En todo momento, se apreció al presidente Abinader seguro y sosegado al responder las preguntas formuladas por los moderadores.
El presidente Luis Abinader no tan solo fue el ganador indiscutible del debate de candidatos presidenciales en la República Dominicana, sino que, además, demostró habilidad, inteligencia, capacidad expresiva y manejo puntual de datos que proyectan una efectiva gestión gubernamental.
Simultáneamente, se convirtió en el primer mandatario en ejercicio que participa en un debate presidencial en la historia democrática del país, lo que reafirma su liderazgo y dotes para conducir los destinos nacionales.
Contrariando a algunos de sus cercanos colaboradores y hacedores de opinión pública que entendían que era un “riesgo” de Abinader exponerse ante un debate cuando la mayoría de las encuestas lo perfilan ganador en primera vuelta en los comicios presidenciales del 19 de mayo, sin embargo, asistió y convenció con su dominio escénico e irrebatibles argumentos.
Los primeros sondeos de periódicos nacionales sobre la opinión de la ciudadanía en torno a la controversia de los tres principales candidatos presidenciales apuntan a que Abinader logró superar a sus dos contrarios en la exposición.
En efecto, Luis Abinader, según el Listín Diario alcanzó un 85.5% de valoración positiva entre los que siguieron el debate; mientras que el digital Acento.com le otorgó un 66.5% y El Caribe 61%.
Los aspirantes presidenciales que intervinieron en el evento organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) son Abel Martínez, por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD); Leonel Fernández, Partido Fuerza del Pueblo (FP), y Luis Abinader por el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
En todo momento, se apreció al presidente Abinader seguro y sosegado al responder las preguntas formuladas por los moderadores relacionadas a la economía, seguridad ciudadana, educación, producción agrícola, salud, medio ambiente, migración, seguridad fronteriza y Haití.
Como es lógico suponer, el enfoque resumido de los planteamientos del jefe de Estado estuvo en la enumeración de las principales obras ejecutadas en el actual mandato.
Mientras que el expresidente Fernández y Abel Martínez rebatieron cifras de la exposición gubernamental.
Defensa de la Soberanía
Un punto coincidente entre los tres participantes del debate fue cuando Abinader abordó el legítimo derecho de la República Dominicana de deportar a los haitianos indocumentados, así como a cualquier otro extranjero en esa condición.
Incluso, Leonel Fernández, dijo que el país debe rechazar las pretensiones de algunos organismos internacionales que pretenden que los dominicanos acepten campos de refugiados haitianos.
Abel Martínez también hizo lo propio y reconoció que la masiva inmigración haitiana representa un serio peligro para la estabilidad de nuestra nación.
La presencia de Abinader en el debate organizado por ANJE representa la visión de transparencia que caracteriza la gestión y personalidad del primer Ejecutivo. Al mismo tiempo, es una magnífica contribución a la cultura del debate político en el país.
Ciertamente, la democracia dominicana se fortalece notoriamente con esta deliberación transmitida por radio, televisión e internet.
Todos los protagonistas del esperado debate salieron ganando y de paso, se vislumbra en el horizonte una nueva manera de hacer política en República Dominicana para superar los viejos esquemas de confrontación, dogmatismos y fanatismos frenéticos que impulsan un sentimiento de violencia entre la militancia de los partidos reconocidos por la Junta Central Electoral (JCE).
Ambiente de respeto
A juzgar por el ambiente de confraternidad y respeto que prevaleció entre Abinader, Leonel y Abel cuando los tres abordaban las preguntas formuladas parecería que nos encaminamos a dejar atrás los traumas electorales de años pasados.
Ello, debe servir como un fiel compromiso de aceptar los resultados de las elecciones presidenciales venideras independientemente de quien resulte ganador.
La economía dominicana depende esencialmente del turismo y cualquier alteración del orden constitucional y normativa democrática nos afectaría sensiblemente. Por tanto, la madurez y sensatez del liderato político nacional debe primar para enterrar para siempre aquellos tristes episodios de violencia y desestabilización poselectoral.
Así las cosas, todos somos compromisarios de resguardar y preservar nuestra estabilidad democrática para bien y tranquilidad de las presentes y futuras generaciones de dominicanos y dominicanas.
Las grandes crisis políticas de esta época son motivadas particularmente por diferencias del liderazgo de los partidos y ejemplo de ello, son las constantes luchas internas y desestabilización en la gobernanza de Perú, Argentina, Guatemala y Honduras.
La lucha tenaz entre los poderes ejecutivos y congresuales de esas naciones latinoamericanas es una seria amenaza para la democracia y estabilidad económica, y, además, una advertencia para otros países de la región.
El diálogo debe primar por siempre en la visión y manejo del accionar político dominicano porque ello garantiza que sigamos creciendo y recibiendo nuevas inversiones de capitales extranjeros que buscan establecerse en nuestro hermoso país.
Artículo de Manuel Díaz Aponte