En la República Dominicana hemos tenido ciclos donde el caciquismo predomina y desaparecido el caudillo desaparece el partido.
El ciclo de vida útil de los partidos políticos en democracia obedece a una serie de factores a todas luces reglados por diferentes factores. En el caso inglés los partidos políticos no mueren, pero si sus liderazgos, fenómeno similar se observa en Estados Unidos donde mueren los liderazgos, pero el bipartidismo perdura. En América Latina el peronismo mantiene vigencia más allá de los liderazgos que le han sucedido alrededor del último siglo; en cambio, en México,el PRI se mantuvo vivo por setenta años con liderazgos sexenales, pero luego cayó al vacío.
En la República Dominicana hemos tenido ciclos donde el caciquismo predomina y desaparecido el caudillo desaparece el partido; también hemos tenido ciclos, por ejemplo, en la primera república, el caudillismo fue la norma; en cambio, en la era de los azules, blancos y coloraos se disputaron el siglo XIX no exentos de caudillos. Es decir, en República Dominicana mueren los partidos y los caciques se mantienen o se renuevan con iguales liderazgos o con líderes diferentes.
Entrado el siglo XX, los Quiquises iniciaron el siglo, pero, entraron en crisis y la tercera república sucumbió debido a que el sistema de partido cometió el exceso de confundir la normativa institucional con la preeminencia del caciquismo político. Desaparecida la dictadura de Trujillo el país entró en efervescencia política apareció el multipartidismo hasta que cierto bipartidismo fue posible; más tarde, se entró a un periodo de caudillismo democrático donde el mesianismo fue el norte hasta que se agotó el modelo, por razones biológicas, los partidos se diluyeron poco a poco hasta llegar a cero. Solo allí donde un liderazgo colectivo pudo estructurarse continuó el modelo de sistema de partidos.Cuando la partidocracia no fue capaz de mantener la cohesión, la desbandada es la norma. Ahora la pregunta es ¿cómo persistirá el sistema sobre estas transformaciones de los partidos?
Algunos sugieren que el modelo sustitutivo es una constelación de pequeños partidos con un partido hegemonque los atrae como satélites. Al menos, así funcionó durante el ciclo del PLD-gobiernos. Se espera que el PRM puedareplicar ese modelo. Pero, ¿hasta dónde eso es posible? La realidad es que el sistema democrático de una democracia en construcción, no puede avanzar hacia su estabilidad con un vacío de esa naturaleza. Se requiere ser creativo porque la etapa que llenó el PLD no es igual a la actual. La actualidad, guarda mayor similitud con las dos últimas décadas del siglo XX, donde el endeudamiento hacía difícil la gobernabilidad y tanto Balaguer como Peña Gómez comprendieron que no podían avasallar a la oposición sin generar daños sistémicos no deseados como ocurrió en la denominada década pérdida de Latinoamerica.
Además, lo que va del siglo XXI muestra que, los partidos políticos, no han sido capaces de sobrevivir a sus caudillos,ni de renovar el caudillismo, el partido reformista fue el primero en sucumbir, luego lo hizo el PRD, ahora el PLD ha corrido igual suerte y, la Fupu, aunque es un nuevo partido, lleva una estructura que, si no la reestructura a tiempo, podría colocarle en serios aprietos. Ciertamente, Balaguer endosó su liderazgo a Leonel Fernández, pero, este político cometió el error de simultáneamente, propiciar un liderazgo colectivo que infló de tal modo el modelo que, pronto todos quisieron ser presidentes como en el modelo del PRI de México. Esto condujo a una crisis que los barrió a todos. El PRD hasta ahora, ha logrado reencarnar en el PRM, pero, las cosas empiezan a complicarse porque el contexto exige un liderazgo colegiado o una oposición con suficiente contrapeso como para permitir una reforma tributaria estructural.
Es decir, el país demanda hoy que el sistema de partidoscomprenda que la función que la constitución de la república asigna a los partidos políticos sea ejecutada, sin embargo, la oposición no lo comprende, el gobierno tampoco. Esto se debe a que el paso hacia la institucionalidad democrática viene siendo aplazada lo mismo que la reforma tributaria. Hace tiempo que el país requiere de una jurisdicción de lo contencioso administrativo de primera instancia que permita dirimir conflictos entre el Estado y los ciudadanos y, a la inversa, que los funcionarios puedan limpiar su nombre cuando sea manchado por competidores o por la opinión pública. Pero, nadie quiere implementar o bien hacer operativos tribunales administrativos de primera instancia. Esto impide que los entaponamientos que ocurren en lo institucional por quejas de desempeño, como por temas de corrupción sea abordado correctamente.
- Un buen ejemplo se tiene luego de concluidas las elecciones municipales donde los conflictos por delitos electorales no fueron abordados correctamente por el ministerio público porque, como se sabe, con probabilidad, el principal involucrado, podría ser el partido de gobierno. Pero tampoco el sistema de administración de justicia está listo para el abordaje de tal reto. Ahí reside el principal escollo.
Por otra parte, los partidos han perdido su esencia, su objeto porque al rechazar asumir el mandato que le confiere la constitución, al traicionar sus ideologías y considerarlas obsoletas han pasado a convertir la actividad política, en solo números fríos de encuestas o de asalto al erario, no con una finalidad social, colectiva, ni de grupo, sino con el más vulgar robo individual sin finalidad social. Por tanto, tal y como lo afirmó, en su momento Danilo Medina, aquí nadie quiere hacer política, si no es con dinero previo. Por eso, es lamentable que el oficialismo haya incurrido en el mismo error que la oposición. Ahora habrá de buscarse salidas diferentes, pero, todos saben que cuando falla el modelo institucional, se producen rupturas sistémicas no deseadas. Esto equivale a decir que el liderazgo político no ha estado a la altura de lo que la sociedad demanda.
La izquierda no ha sabido preservarse, simplemente, ha sido tradicionalmente arrastrada hacia las fauces del partido hegemon del momento. Llámese Opción Democrática o llámese alianza País, o Alianza por la democracia, todos han sucumbido ante el partido hegemon del momento. Por tanto, la izquierda no es una opción sino parte del problema. Esto es, el vacío político no puede ser asumido por la izquierda, pero tampoco por la derecha, ni por el centro.
Las iglesias también han sido arrastradas hacia la vorágine salvo la iglesia católica que, en los últimos años, ha optado por mantenerse al margen. Al parecer, solo el empresariado, por su diversidad, conserva alguna energía para impedir el colapso que se acerca. Post elecciones de mayo. Esto así, porque cuenta con algunas figuras frescas que, aunque han incursionado en política, mantienen algún tipo de lozanía. El discurso de rendición de cuentas del presidente, más que un discurso institucionalista de y para la nación, es un discurso electorero en medio de una campaña electoral donde nadie desea mirar más allá de la esquina aun teniendo ganadas las elecciones de mayo como se predice. Claro, nunca es más oscura la noche que cuando se acerca la aurora.
En el caso de Leonel Fernández, este tendrá que reinventarse, para conseguir requiere de un armador en su partido político. La represa que mantiene como único gallo en su patio, habrá de ser redefinido o sucumbir víctima de su propio éxito. DLH-27-2-2024