En el escrito "Las profecías del papa 112 y el fin de los tiempos" son señaladas cosas importantes.
Santo Domingo.- Estamos entrando en el escenario de Semana Santa, período cristiano que debería servir para la reflexión de millones de humanos que por tradición se han aferrado a la ciega idea de que existe un ser supremo en el universo que lo ve todo, que premia al bueno y destruye a los malos.
Pero por más severos que pudieran ser los castigos a los malos, las narraciones de la historia nos muestran imágenes desgarradoras, preocupantes, respecto a la destrucción del hombre por el hombre en las diversas modalidades. Es decir, da la impresión de que los malos hombres son los que tienen el control. ¿Es que son inmunes al castigo celestial?
Algunas de las nefastas acciones humanas están registradas en las ilustraciones de grandes visionarios, como Michel de Nôtre-Dame, latinizado normalmente como Nostradamus, a quien se le atribuye haber predicho con precisión muchos de los sucesos mundiales más sonados.
Otro personaje fue Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento que vivió la época posterior a la reedificación del templo y a la restauración de la adoración, vio al pueblo volviéndose de nuevo a su vieja vida de pecados. Además de reprenderlos por su condición espiritual, predijo también la venida del Mesías.
En el escrito "Las profecías del papa 112 y el fin de los tiempos" son señaladas cosas importantes, especialmente luego de la renuncia de Benedicto XVI, cuando empiezan a darse todo tipo de cábalas sobre el destino que han encarado los pontífices. "Quien reciba el papado de manos de Benedicto XVI reinará durante la persecución final de la Iglesia”, dice la inscripción 112 perteneciente a San Malaquías de Armagh.
Expresaba que el último jefe de la iglesia será Pedro el Romano y a él corresponderá llevar al pueblo de Dios a las escalinatas del juicio final, pero antes de esto, habrá un papa, el 112, a quien le tocará lidiar con las tribulaciones de su pueblo en medio de la peor de las hecatombes: la destrucción de la ciudad de las siete colinas (Roma) y la diáspora total.
Se trata de la célebre profecía de las 112 Santidad anunciada en 1595, donde se establece que el último pontífice podría morir y, dado el devenir de la historia, podría tratarse de Francisco. No explica cómo moriría, si asesinado o envenenado, martirizado o estrangulado, como ha ocurrido con otros.
A lo largo de la historia, varios papas católicos han muerto asesinados en circunstancias que no se han encontrado pruebas definitivas. Citando algunos casos, la tradición revela que el primer papa, Pedro, murió crucificado, cabeza abajo; Clemente I, fue lanzado al mar con un ancla atada al cuello; Silverio falleció de inanición y encarcelado en el reinado del emperador Justiniano.
Si la revelación de San Malaquías de Armagh es correcta, el actual papa Francisco, quien sucede a Celestino II como el Papa 112, sería el temido Pedro el Romano, el último prelado antes del fin del mundo. Este profeta, el arzobispo católico irlandés, ha hablado casi sin equivocarse del destino de las supremas autoridades de la Santa Sede.
Malaquías tuvo visiones que describen a los pontífices de la iglesia romana. Se comenta que muchos casos parecen haber acertado con asombrosa precisión. Por ejemplo al papa 110, Juan Pablo II, lo relaciona con el sol. Nació y murió en días de eclipse de sol. Al 109, Juan Pablo I, lo asocia con la mitad de la luna. Su pontificado duró apenas 33 días, lo que se podría asemejar con una tarea sin terminar, con una luna media.
Dos hechos adicionales parecen confundir más a quienes gustan de este tipo de teorías. Por una parte, el papa de la destrucción en varias oportunidades es asociado a un sacerdote negro y esta versión recae sobre que el nigeriano Francis Arinze o el ghanés Peter Turkson, obispos que podrían promoverse al trono de Pedro.
Se ha comentado que el vaticinio de Malaquías podría orientarse a la decadencia y fin de la iglesia. En ese caso, afirmaba que el papa 112 podría ser más bien un jerarca incapaz de aplicar los cambios que la iglesia católica requiere para seguir siendo esa institución poderosa que hasta ahora permeó la sociedad, por lo menos la de occidente.
¿Será Francisco, quien sucede a Celestino II como el Papa 112, el temido Pedro el Romano, el último prelado católico antes del fin del mundo? Es un panorama muy impresionante. Solo es cuestión de esperar a ver qué sucederá con esa profecía.