Cómo el liderazgo visionario de Don José León Asensio contribuyó a transformar los premios Soberano.
Conocí a Don José León Asensio a raíz de mi elección como presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (ACROARTE), en 1986. Cuando asumí el cargo, acompañado por un equipo laborioso de colegas, fuimos informados de que la compañía Barceló había retirado su patrocinio de los premios Casandra (hoy Soberano). Esta noticia nos la comunicó Eliseo Rivera Damirón, alto ejecutivo de esa compañía, durante una reunión en sus oficinas en la sede de la licorera.
Recuerdo que, al salir del encuentro con Rivera Damirón, los entonces directivos de ACROARTE nos miramos asombrados, pues era la primera vez que sabíamos de tal decisión, que dejaba sin patrocinio a la premiación. Fue en ese momento cuando nos planteamos buscar otras opciones, y surgió la idea de contactar a la Cervecería Nacional Dominicana.
No olvido que en ese lugar, el periodista y estimado amigo Severo Rivera, mencionó conocer a un ejecutivo de esa empresa, Don Herminio Albertti León, a quien llamó para explicarle nuestro interés en sostener una reunión con él para exponerle la situación. Albertti León era en ese entonces el gerente de Promoción de La Cervecería Nacional Dominicana, y nos recibió días después para escuchar nuestra inquietud: los premios de ACROARTE no contaban con el patrocinio de la empresa licorista, y estábamos interesados en saber si era posible que la empresa cervecera lo asumiera.
Las negociaciones se iniciaron y vinieron nuevas reuniones, a las que se integró el dilecto amigo y laureado artista Niní Cáffaro, quien para entonces era gerente de Relaciones Públicas de la Cervecería Nacional Dominicana.
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Recuerdo que en una de esas reuniones clave, nos informaron de la negativa de la familia León Jimenes a que la Cervecería Nacional Dominicana asumiera el patrocinio. Durante la conversación, dedujimos que temían que la empresa licorista les atribuyera una acción desleal. En esa misma reunión sugerimos escribir una carta a don José León Asensio, entonces presidente de la CND, para explicarle en detalle lo ocurrido con los premios de ACROARTE (Casandra, hoy Soberano), a partir de la conversación con Rivera Damirón en su calidad de ejecutivo de Barceló.
Días después, los directivos de ACROARTE fuimos convocados a una reunión con Albertti, Cáffaro y Don León Asensio. Allí, el propio León Asensio nos informó la buena noticia de que la empresa cervecera aceptaba el compromiso, e instruyó para que estableciéramos las bases del acuerdo. Además, sugirió a los ejecutivos de la empresa presentes, junto con los directivos de ACROARTE, reunirse con Checheo Rivera, esta vez en su doble condición de ejecutivo de Barceló y de hijo de Casandra Damirón, a quien estaba dedicada la premiación, la cual ocurrió posteriormente.
Desde que Don José León Asensio asumió ese compromiso, lo tomó como suyo y dio seguimiento a cada detalle. Fue una negociación sencilla: los directivos de ACROARTE propusimos que lo único que nos interesaba era que la CND montara el escenario en el que nosotros premiaríamos a los artistas más destacados. El resultado de esa relación ha perdurado por décadas, consolidando los premios Soberano como una marca país, y eso se debe, en gran medida, al interés de León Asensio, que era una persona que valoraba la importancia del arte y la cultura. Por eso, su memoria, habrá de ser eternamente reconocida en ese galardón y en la entidad que lo entrega.
En lo personal, debo agradecer a Don José León Asensio el haber confiado en esos muchachos que hace más de 40 años acudieron a él y a la empresa que encabezaba a pedir el auxilio de ese momento, que era un patrocinio urgente para los premios. También agradezco el trato respetuoso y cordial que siempre me dispensó; su confianza al consultarme en momentos de duda sobre los acontecimientos en el seno de ACROARTE, una entidad integrada por personas con pensamientos e intereses tan diversos.
Hoy, tras su partida le rindo homenaje a su memoria, por su legado, su obra personal, su humanidad y su humildad.