En una conmovedora Vigilia Pascual, el líder de la Iglesia Católica invoca la superación del dolor y la restauración de la esperanza.
VATICANO.- Durante la emotiva Vigilia Pascual celebrada este Sábado Santo en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco ha proyectado un poderoso mensaje de esperanza y renovación frente a los conflictos y desafíos que enfrenta el mundo.
La ceremonia, que se extendió por cerca de dos horas en una iglesia envuelta inicialmente en completa oscuridad, sirvió de escenario para la reflexión del Pontífice sobre las "lápidas" que hoy sofocan a la sociedad, impidiendo el florecer de la vida y la confianza.
En su homilía, Francisco habló directamente al corazón de los fieles y a la comunidad global, destacando cómo el miedo, la amargura y los fracasos personales y colectivos pueden obstaculizar el camino hacia la alegría y la esperanza.
Mencionó específicamente las "piedras" de egoísmo, indiferencia, y especialmente, aquellos "anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra", resaltando el sufrimiento que estas realidades generan a nivel mundial.
El Papa no solo se concentró en las adversidades, sino que enfatizó la esencia de la celebración pascual como una victoria de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, y del renacimiento de la esperanza entre los escombros del fracaso. Esta perspectiva, lejos de ser un mero recuerdo del pasado, se presenta como un recordatorio actual de que ningún fracaso o dolor debe tener la última palabra en nuestras vidas.
La vigilia comenzó con el simbólico acto de la bendición del fuego y la preparación del cirio pascual, procedimientos que evocan el triunfo de la luz sobre la oscuridad.
Además, el Papa Francisco, manteniendo la tradición, administró el sacramento del bautismo a ocho adultos provenientes de diversas partes del mundo, signo de la inclusión y renovación que promueve la Iglesia.
Esta Vigilia Pascual se convierte así en un llamado a la comunidad internacional para superar la división, el odio y la violencia a través de la restauración de la paz y el amor.
El mensaje del Papa Francisco resonará en aquellos que buscan la luz en medio de las tinieblas, impulsando un cambio positivo en un mundo necesitado de reconciliación y esperanza.