- El drama de los jóvenes en los semáforos de las esquinas de las diferentes ciudades del país dice más que mil palabras sobre las deficiencias programáticas de los programas de gobiernos municipales.
Llama la atención el hecho de que las ofertas programáticas de los diferentes candidatos, a funciones en los gobiernos locales,llamados también municipales, presentan un atraso no solo con relación al contenido de la ley de la materia, sino que, además riñe con las funciones que desempeñaban los cabildos durante la colonia. Los ayuntamientos durante la colonia eran el gobierno real, ahora han pasado a ser simples colectores deficientes de deshechos, de basura. Pero esta postura entra también en conflicto con las funciones de un gobierno municipal en el marco de una constitución como la de 2010 que, es la vigente en la República Dominicana, que consagra el Estado social y democrático de derecho. El solo hecho de que se hable del Estado social implica el que los cabildos tengan funciones más allá de simple colectores de basura.
La función social implica el que haya un programa humanitario en favor de los munícipes en estado de indigencia, implica que haya programas para sectores específicos como casas de acogidas para las mujeres con problemas de género o indigentes, niños en desamparo, personas de la tercera edad con o sin familiares, los cuales han de disponer de residencias para personas de la tercera edad o bien en condiciones de vulnerabilidad. No debe olvidarse que, el Estado social busca que todos los ciudadanos posean una vida digna, esta dignidad cuando no la puede sufragar cierta categoría de munícipes por razones diversas ha de ser asumida por el gobierno municipal o ayuntamiento.
Para nadie es secreto que nuestro país es uno de los que posee un alto grado de familias disfuncionales o monoparentales, de donde se infiere, por ejemplo, que los derechos a comer, a abrigo, a vivienda, a salud ha de ser proveído por el gobierno local. Que aquella expresión de cobertura de la cuna hasta la tumba ha de ser convertida en realidad, claro de manera progresiva pero segura. La salud en todas sus vertientes es un objetivo que los candidatos a funciones municipales deben incluir en sus discursos, en sus propuestas. Si es que desean dar un contenido constitucional a las mismas.
No es posible, por ejemplo, que el casco urbano del Santo Domingo histórico o colonial carezca de una funeraria, de una residencia para personas de la tercera edad, que no haya de manera regular vacunas para las personas que las requieren en temporada de virus y bacterias. Que no posea una casa de acogida para indigentes, que no haya casas de acogidas para mujeres en estado de vulnerabilidad. Nos encontramos ante propuestas municipales anticonstitucionales, propuestas que hacen un gran servicio a las posturas neoliberales pero que ignoran el carácter social de la constitución. O que en San Juan de la Maguana no haya un museo dedicado a la memoria indígena en el país, a Anacaona, es una vergüenza que debe ser resuelta ya. El país carece de un museo al beisbol o al merengue o a la bachata. Es decir, estamos ignorando lo que somos y estamos delegando todo al gobierno central. Son estas acciones las que revitalizan el caudillismo, el presidencialismo y son estas conductas las que nos impiden ir adelante como nación, como Estado social.
- El drama de los jóvenes en los semáforos de las esquinas de las diferentes ciudades del país dice más que mil palabras sobre las deficiencias programáticas de los programas de gobiernos municipales. Es una verdad de a puño el que la Ley 541-69, sectorial del sector turismo, previo el turismo social. Esto es: que los hoteles del estado, que los hoteles del sector privado que no estuviesen en uso debían ser destinados al uso social en favor de obreros y de sectores profesionales como médicos y maestros para que pasasen allí sus vacaciones. Esto lo contempla la ley, pero las autoridades municipales no hacen acopio de ello. Ha llegado la hora de que las autoridades municipales aprendan a recibir huéspedes nacionales y foráneos dentro de sus territorios con miras a realizar intercambios culturales bajo la modalidad del turismo, la cual, es una industria en capacidad generar cuantiosos ingresos al tiempo que entra dentro del marco constitucional actual.
Aquí nadie sabe lo que sucede con las personas envejecientes, no hay centros recreativos para ellos, no hay albergues, no hay centros de salud, en los últimos años ha desaparecido incluso el concepto de centro para el tratamiento de enfermos mentales de las diferentes edades, los pocos que hay constituyen una vergüenza para la democracia nacional y todo mundo se hace como que no ve esta realidad.
Los candidatos a funciones municipales no manejan, al parecer, el concepto de ciudad amigable, ni con los vecinos, ni con el medio ambiente, ni con las demás especies naturales que habitan por igual las ciudades. Esta es otra violación de pleno derecho a la constitución, a la ley municipal en la que incurren todos. Las ciudades son hoy por hoy, el hábitat humano por excelencia, pero nadie se ha percatado de ello y, en lugar de hacer cada vez más perfectible con este objeto, el deterioro es progresivo. En democracia electoral más que un periodo de proselitismo electoral lo que se abre es un espacio para la democracia deliberativa. De lo cual se tiene consciencia porque no hay lugar a debates. Usted tiene una dirigente como Hanoi Sánchez en San Juan de la Maguana que, quizás sea la decana de los síndicos del país, si los noveles aspirantes a idéntico puestos en todo el país o las universidades mismas se trasladaren al valle de San Juan esperando encontrar inspiración en función del Estado social y democrático de derecho, se podrían llevar tremenda sorpresa porque allí solo se habla de recoger basura. Para nada hay consciencia sobre lo que hemos dicho más arriba en este escrito.
La ciudad es hoy en día, en todo el mundo, un lugar integrar, donde se debe pensar qué cosas hacer y cómo hacerlas en función de hábitat humano y de armonía con la naturaleza, como el medioambiente. En el actual periodo constitucional, los mayores desastres han ocurrido en San Cristóbal, lo allí ocurrido por falta de planeamiento urbano y por inobservancias de las normas municipales debería también incidir sobre los programas sobre ejemplos de lo que no debe hacerse y sobre lo que no se debe permitir, sin embargo, vistos los programas o propuestas de candidatos a alcaldía nada hemos aprendido como sociedad de lo allí ocurrido.
A Manuel Jiménez no se le ha tomado en serio con la defensa que ha hecho del río Brujuela al negarse a convertir en taller y lavadero de autos uno de los espacios principales del Santo Domingo Este, los poderes salvajes, los intereses malsanos de la zona lo han satanizado, pero esto no quiere decir que no haya hecho lo correcto. Quizás la historia lo recuerde como el protector del río Brujuela. Los aspirantes no deben temer, deben ser como Manuel que ha resistido y, de seguro, los poderes salvajes entienden que cuando este termine ellos podrán volver por sus fueros que sepan que no será posible porque los ecologistas y la población consciente de esa ciudad no lo permitirán.
Las ciudades dominicanas ya deben ir pensando cómo harán con los deshechos de los automóviles principalmente los aceites y combustibles fósiles porque no se debe esperar a que destruyan las capas freáticas de las ciudades, se debe actuar antes, es decir ahora. Sa sabe que el Ministerio de Medioambiente es afuncional pero no debe olvidarse que los gobiernos municipales tienen funciones específicas sobre esta materia en sus territorios respectivos. Esto de echar la culpa al otro, o hacerse el sueco dejando en manos del otro las obligaciones propias frente a la población no es de dirigentes responsables. DLH-30-1-2024