Nuevo estudio revela la conexión inextricable entre aumento de temperaturas y degradación plástica, agudizando la problemática climática y ecológica
Un estudio reciente publicado en Nature Communications ha sacado a la luz cómo el calentamiento global y la contaminación plástica, tradicionalmente vistos como desafíos ambientales separados, están de hecho profundamente entrelazados, formando un círculo vicioso que refuerza y agudiza mutuamente sus efectos destructivos. Esta interconexión representa un desafío aún mayor para la gestión medioambiental y la sostenibilidad global, impulsando la urgencia de acciones coordinadas para mitigar su impacto.
El deterioro acelerado de los plásticos debido al incremento de las temperaturas globales conlleva a una demanda creciente de estos materiales, cuya producción y descomposición liberan significativas cantidades de gases de efecto invernadero, exacerbando a su vez el calentamiento global. Xinfeng Wei, investigador principal del estudio y experto en materiales poliméricos en el Real Instituto de Tecnología KTH de Estocolmo, destaca esta dinámica autorreforzante como un serio contribuyente a ambos problemas.
En 2019, la producción y gestión de plásticos fue responsable del 3.4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, equivalente a aproximadamente 1,800 millones de toneladas, con proyecciones que indican un posible doblamiento de esta cifra para 2060. Este dato alarmante subraya la importancia de reevaluar y rediseñar el ciclo de vida del plástico para alinear mejor con las metas climáticas globales.
Los investigadores describen cómo el calentamiento afecta negativamente las propiedades estructurales y funcionales de los polímeros, tales como la rigidez del polietileno, el polipropileno y el cloruro de polivinilo, lo que a su vez lleva a un reemplazo más frecuente y aumenta la producción de desechos plásticos. Estos efectos secundarios van desde la reducción de la fiabilidad de los envases de alimentos hasta el incremento de la polución por microplásticos en cuerpos de agua y hábitats naturales.
Además, el estudio advierte sobre la liberación acelerada de compuestos orgánicos volátiles y otros químicos tóxicos desde los plásticos al ambiente bajo condiciones de calor, lo que representa un riesgo adicional para la salud humana y ecológica. Estos hallazgos resaltan la necesidad crítica de abordar conjuntamente el cambio climático y la contaminación plástica como partes de un problema ambiental complejo y multifacético.
La llamada a la acción de Wei y su equipo es clara: es imperativo movilizar esfuerzos en todos los sectores relacionados con la producción, uso y disposición del plástico para contrarrestar estos efectos interconectados y mitigar su impacto en el cambio climático y la salud del planeta. Este estudio no solo arroja luz sobre la relación simbiótica entre dos de los mayores retos ambientales de nuestra época, sino que también subraya la urgencia de adoptar estrategias integradas y sostenibles para su manejo.