Christopher Nolan y Cillian Murphy se llevan los máximos honores en una noche de celebración para el cine
MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) – La noche del cine por excelencia se vistió de gala para acoger la 96.ª edición de los Premios Oscar en el emblemático Dolby Theatre de Los Angeles, donde 'Oppenheimer', la última obra maestra de Christopher Nolan, se alzó como la indiscutible vencedora. La película, que explora la compleja figura de Julius Robert Oppenheimer y su papel en la creación de la bomba atómica, se llevó a casa un total de siete estatuillas, incluidas las de mejor película, mejor director para Nolan y mejor actor para Cillian Murphy.
Nolan, que hasta ahora había sido esquivo a los honores de la Academia a pesar de sus múltiples nominaciones previas, no ocultó su emoción al recibir, de manos de Steven Spielberg, el galardón a la mejor dirección. “Estar aquí, reconocido por mis colegas, por una obra que considero sumamente importante, es un honor inmenso”, declaró el cineasta británico, visiblemente emocionado.
La actuación de Cillian Murphy, quien dio vida al enigmático físico teórico, fue igualmente reconocida, poniendo de manifiesto la capacidad del actor irlandés para adentrarse en las complejidades de su personaje. En su discurso de aceptación, Murphy dedicó su premio "a aquellos que luchan incansablemente por un mundo en paz, un mundo sin las sombras de Oppenheimer".
Además de los premios a mejor película, dirección y actor, 'Oppenheimer' fue galardonada por su banda sonora, fotografía, montaje y actor de reparto, este último para un sorprendente Robert Downey Jr., quien interpretó al político Lewis Strauss. Downey Jr., con su característico humor, agradeció a la Academia y, de manera inesperada, a "mi terrible infancia", arrancando risas y aplausos entre los asistentes.
Pero 'Oppenheimer' no fue la única protagonista de la noche. Emma Stone conmovió al público al recibir el Oscar a la mejor actriz por su papel en 'Pobres criaturas', mientras que 'La zona de interés' se llevó el premio a la mejor película internacional, desluciendo las esperanzas de otros contendientes significativos. Mención aparte merece la victoria de 'El chico y la garza', de Studio Ghibli, en la categoría de mejor película de animación, un triunfo que subraya la perdurable influencia de Hayao Miyazaki en el cine mundial.
La ceremonia, que no estuvo exenta de momentos políticos, especialmente con las protestas en el exterior del Dolby Theatre y los discursos que clamaban por la paz y la justicia global, fue un recordatorio del poder del cine para reflejar, cuestionar y transformar nuestra realidad.
A medida que la noche se desvanecía, quedaba claro que 'Oppenheimer' no solo había triunfado en los Oscar, sino que también había marcado un antes y un después en la carrera de Nolan y en la industria cinematográfica en su conjunto. Con su característico estilo narrativo, el director británico ha vuelto a demostrar que el cine es capaz de iluminar los rincones más oscuros de nuestra historia y conciencia.