El Papa Francisco actúa con celeridad ante la jubilación y controversias del obispo auxiliar de Santo Domingo
Santo Domingo.- En un giro previsible pero no por ello menos significativo, el Papa Francisco ha aceptado de manera inmediata la renuncia de monseñor Benito Ángeles, obispo auxiliar de Santo Domingo, apenas un día después de su 75º cumpleaños, la edad estándar para la jubilación de los obispos según el derecho canónico. Esta decisión llega en un contexto de controversia, tras las revelaciones de InfoVaticana sobre una investigación en curso por parte de la Santa Sede relacionada con una acusación de abuso sexual que data de 1994.
La archidiócesis de Santo Domingo y el propio monseñor Ángeles no han desmentido la información proporcionada por InfoVaticana. Este silencio, sumado a la rápida aceptación de su renuncia por parte del Papa, ha intensificado las especulaciones y preocupaciones sobre la gestión de casos de abuso dentro de la Iglesia Católica. Aunque la archidiócesis afirmó no tener conocimiento de la investigación, esta aclaración no ha mitigado las dudas sobre la transparencia y el manejo de las acusaciones.
Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, figura respetada en la comunidad eclesiástica dominicana, ha desempeñado un papel significativo en la formación teológica y espiritual de muchos jóvenes a través de su trabajo en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino y su involucramiento en movimientos juveniles. Sin embargo, su legado se ve ahora ensombrecido por las acusaciones que han surgido, las cuales no han sido directamente abordadas por él ni por la archidiócesis hasta el momento.
La renuncia de Ángeles y las circunstancias que la rodean ponen de relieve los desafíos que enfrenta la Iglesia Católica en su lucha contra el abuso sexual clerical. A pesar de los esfuerzos por promover la transparencia y la rendición de cuentas, el caso sugiere que aún queda un largo camino por recorrer, especialmente en la región de América Latina, donde la Iglesia juega un papel crucial en la vida social y espiritual de muchos.
La reacción del Vaticano ante esta situación ha sido observada de cerca por fieles y críticos por igual, pues representa no solo el tratamiento de un caso individual, sino también el enfoque global de la institución hacia los abusos y el encubrimiento. La decisión rápida del Papa Francisco de aceptar la renuncia de Ángeles podría interpretarse como un intento de manejar la situación con seriedad, aunque para algunos, las acciones concretas en términos de justicia y claridad aún se encuentran pendientes.
El caso de monseñor Benito Ángeles no es aislado, pero de ser cierta la acusación, sí sería emblemático de los retos y la urgencia que enfrenta la Iglesia en materia de abuso sexual clerical. A medida que la sociedad exige mayor responsabilidad y transparencia, la Iglesia debe navegar entre la preservación de su autoridad moral y la necesidad de confrontar abiertamente las faltas dentro de sus filas. La evolución de este caso y otros similares será determinante en la percepción pública de la institución y en su camino hacia la redención y la confianza de sus fieles.