Las protestas se suman a la actividad de los grupos armados en un país con graves carencias humanitarias
MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) – Haití registró en enero su mes más violento en más de dos años, con más de 806 víctimas civiles –entre muertos, heridos y secuestrados–, fruto de una inestabilidad social y política que ha derivado en los últimos días en violentas protestas contra el Gobierno de Ariel Henry. Las tensiones recientes han provocado la reducción o incluso la interrupción del reparto de ayuda humanitaria, así como bloqueos en servicios esenciales como sanidad o educación, ha advertido Naciones Unidas.
La ONU estima que, de los 11,7 millones de habitantes que tiene Haití, 5,5 millones necesitarán ayuda este año y la situación amenaza con empeorar al albor de la violencia y la inestabilidad política. La inseguridad alimentaria aguda afecta ya a 4,3 millones de personas.
El año pasado se cerró con 8.400 víctimas por la actividad de las bandas –entre muertos, heridos y secuestrados–, un 122 por ciento más que en 2022, con Puerto Príncipe de nuevo como principal epicentro de una inseguridad a la que apenas pueden hacer frente las fuerzas de seguridad y otras instituciones oficiales.
En enero, la cifra de víctimas entre la población ascendió a 806, a lo que habría que añadir 300 miembros de bandas muertos o heridos. Sumadas ambas cifras, se superan los 1.100, más del triple que en enero de 2023, ha advertido este viernes el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk.
La oficina de Turk ha denunciado que los enfrentamientos llegan a prolongarse durante horas y sospecha que algunas de las bandas pueden haber recibido más munición en las últimas semanas, lo que explicaría en parte este repunte. "La situación de Derechos Humanos, que ya era dura, se ha deteriorado todavía más (…), con desastrosas consecuencias para los haitianos", ha denunciado el Alto Comisionado.
Así, en algunas zonas las bandas directamente perpetran ataques contra la población, mientras que la violencia sexual contra mujeres y niñas sigue siendo un arma para estos grupos. La ONU ha detectado casos de difusión de imágenes y vídeos de asesinatos y violaciones en redes sociales con el objetivo de infundir el miedo entre los haitianos.
La llegada del 7 de febrero, fecha que tradicionalmente ha marcado el final del mandato de los presidentes en el país más pobre del hemisferio occidental, ha derivado en nuevas protestas "marcadas por violencia, bloqueos de carretera y saqueos", así como por enfrentamientos entre manifestantes y policías que han dejado también varios muertos, explica la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
Entre el 20 de enero y el 7 de febrero, al menos 16 personas han muerto y 29 han sufrido heridas por los enfrentamientos entre manifestantes y policías y la ONU ha llamado a los agentes a ejercer un uso proporcionado de la fuerza para reprimir las protestas, respaldadas por movimientos políticos opositores.
La OCHA ha reconocido en su último informe que esta escalada de las tensiones ha afectado a la asistencia a los civiles, "especialmente a los desplazados". En total, Haití acumula ya 310.000 desplazados internos –más del 90 por ciento fruto de la violencia–, y más de 8.000 haitianos se han visto forzados a abandonar sus hogares este año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Los bloqueos impiden también el traslado de heridos o personal sanitario, mientras que desde mediados de enero más de un millar de escuelas han cerrado sus puertas en distintos puntos del país. Se ha constatado, además, un deterioro aún por determinar de la seguridad alimentaria, si bien estudios recientes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) ya apuntan a una subida del 23 por ciento del precio de los alimentos.
UNA "VIOLENCIA BRUTAL"
En 2023, 176 niños murieron y sufrieron heridas por disparos, en algunos casos fruto de actos de venganza con los que grupos buscaban castigar el supuesto apoyo a facciones rivales. La ONU considera asimismo "extremadamente preocupante" el reclutamiento de menores.
El representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Haití, Bruno Maes, se ha mostrado "profundamente preocupado" por la creciente inestabilidad y ha llamado a hacer de la protección a los niños una "prioridad". Así, ha llamado en un comunicado a todas las partes a "garantizar que los niños están protegidos, independientemente de su situación".
"La escalada de violencia es demasiado para los niños. Los niños y sus familias están ya soportando incesantes olas de violencia brutal perpetrada en sus barrios por grupos armados y cada día deja nuevos horrores, la pérdida de seres queridos, viviendas destruidas por incendios o balas y una sombra de miedo siempre presente", ha advertido.
La crisis ya ha dejado a tres millones de niños con necesidades humanitarias y Maes teme que "muchos más" precisen apoyo si la situación empeora. Por ello, ha llamado a actuar antes de que sea demasiado tarde: "Cuanto más persista la crisis, más profundo será el impacto que puede causar daños irreversibles en el bienestar de la infancia".
Turk ha subrayado que, "ahora más que nunca", Haití necesita el despliegue de la misión internacional de seguridad, que en principio iba a ser liderada por Kenia. Cree que puede contribuir a la labor de la Policía haitiana y a "dar seguridad" a la población local, "bajo condiciones que cumplan con las normas y estándares internacionales en materia de Derechos Humanos".
No obstante, y aunque contener la inseguridad es clave para "romper el ciclo de crisis" en que vive sumido Haití, el Alto Comisionado ha señalado que "la estabilidad a largo plazo sólo puede lograrse atajando las causas de la pobreza, la discriminación social y económica y la corrupción".