Nuevas evidencias arqueológicas revelan la habilidad de los primeros humanos para superar catástrofes naturales.
Miércoles, 20 de marzo de 2024.-La investigación arqueológica en el Cuerno de África arroja luz sobre cómo los primeros humanos modernos no solo sobrevivieron, sino que prosperaron después de la catastrófica erupción del volcán Toba hace 74.000 años, un evento que casi extinguió a la población humana en aquel entonces.
Según el estudio publicado en Nature, la flexibilidad de comportamiento de estos antiguos pobladores no solo les permitió sobrevivir a la supererupción, sino que también pudo haber facilitado su posterior dispersión fuera de África y hacia el resto del mundo.
El análisis se centró en el sitio arqueológico Shinfa-Metema 1 en las tierras bajas del noroeste de Etiopía, a lo largo del río Shinfa. Los investigadores documentaron la presencia de pequeños fragmentos de vidrio volcánico que coinciden con la composición química de Toba, confirmando así la relación temporal entre la erupción y la ocupación humana en el área.
Una de las innovaciones destacadas en este estudio es el uso de criptotefras, fragmentos microscópicos de vidrio volcánico, para correlacionar sitios arqueológicos en toda África con una resolución temporal sin precedentes.
Los efectos climáticos de la erupción volcánica prolongaron las estaciones secas y alteraron los patrones de disponibilidad de agua y alimentos, lo que probablemente llevó a la migración de los humanos en busca de recursos adicionales.
Los hallazgos sugieren que durante la época de ocupación humana en el sitio, la región experimentó largas estaciones secas, similares a las condiciones áridas que se encuentran en el este de África en la actualidad.
Refiere que la escasez de agua llevó a la adaptación de los humanos, quienes recurrieron a la caza de animales que se congregaban en los pocos pozos de agua restantes. Con el tiempo, la disminución de los recursos hídricos impulsó a la población hacia la pesca como fuente principal de alimento.
Los efectos climáticos de la erupción volcánica prolongaron las estaciones secas y alteraron los patrones de disponibilidad de agua y alimentos, lo que probablemente llevó a la migración de los humanos en busca de recursos adicionales.
Estos hallazgos resaltan la capacidad de adaptación y resiliencia de los primeros humanos modernos frente a eventos catastróficos, proporcionando una visión única sobre cómo nuestra especie ha enfrentado desafíos ambientales a lo largo de la historia.