ha vuelto a la situación previa al impulso que le dio el político dominicano. Para el caso dominicano, se decía que Peña Gómez era socialdemócrata del aeropuerto hacia fuera, en cambio, aquí era un caudillo populista tradicional. Sus herederos políticos –hasta ahora- han sido conservadores Hipólito Mejía gobernó con una combinación de populismo y conservadurismo, el actual presidente del país, ni siquiera menciona el nombre de Peña Gómez y mucho menos la ideología que profesaba. A pesar de que su padre fue el primero en fundar un partido socialdemócrata en el país, a saber: la Alianza Social. De la cual, ni el nombre queda.
Resulta que el presidente del PRM nunca ha tenido una postura socialdemócrata, viene del litoral empresarial y como tal, es dominado por las concepciones conservadoras del sector social del cual proviene. Al interior de su partido,nadie ha podido presentar exitosamente una postura de avanzada, lo intentaron Guido y Ramón Alburquerque y fueron barridos en la última primaria de ese partido. Subsistía la senadora Faride Raful y recientemente fue humillada y luego consolada por el propio Luis. De modo que, el PRM nada tiene de socialdemócrata, ni ningún otro partido nacional reivindica tal ideología. Resulta que, bajo el régimen del Estado constitucional, el sistema de partidos se mantiene en el poder bajo la bandera de la socialdemocracia. De acuerdo con la cual, todo gobierno ha de ser reformista en el sentido de que su propuesta es la de un gobierno inclusivo mediante acuerdos-compromisos de combatir las desigualdades sociales y de nunca gobernar para una clase en particular. Esto es: procura el advenimiento de la modernidad combatiendo el atraso social e incorporando a los desposeídos al ámbito de la producción y del bienestar.En lugar de ello, Luis fortalece el conservadurismo prefiere aprobar una ley mordaza antes que el código penal o la ley sobre juzgados administrativos.
Como se comprenderá, en el caso dominicano, los grandes males son la corrupción, la reelección presidencial, la ausencia de institucionalidad democrática, el problema haitiano, un poder judicial inexistente o de rodilla ante el poder ejecutivo, la exclusión social y la ausencia de políticas públicas incluyentes en materia de género, por ejemplo.Estos males no son enfrentados porque se prefiere el proselitismo político que deriva en una burocracia poco profesional por ser clientelar. Este solo elemento hace a la burocracia inoperante e incapaz para emprender los retos que se plantea la socialdemocracia. Estamos a las puertas de elecciones municipales y solo se promueve a los candidatos presidenciales, no se entiende la necesidad de desarrollar liderazgos locales.
Con la corrupción se ha hecho feria y de nuevo se ha engañado al país; la reelección madre de todos los males nacionales, máxime la corrupción, ha sido de nuevo puesta en marcha y los daños ya son evidentes y continuarán presentándose incluida una inflación galopante. Como derivado inmediato la institucionalidad empieza a ser borrada en todos los ámbitos donde había obtenido algún progreso. El departamento de ética ha quedado mudo desde que fue obligado a inscribir la reelección presidencial; la justicia que antes se decía morada ahora es azul y blanca. Al grado de que no escapan de ello, el tribunal constitucional, ni el tribunal electoral. Es decir, las denominadas altas cortes están siendo sometidas al proceso de prueba de fidelidad con el oficialismo aun a costas de su propia integridad funcionaly la abierta contradicción del gobernante y su discurso.
Precisamente, la política de género fue la que se llevó a Faride porque en un marco conservador, las ideas liberales no son admitidas, ni para los fieles de la capilla. No importa que solo se trate de discursos o de que se esté en la mejor disposición de actuar con disciplina al poder reinante. Esta intolerancia es natural al conservadurismo. Es una especie de tributo al pasado y de golpeo al presente.
El desastre en un edificio residencial por incumplimiento de las normas no es más que la punta del iceberg, es mucho lo que falta por verse en toda la geografía nacional. Sin que la institucionalidad democrática avance, más bien ha retrocedido. DLH-23-01-2024
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