Recuperar el país del latrocinio en que lo sumió el PLD, convertido en partido hegemónico, era, pues, urgente.
Un presidente, del país que sea, debe tener sentido de la historia. ¡Y Luís Abinader lo tiene! Y no lo digo yo, que tengo una relación cercana con él, lo dicen los hechos.
Al asumir el poder, en agosto del 2020, encontró un país devastado por la corrupción que se llevaba todos los años entre un 4 y un 5% del Producto interno Bruto, Sus antecesores vendieron a precio vil las empresas del Estado, entregaron los recursos naturales renovables y no renovables al gran capital, nacional y extranjero; dejaron las instituciones gubernamentales en bancarrota, sin dinero suficiente para pagar la nómina pública.
Al perder las elecciones los funcionarios depredaron el Estado llevándose vehículos, cuadros que adornaban las oficinas, vehículos, equipos eléctricos como aire acondicionado, computadoras, etc. El Estado se convirtió en una piñata cuando el PLD perdió las elecciones.
El presidente Abinader encontró las arcas del Estado vacías. ¡sus antecesores se llevaron todo cuánto pudieron. ¡Cargaron con todo cuanto pudieron, igual que en el 2000 cuando Hipólito Mejía ganó las elecciones!
Lo penoso, lo trágico, es que no cayeron presos, que no le quitaron lo que se robaron. Y por ahí andan, exhibiendo sus fortunas, presentándose como candidatos en las elecciones con el dinero que le robaron al pueblo. ¡Coño!
Abinader encontró un Estado fallido y jodido. La gente no tiene ni idea de lo que sucedió en el país durante los 20 años del PLD, de Leonel Fernández y Danilo Medina, que no terminaron en la cárcel porque se blindaron judicialmente.
Recuperar el país del latrocinio en que lo sumió el PLD, convertido en partido hegemónico, era, pues, urgente. No había dinero, pero se necesitaba con urgencia. El presidente Abinader formó un equipo inteligente, honesto y trabajador. Formó los “gabinetes” en las instituciones públicas. Fue una labor titánica. Paralelamente a la recuperación económica, Abinader se encontró con la pandemia del Covid-19 que afectó prácticamente todo el mundo.
Al país le “cayeron los palitos”. El mundo estaba cerrado. La gente cayendo muerta como moscas en Asia, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Sin embargo, fruto del trabajo tesonero, de la transparencia y el manejo correcto de los recursos y de los protocolos sanitarios, la República Dominicana fue de los primeros países del planeta en enfrentar y salir airoso de la pandemia. Se recuperó la salud del pueblo, el turismo, el empleo, la economía, etc. El presidente Abinader fue reconocido internacionalmente por el éxito alcanzado.
No bien el gobierno sale de la pandemia, cuando llega la crisis económica y con ella la inflación. No terminan cuando se presenta la guerra de Rusia, Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El petróleo se dispara igual que los alimentos. Los elementos exógenos atentaban contra la paz social y la gobernabilidad. No obstante, Abinader mantuvo la barca a flote y la condujo a buen puerto. Y para no cansarles el cuento, se presenta la crisis haitiana y se convierte en el principal problema del país.
Gracias al trabajo, la honestidad, las buenas prácticas y la transparencia del presidente Abinader, este país dejó de ser uno de los más corruptos del mundo.
Como puede verse, el presidente Abinader ha sido un titan. Trabaja como el que más, todos los días, 15 y 16 horas, sin descanso ni siquiera los fines de semana. Es lo que se llama, parafraseando a Guillermo Moreno, próximo senador de la capital, “un presidente en serio”; un presidente de verdad.
Esas y otras razones son las que lo convierten en un presidente para la historia; en alguien que llegó a resolver problemas, a conducir el país por senderos de progreso y desarrollo. No en vano el pueblo le da un respaldo tan grande, como lo muestran las encuestas. El presidente se ha ganado el derecho a gobernar cuatro años más el país. No es un regalo, es algo que se ha ganado con su esfuerzo, dedicación, pasión y anhelo. Nadie le está regalando nada, se ha ganado el derecho a continuar dirigiendo los destinos de la nación.
El próximo periodo será de avance y progreso. No tengo dudas. En una conversación que sostuvimos no hace mucho, me habló de sus planes y proyectos para los próximos cuatro años. No hay dudas, Luís Abinader será recordado como uno de los mejores presidentes que ha tenido el país desde su fundación en 1844.