Representantes de esas entidades pretenden que el país cargue con la terrible carga de las desgracias haitianas.
Ahora más que nunca Haití está de moda porque organismos internacionales hablan de sus miserias, necesidades y penurias, pero sin fijar una salida institucional concreta ante el caos y violencia que imponen las bandas armadas que controlan ese territorio.
Sólo buscan crear una grave desestabilización y crisis político social en la región, especialmente en la República Dominicana, que no puede hacer más por los haitianos. ¿Cuándo los demás países asistirán al vecino territorio?
Sobresale, además, el chantaje que pretenden imponer a las autoridades dominicanas organismos como Amnistía Internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que sistemáticamente están acusando a la República Dominicana de supuestos maltratos hacia los haitianos.
Representantes de esas entidades pretenden que el país cargue con la terrible carga de las desgracias haitianas, cuyos orígenes en verdad data de varios siglos atrás, tal y como lo narró el inmortal pensador y héroe y libertador de Cuba, José Martí, quien escribió lo siguiente:
“Con Haití no hay posibilidad de entendimiento, todas las verdades de las ciencias políticas y económicas se estrellan contra esa realidad brutal. Es una cultura de miseria, degradación y pobreza que se los tragara irremediablemente a menos que opongan una seria resistencia. Cierren la frontera o restrinjan al máximo. Que se invierta todo lo que se quiera, internamente, en Haití, pero no liguen los pueblos porque nada bueno saldrá. Haití no es una nación, es una masa de gente, y con intenciones muy siniestras hacia los dominicanos”.
A nadie se le ocurre acusar a Martí de racista y de xenófobo porque su pensamiento con respecto a los haitianos es de índole histórico y sociológico, así lo entendió. Y haría lo mismo, si fuera un hombre de esta época.
El libertador de Cuba fue preciso al advertir sobre la peligrosidad que representa Haití para la integridad de República Dominicana. De ahí, que es muy correcta la inversión en el fortalecimiento y seguridad de nuestra frontera, así como en el equipo tecnológico y de armas de nuestros cuerpos de seguridad fronterizos.
En estos tiempos modernos hay organismos internacionales que sin ningún derecho pretenden inmiscuirse en los asuntos internos de los países, incluso, pretendiendo reemplazar el legítimo derecho de los Estados organizados de dirigir y aplicar sus leyes migratorias.
Injerencia inaceptable
No se entiende porque Amnistía Internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), insisten en pretender trazar la pauta al Estado dominicano sobre lo que debe hacer con relación a su política migratoria sobre Haití.
Ninguno de esos organismos tiene facultad ni derecho para conminar a un Estado soberano como la República Dominicana a tirar por las bordas su política migratoria porque se trata de un instrumento de seguridad interna, de protección legítima de todos sus ciudadanos y de su territorialidad.
Sólo en el primer trimestre del 2024 las autoridades de la Dirección de Migración deportaron a más de 28 mil haitianos ilegales. Además, fueron deportados otros 14 extranjeros, siete de ellos estadounidenses; tres colombianos, un venezolano, un holandés y un italiano.
La institución gubernamental precisa que esas deportaciones están amparadas en el no cumplimiento de la Ley General de Migración 285-04.
Y plantea también, que esos procesos de interdicción se hacen conforme a lo que dice la Ley 275-04, basado en el respeto a los derechos humanos y apegados a las normas internacionales de la que República Dominicana es signataria.
EE. UU. expulsará a los haitianos
¿Por qué esas entidades no presionan al gobierno de Estados Unidos que ratificó recientemente que expulsará a todos los haitianos ilegales que pretendan ingresar a su territorio vía marítima?
El presidente Joe Biden dijo que serán deportados de inmediato los haitianos que busquen penetrar a esa nación a través del mar.
El presidente de la República, Luis Abinader, valientemente ha defendido en diversos escenarios locales e internacionales que el país no permitirá campos de refugiados haitianos.
Asimismo, ha sido firme en exponer que no hay solución a la crisis haitiana desde la República Dominicana, como perversamente pretenden imponer algunos organismos internacionales.
La generalidad de los dominicanos y sus instituciones patrióticas, como el Instituto Duartiano, apoyan esa posición del mandatario.
Haití, sumergido en la miseria por siempre
El foco mediático internacional está actualmente sobre Haití, pero resulta, que esa miseria, hambruna, desnutrición, sangre, desigualdad y caos generalizado en el sistema de salud, ambiental y de salubridad no es cosa de ahora, prácticamente ha estado presente desde la independencia haitiana.
La comunidad internacional ha fracasado en solucionar la terrible crisis de violencia y destrucción haitiana, al igual que el genocidio de Israel contra el pueblo de Palestina.
El clamor de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra ambos conflictos simplemente se ha quedado en el interior de ese organismo mundial.
Es tiempo suficiente de pasar de los discursos a las acciones concretas al menos que estemos viviendo en el mundo de las barbaries, donde las instituciones y organizaciones de la sociedad simplemente son lanzadas al zafacón por quienes prefieren el caos y la destrucción en este mundo de la modernidad y la tecnología.
Artículo de Manuel Díaz Aponte