El presidente Biden quiere reelegirse, independientemente del informe escrito del fiscal Robert Hur.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, no ha guardado las apariencias para afirmar que para Moscú es más conveniente que el presidente Joe Biden se reelija en las elecciones del 5 de noviembre, y que Donald Trump no resulte electo.
Según Putin, “Joe Biden es un hombre de experiencia, predecible y un político de la vieja guardia”.
Así se lo hizo saber el mandatario ruso al periodista Pável Zarubin, del periódico Rossiya 1, el pasado miércoles 14 en Moscú.
Como buen diplomático de su propio gobierno, dijo que estaba dispuesto a trabajar con cualquier líder de los EE.UU. en el que deposite su confianza el pueblo estadounidense.
Las expectativas de que Trump regrese a la Casa Blanca han generado mucha inquietud en Europa, especialmente cuando ha expresado que en un gobierno suyo los EE.UU. no defenderían a miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que no cumplan con sus obligaciones financieras con la alianza militar.
Putin dijo que Trump tiene su propia opinión sobre cómo los EEUU deben desarrollar las relaciones con sus aliados, indicando por ello que “es un político que no es del sistema”.
¿En verdad que al líder ruso le conviene la reelección de Biden? ¿O es una estrategia política de su parte en esta coyuntura actual?
Una de las grandes controversias que tuvo el triunfo electoral de Trump en las elecciones de 2016, fue de que el gobierno de Rusia se habría vinculado en el proceso eleccionario con un supuesto intento de alterar la elección presidencial, “hackeando” al Partido Demócrata para favorecer al candidato republicano.
Muchas fueron las investigaciones realizadas al respecto por organismos de investigación federal, en la que se incluyó como primer sospechoso del gobierno de Trump al renunciante asesor de Seguridad Nacional en ese entonces, Michael Flynn. Pero no encontraron pruebas contundentes comprometedoras.
Trump terminó su período de gobierno de cuatro años intentando una reelección que fue frustrada por Biden, quien lo derrotó en 2020.
Cuatro años después quiere volver al poder y ha manifestado que de ganar la presidencia gestionaría un encuentro entre los presidentes de Rusia y Ucrania, Putin y Volodymyr Zelensky, para lograr se produzca entre ellos una negociación que ponga fin a la guerra entre esos dos países.
Esa posición de Trump le grangeó muchas simpatías en la opinión pública de los estadounidenses, que no quieren ver a sus hijos marines participando en otro conflicto bélico.
Esto logró que su apoyo popular se incrementara, superando a Biden quien, según encuestas, se encuentra por debajo del 40%.
Trump está empecinado en vengarse de la derrota “fraudulenta” que le propinaron los demócratas en 2020.
El presidente Biden quiere reelegirse, independientemente del informe escrito del fiscal Robert Hur, quien luego de investigarlo y exonerarlo de culpa sobre el manejo ilegal de documentos clasificados, lo calificó de ser “un anciano simpático, bien intencionado y con mala memoria”, reporte que causó un revuelo político a nivel nacional e internacional.
Biden y el Partido Demócrata tienen ahora que demostrar al electorado estadounidense, con hechos irrefutables, que goza de buena salud y despejar toda duda de si padece o no de algún problema físico y/o mental.
En medio del debate el empresario multimillonario Elon Musk está a favor de someter al mandatario a un examen obligatorio de aptitud cognitiva.
Trump, con más de 30 demandas judiciales pendientes en las cortes federales, sigue sin detenerse, confiado de que ningún juez lo encuentre culpable y no le desgracie su carrera política.
Por igual, debe derrotar a la conservadora de su partido, Nimarata Nikki Haley, destacada política y diplomática estadounidense de 52 años nativa de Carolina del Sur e hija de padres inmigrantes hindúes.
Es casi seguro que el magnate neoyorkino hará todo lo posible para evitar que una descendiente de padres inmigrantes le tronche sus grandes posibilidades de regresar a la Casa Blanca.
Una buena parte de los dirigentes republicanos han pedido a Nikki que retire su candidatura. Pero ella se niega, a pesar de las derrotas sufridas en las primarias de Iowa y New Hampshire.
Nikki Haley tiene el deseo de ganar en su estado natal este 24 de febrero. Si pierde, no se detendrá, porque tiene la esperanza de que un juez federal descalifique a Trump antes de la Convención Nacional del 4 de junio, y lograr así la candidatura presidencial de forma automática.
Con respecto a la salud del presidente demócrata, Nikki Haley, planteó que Biden "debería hacerse una prueba de aptitud mental inmediatamente" y los resultados "deberían compartirse con el público".
Si la agudeza mental del presidente Biden se complica y es declarado no apto para gobernar, los demócratas solo cuentan con la vicepresidenta Kamala Harris, afroamericana nativa de Oakland, California, para sustituirlo.
Un eventual escenario político insólito pudiera presentarse en Estados Unidos, dos mujeres: Nikki Haley por el Republicano, y Kamala Harris, por el Demócrata, enfrentadas para ganar la presidencia. Algo nunca antes visto.