Los efectos físicos pueden incluir mareos, confusión, alucinaciones y convulsiones, poniendo en grave peligro la vida del individuo.
SANTO DOMINGO.-En las calles de la República Dominicana y muchos otros países, es común encontrar jóvenes con un aspecto descuidado que hacen uso del pegamento como sustancia alucinógena en busca de emociones fuertes o para escapar de problemas personales.
Este hábito, menos conocido pero igualmente peligroso que el consumo de drogas ilícitas, plantea serias interrogantes sobre sus impactos en la salud. Ahora, un sitio de noticias científicas nos revela la verdad detrás de esta práctica.
Según el sitio de noticias de ciencia y tecnología Amazings, los efectos de la intoxicación por inhalación de pegamento pueden ser alarmantes. Desde beligerancia y apatía hasta deterioro del juicio y desempeño inapropiado en el trabajo y la sociedad, los usuarios se enfrentan a una serie de consecuencias graves.
El contenido de sustancias químicas volátiles en el pegamento, como el tolueno, puede tener efectos tóxicos significativos en el cerebro y el sistema nervioso. Esto puede resultar en daño cerebral irreversible, afectando la cognición, la memoria y el comportamiento.
Además, los efectos físicos pueden incluir mareos, confusión, alucinaciones y convulsiones, poniendo en grave peligro la vida del individuo, destaca el texto del referido sitio web, que recoge Prensa Latina.
La inhalación prolongada de vapores de pegamento también puede conducir a problemas respiratorios y cardiovasculares graves, como dificultad para respirar, tos persistente y daño pulmonar.
Asimismo, dicha práctica aumenta el riesgo de inflamación de las vías respiratorias y de infecciones pulmonares, así como daños en el sistema cardiovascular.
Desde beligerancia y apatía hasta deterioro del juicio y desempeño inapropiado en el trabajo y la sociedad, los usuarios se enfrentan a una serie de consecuencias graves.
A corto plazo, el uso de pegamento puede provocar euforia, desorientación y pérdida de conciencia. A largo plazo, aumenta el riesgo de daño cerebral permanente, trastornos del estado de ánimo y del sueño, y problemas de coordinación motora.
También su uso puede llevar a una adicción física y psicológica, lo que dificulta abandonar este hábito incluso cuando se reconocen sus peligros.
Los adolescentes y jóvenes son especialmente vulnerables a estos riesgos, ya que a menudo recurren a estas sustancias en busca de emociones fuertes o para escapar de problemas personales.
Se recomienda abordar este problema con prevención y concienciación, educando a la comunidad sobre los riesgos asociados y proporcionando información sobre los signos de abuso de sustancias.
En este esfuerzo, la participación de la familia, educadores y profesionales de la salud es fundamental.