Ese fenómeno se repite cada día dejando una estela de dolor y sufrimiento a los familiares.
Desde el 2019 a la fecha, un total de 641 personas fueron declaradas desaparecidas a través de denuncias de los familiares.
A la fecha actual, la lista de esos casos ha aumentado, entre estos varios niños. En ocasiones, algunos desaparecidos aparecen muertos en solares baldíos o en cañadas, con heridas de balas o acuchillados.
Ese fenómeno se repite cada día dejando una estela de dolor y sufrimiento a los familiares que de manera desesperada claman por ayuda a las autoridades policiales con la esperanza de volver a ver esos rostros.
Cuando se dio a conocer la información de los 641 ciudadanos desaparecidos, las estadísticas oficiales indican que solo entre enero y octubre del año 2022 se habían esfumado al menos 79 personas. En el año 2021 se extraviaron 201; en el 2020 las fiscalías dominicanas recibieron 95 denuncias de ausencias misteriosas y en el 2019 contabilizaron unas 266.
Llenaríamos este espacio de gentes desaparecidas, pero me limitaré a citar algunos nombres reseñados por la prensa nacional: el estudiante de ingeniería Alexander Sang Díaz, de 18 años, el 16 de mayo del 2022 abandonó su casa en el sector Honduras de la capital; Helin María Reyes, de 15 años, salió de su residencia ubicada en el sector El Antillano, de Santo Domingo Oeste; la señora Rosa María Mora, 65 años, desaparecida en el 2022 cuando se dirigía a una iglesia en hora matutina; A Narciso González se lo tragó la tierra. Y a Juan Almonte nunca se les dio un último adiós. Sucede lo mismo con Randy Vizcaíno, de quien nunca se obtuvo una respuesta de las autoridades.
En similares circunstancias se ausentaron Andy Iturbides y Erick Daniel Cordero. En ese segundo caso, su automóvil fue encontrado calcinado en el batey de Palavé, en la provincia San Cristóbal. Cordero, momentos previo a su desaparición, había sostenido una acalorada discusión por teléfono con una persona; el prestamista Manuel Emilio Núñez Grullón, 79 años, dejó su casa el 31 de julio del 2021, en San Pedro de Macorís y hasta el momento no se ha tenido noticias sobre su paradero; Anaurys Castillo, extraviado el 22 de mayo del 2020 cuando salió de su casa a caminar por la avenida marginal del kilómetro 15 de Las Américas.
Además, Mahely Suriel vista por última vez el 29 de diciembre del 2020 en una parada de autobuses en Río San Juan, en la provincia María Trinidad Sánchez, cuando un hombre la montó en un vehículo; y el niño Kendri Alcántara García, de 4 años, desaparecido en el 2022 en la comunidad Los Montones en el municipio de Juan de Herrera, en San Juan de la Maguana.
Las estadísticas de los últimos cuatro años colocan a Santiago como la provincia con mayor cantidad de denuncias de gentes perdidas. La segunda es Santo Domingo Este. Le sigue La Vega y el municipio Santo Domingo Oeste.
Los últimos años se han perdido, sin retorno, varios niños y adolescentes. Tal parece que se los ha tragado la tierra. Algunos ha aparecido, otros hallados muertos y del resto se desconoce su destino. Son eventualidades que acontecen en todo el país.
¿Quién está detrás de esa macabra acción? Es un misterio sin resolver que preocupa. Algo hay que hacer para localizar a los desaparecidos. Es la mejor manera de garantizar la paz en las familias.