El proceso democrático más multitudinario de la historia conlleva seis semanas seguidas de votaciones
MADRID.-En torno a 970 millones de personas están registradas para votar en las elecciones generales que arrancan el próximo viernes 19 de abril en India, cuyas autoridades anticipan como la mayor participación jamás vista en un proceso democrático.
Las elecciones a los 543 escaños de la Lok Sabha, la cámara baja del Parlamento indio, durarán 44 días, hasta el 1 de junio, y el resultado que será anunciado tres días después decidirá al nuevo primer ministro del país, con el actual mandatario, el ultranacionalista Narendra Modi, como destacado favorito para renovar el cargo por segunda vez frente a una fragmentada oposición.
Como apunte: un 25 por ciento de los escaños están reservados para la casta dalit y las tribus indígenas o adivasi de India, dos de los sectores sociales más desfavorecidos. Cabe recordar además que, aunque el Parlamento indio aprobó recientemente una nueva medida para reservar un tercio de los escaños legislativos para las mujeres, la puesta en marcha de esta ley se ha retrasado hasta después de 2024.
El proceso está dividido en siete fases de votación repartidas durante seis semanas. La segunda fase tendrá lugar el 26 de abril; la tercera el 7 de mayo; la cuarta el día 13 de ese mes, y la quinta y la sexta se celebrarán los días 20 y 26 de mayo. La séptima y final tendrá lugar el 1 de junio, tres días antes de la publicación de los resultados, el 4 de junio, según ha explicado el jefe de la comisión, Rajeev Kumar.
Es el proceso más numeroso y también el más costoso. Partidos (más de 670) y candidatos (más de 8.000) se gastaron en 2019 unos 8.500 millones de dólares (unos 7.900 millones de euros) en su campaña electoral, una cifra que la votación de este año superará casi con toda probabilidad, según estima el centro de estudios del Carnegie Endowment for Peace.
El actual mandatario, el ultranacionalista Narendra Modi, figura como destacado favorito para renovar el cargo por segunda vez frente a una fragmentada oposición.
A lo largo de la votación, los ciudadanos podrán depositar su papeleta en alguna del millón de cabinas de voto distribuidas por todo el país — un mínimo de una cada dos kilómetros, pretende la Comisión Electoral — bajo la mirada de más de 15 millones de voluntarios para atender cualquier duda que se les pudiera presentar, incluso si para ello tienen que viajar hasta Tashigang, a 4.600 metros de altura, donde se encontraba en 2019 la cabina de votación a mayor altitud del planeta.
Otra curiosidad: el único habitante del remoto Parque Nacional Gir, en Gujarat, hogar de los últimos leones asiáticos en libertad, tiene su propio colegio electoral con su propia máquina de votación electrónica, porque no hay papeletas de papel para votar en persona.
La distribución en fases obedece también a una cuestión esencial de seguridad. Unos comicios simultáneos serían imposibles de vigilar por las fuerzas de seguridad indias, especialmente en zonas caracterizadas por sus elevados niveles de violencia política, especialmente durante las elecciones, como el estado de Bengala Occidental.
Otro estado al margen es el de Jammu y Cachemira, tradicionalmente marginado por el Gobierno federal indio, que ha visto aplazadas sus expectativas de celebrar sus ansiadas elecciones al Parlamento local ante la imposibilidad de hacerlas simultáneamente con las generales. Este pasado fin de semana, Modi y Kumar prometieron a los habitantes del estado que los esperados comicios tendrán lugar "pronto", en el momento en que "las fuerzas de seguridad estén disponibles".