El sueño de millares de jóvenes alrededor del mundo es ponerse un uniforme de las Grandes Ligas y brillar para convertirse en millonarios.
Quién olvida la pelota lanzada por el zurdo Randy Jhonson que reventó una paloma cuando voló cerca del diamante del estadio. Era una recta a más de 100 mph suficiente para romperle los huesos a un ser humano.
Ese 24 de marzo de 2001 será recordado por los seguidores del estelar zurdo del conjunto de Diamondbacks de Arizona y actual miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.
El sueño de millares de jóvenes alrededor del mundo es ponerse un uniforme de las Grandes Ligas y brillar para convertirse en millonarios, en medio de un negocio que demanda esfuerzo muscular y mental por encima de las limitaciones humanas.
¿Acaso ningún pelotero que suscribe un contrato de Grandes Ligas está exento de presiones para aumentar cada vez más su capacidad ofensiva y de resistencia física con miras a duplicar su rendimiento en el terreno de juego?
En verdad, esos contratos multianuales y que envuelven millones de dólares tienen un costo muy elevado de entrega y sacrificio para ese beisbolista que busca alcanzar fama y fortuna.
Ni pensar en los casos en que un pelotero para aumentar su rendimiento físico tiene que ingerir sustancias algunas veces hasta prohibidas que ponen en riesgo su propia vida.
En estos momentos donde las lesiones particularmente de lanzadores aumentan alarmantemente y de manera preocupante, hay quienes piensan que se deben adoptar reglas para reducir los casos.
En la medida en que la competitividad y exigencia del negocio demandan mayores esfuerzos de los protagonistas en el terreno de juego, mayores son los cuadros de lesiones que siguen sacando de acción a jugadores estelares y muy particularmente los lanzadores.
El ex lanzador Pedro Martínez, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, recientemente escribió lo siguiente sobre el tema: “Cuando vemos tantos lanzadores prometedores de la MLB con menos de 200 entradas en las menores, mucha masa muscular, ligamentos pequeños poco trabajados y un equipo que exige la máxima velocidad en todo lo que lanzan, estamos viendo la combinación letal perfecta para las lesiones en el brazo”.
Esos Gurúes trazan la estrategia
Las oportunas y sabias apreciaciones de Martínez, quien responsabilizó de la situación a los gurús de la analítica en las oficinas centrales de la MLB por las lesiones en el codo de los últimos años.
Fue puntual al indicar que” el departamento de análisis ha obligado a los niños pequeños presionándolos para que tengan revolución, velocidad y tasa de giro… eso es demasiado para los ligamentos de los bebés”.
Está claro, que detrás de tantas bellezas en esos contratos multimillonarios están presentes los esfuerzos inimaginables que debe agotar un atleta de alto rendimiento.
Las reglas, estrategias, estilo de juego y normativas aplicadas en las Grandes Ligas han cambiado con relación a lo que prevalecía décadas atrás.
Eso significa, además, que desde la óptica de quienes ven más allá del presente, el juego de pelota en la gran carpa es simplemente negocio y rentabilidad.
Los tiempos aquellos del romanticismo cuando Juan Marichal, Bob Gibson y Sandy Koufax brillaban en los diamantes lanzando partidos de hasta 20 y 25 innings no volverán jamás.
¿Por qué las dolencias en el codo y hombro del brazo de lanzar no eran tan frecuentes como actualmente ocurre?, la mejor respuesta la ofreció el inmortal del béisbol, Pedro Martínez, citada en este artículo.
Tirar la bola durísimo
En cualquier espacio donde se practique béisbol en Latinoamérica, se pueden apreciar a niños buscando alcanzar ese sueño. Y si es la posición de lanzadores, su principal objetivo es tirar duro, durísimo hasta llegar a 100 mph. Y a partir de ahí, los denominados “caza talentos” comienzan a perseguirlos intensamente.
La lista de lanzadores que han pasado o están ingresando al quirófano por lesiones en el codo o en el hombro es extensa y podemos citar a Jacob deGrom, estelar lanzador de los Mets de Nueva York sobresale por su excelente recuperación que lo llevó a ganar dos Premios Cy Young consecutivos de la Liga Nacional en el 2018 y 2019. Fue operado en el 2010 cuando integraba una liga de novatos, antes de integrarse a los Mets.
Stephen Strasburg
Jonny Venters
Adam Wainwright
Rich Hill
Seunghwan Oh
John Smoltz
Eric Gagn
Epidemia que preocupa
El experimentado periodista deportivo de ESPN, Enrique Rojas, aborda la situación desde la siguiente óptica. “En un período reciente de 48 horas, Eury Pérez, Shane Bieber y Spencer Strider, respectivamente, el mejor lanzador joven del béisbol, ganador del Cy Young de la Liga Americana 2020 y el actual rey de los ponches del juego, sufrieron daños en los codos. Un juego que ya tiene muy pocos lanzadores abridores continúa perdiendo su mayor talento a un ritmo alarmante”.
En la lista de lanzadores operados del codo o del hombro se encuentran Sandy Alcántara, de los Marlins de la Florida; Félix Bautista, de los Orioles de Baltimore y Luis Severino, actual serpentinero de los Mets de Nueva York.
Lo extraño es que en una época en que los brazos de los lanzadores son cuidadosamente tratados, incluyendo número de pitcheos restringidos, monitoreos continuos y de relevistas auxiliares, las afecciones en el brazo de lanzar están aumentando de manera preocupante.
¿Qué es la Tommy John?
La operación Tommy John consiste en la reconstrucción del ligamento colateral del codo. Se trata de un injerto en el que el cirujano toma un tendón de otra parte del cuerpo, que puede ser el brazo contrario, la cadera o la rodilla del atleta, para reemplazar el ligamento medial del codo dañado.
Artículo de Manuel Díaz Aponte