Por tanto, la UASD no está en crisis, lo que está en crisis es el ciclo primero de universidad del movimiento reformador.
Cuando Ortega y Gasset escribió el libro “la Revolución de las masas”, no solo iniciaba el siglo XX, comenzaba también la incursión de un nuevo sujeto social que haría de la acción política y del conocimiento sus oficios, sus recursos, para la transformación social: los estudiantes universitarios. Este movimiento inició en el año de 1917, en la universidad de Córdoba, Argentina.
Este movimiento, inició con propuestas modestas, pero entonces radicales, a saber: exigían la democratización de la docencia y la participación activa de los estudiantes en el gobierno de la universidad, es decir el cogobierno estudiantil. Estas peticiones se condensaron en la noción de autonomía universitaria, en la solicitud de educación gratuita, el derecho a ingresar a la universidad de todo aquel que concluyera la secundaria y la unidad obrero-estudiantil. De manera general, estos objetivos fueron logrados gradualmente desde la Patagonia hasta más allá del río Bravo, atravesaron Europa de punta a punta. Consistió en lograr la participación de todos los subsectores que integran la universidad: profesores, estudiantes, personal administrativo y los egresados. Este movimiento sería una realidad en República Dominicana medio siglo más tardes, bajo la égida del movimiento renovador uasdiano, a lo largo de toda la década de 1960.
Como se observará, el capital no fue incorporado a las demandas, pero si el trabajo. Quizás esta sea la falencia que, andando en el tiempo, ha ocasionado el agotamiento del impulso estudiantil universitario. Lo que no se dice es que, al menos en Argentina, incorporó también a sindicatos y a grupos parlamentarios. Este movimiento se coronó con la acción política de llevar al poder a Hipólito Yrigoyen en la Argentina, más tardes a Perón y, posteriormente, a lo que hoy se conoce allí como peronismo o radicalismo. Dicho de otro modo, estamos hablando de un movimiento político e intelectual de izquierda exitoso. Es con la llegada al poder de Javier Milei, más de cien años después, cuando se intenta extrañar de Argentina, la historia de los últimos cien años de política de ese país.
Cabe destacar que, el movimiento libertario de Milei, se corresponde con ideas radicales de la rancia burguesía decimonónica de la patria de Sarmiento, en un contexto plagado de conquistas sociales del peronismo junto a la emergencia y consolidación del Estado social y democrático de derecho.
Dicho de otro modo, representa un atraso inexplicable desde la óptica historicista, la dialéctica y el sentido común, pero, explicable desde la perspectiva de la fenomenología y del método estructuralista. Con la advertencia de que, ni en los mejores días del éxito neoliberal de Margaret Thatcher, pudieron ser revocadas las conquistas sociales de los laboralistas ingleses. Por tanto, nadie debe sorprenderse de que la universidad pública, o bien el concepto de universidad pública y gratuita (que es una conquista derivada de la revolución burguesa de la Francia Revolucionaria de 1789 que caló en Argentina), haya hecho retroceder el intento privatista de Javier Milei como reseña la prensa por estos días.
El segundo paso de la reforma universitaria de los estudiantes de la universidad de Córdoba, consistió en luchar hasta obtener, el concepto de “docencia libre”, la docencia libre consiste en que se permite a toda persona cuya competencia esté comprobada por la posesión de grado universitario, de título profesional o por haber realizado obras, estudios o especialización en la materia de la cátedra, solicitar al consejo directivo, su admisión como profesor libre. Esta democratización de la cátedra impulsó el conocimiento en grado sumo. Por algo la Universidad de Buenos aires, Argentina, hoy en día se encuentra dentro de las cien mejores universidades del mundo.
La Revolución Bolchevique de 1917, simultáneamente, contribuyó a dar un giro todavía más hacia la acción política, al concepto y rol de la universidad de Córdoba como al movimiento estudiantil que la motorizaba. El bolchevismo victorioso significó un faro de humanismo renovador que se asimiló pronto a las demandas de reforma de la universidad Latinoamericana y no ya cordobesa. Este hecho, se complementó con un acontecimiento Latinoamericano que daría mayor luz al movimiento estudiantil renovador de las primeras dos décadas del siglo XX, se trató de la Revolución mexicana, la cual, también en 1917, coronó el encanto por las reformas universitarias latinoamericanas.
La conclusión de este primer ciclo de movimiento estudiantil pro reforma, concluyó con la idea de que los objetivos generales del movimiento, solo podrían materializarse, con un nuevo modelo de gobierno que realizare cambios estructurales o reformas progresivas. Este anhelo de cambio o reforma política, se hizo realidad en Perú con la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que dio lugar al aprismo todavía vigente en el Perú, en México, fue realidad con el PRI y motivo esencial para el Movimiento 26 de julio de Cuba. En pocas palabras, el movimiento reformador universitario pasó a convertirse en la base social del cambio en Latinoamerica. Esto iba de la mano con el movimiento sindical y con el concurso de los intelectuales orgánicos del cambio o profesores universitarios de la docencia libre, de la docencia académica.
El aprismo consiguió algo más, este movimiento además de incursionar en la acción política partiendo de la reforma universitaria para entrar a la política práctica, dio el salto de adicionar a las demandas político-estudiantiles, demandas antiimperialistas. Con lo cual, el movimiento reformador universitario adquirió una connotación de lucha por el cambio universal. A partir de entonces, el dilema de la reforma universitaria sería priorizar ¿cuál habría de ser su primera demanda, la reforma universitaria o una revolución social? Esto se hizo patético, sobretodo, en Cuba. Por tanto, la Revolución Cubana, quizás sea uno de los productos mejor elaborado del movimiento renovador universitario Latinoamericano. Pero, a nuestro juicio, el mayor aporte de la reforma universitaria fue la lucha contra las dictaduras Latinoamericanas. Es en este punto, donde la juventud latinoamericana dejó su mayor impronta, la mayor cantidad de sangre derramada por la libertad y la democracia.
En Brasil, el movimiento renovador universitario se integró a los campesinos, esto no quiere decir que en el resto de Latinoamerica el campesino no fuese tomado en cuenta por el movimiento renovador, significa que, en el caso carioca, este fue epicentro de la acción política.
El segundo ciclo del movimiento renovador universitario, inicia a partir de los años cincuenta del siglo XX, faltará una década para que la UASD entre al ciclo primero que comenzó con el siglo XX, es decir el movimiento universitario reformador de República Dominicana empezó cuando los demás estaban en el segundo ciclo. Esto es: ya se había superado el problema de participación, el acceso a la universidad se había hecho libre, se había conseguido el cogobierno, se había hecho parte de la acción política, de la lucha antiimperialista y la democratización de la universidad implicó su masificación; en cambio, RD daba los primeros pasos, en momentos de que de lo que se ponía en agenda, era el resolver el problema de la contradicción capitalista o, mejor dicho, la incapacidad de las fuerzas productivas del capitalismo dependiente Latinoamericano para absolver la mano de obra profesional que el movimiento reformador universitario había creado. En el momento en que la consigna de los estudiantes convertidos en profesionales en países como Colombia, por solo citar un ejemplo paradigmático, fue de la universidad a la selva. Esto es: pasaron a ser guerrilleros. Lo cual planteaba una crisis de la función o del rol de la universidad en la sociedad que caracterizará el segundo ciclo de la reforma universitaria pero que, es ahora cuando República Dominicana empieza a vivirlo en la práctica.
Hoy en día, existe participación democrática, existe sobre abundancia de profesionales, entonces, cabe la pregunta de, ¿cuál es el papel de la universidad pública hoy? Los recursos humanos se han devaluado de tal modo, dada la incapacidad de absorción de las fuerzas productivas que el rol de la universidad está cuestionado. Por tanto, necesita reinventarse, readaptarse a la nueva realidad.
En el caso dominicano, la universidad no se reforma desde dentro, sino que se auto destruye. De la lucha contra la incapacidad de cambio, de absorción del sistema, se ha pasado a la lucha por posiciones administrativas electivas y no electivas. Es decir, de universidad con ideas políticas del cambio social, se ha pasado a universidad para la sobrevivencia de una casta universitaria que la ve no como medio para la movilidad social, sino como fin social en sí mismo. Lo que se plantea es convertir la reforma universitaria en una competencia con las universidades privadas. Por acción u omisión, se plantea la privatización de la universidad pública. Esto es así desde que se creó el Ministerio de Educación, Superior, Ciencia y Tecnología (MESYCT). La ley que crea este ministerio igualó a la UASD con sus homologas privadas, es decir despoja (en los hechos), de autonomía universitaria a la UASD, desde entonces la universidad pública viene recibiendo presiones para que asuma la política universitaria privatista neoliberal establecida en la Agenda 20-30 o formato de supuesto desarrollo desigual del capitalismo dependiente dominicano consistente en otorgar becas individualizadas a estudiantes de escasos recursos, en una universidad privada.
Al interior de la UASD, no ha habido, ni habrá, una discusión sana sobre el modelo de universidad que se requiere, ni sobre el modelo de universidad que se le está imponiendo. En la práctica, la UASD no es ya la única universidad pública, ahora las universidades privadas son mixtas, es decir reciben financiamiento público importante para captar a estudiantes carentes de recursos, que son la materia prima de la UASD, al tiempo que se la insta, a que se mueva hacia el sector privado porque de este modo será como recibirá financiamiento.
Las universidades de Brasil, Colombia, México, Chile, Estados Unidos, etc., han estado sobreviviendo exitosamente a las políticas liberales que se les impone, mediante presión e introduciendo cambios legislativos, asumiendo como rol esencial de la universidad, la formación de intelectuales orgánicos para la productividad, es decir un intelectual que ha pasado de la acción político-ideológica, a la investigación-docencia como centro de su actividad académica. Es decir, no se crean profesionales para el mercado, sino para la creatividad y la innovación, en materia de conocimientos y de la inteligencia artificial. Al tiempo que sea actúa sobre lo social como mecanismo para el ascenso social de sectores excluidos.
Sin embargo, en el país, no se ha decidido ¿cuál es el modelo de universidad que requiere el país?, sino que, con base al añejo colonialismo intelectual, se tienen relaciones con universidades de diferentes partes del mundo desde la perspectiva burocrática. Es decir, el cambio en la UASD, no lo motoriza el personal académico, lo motoriza la burocracia cuyo único propósito es sobrevivir y, cuando puede, aumentar su poder en desmedro del rol de los académicos. Por tanto, difícilmente se pueda centrar el rol de la UASD, en la investigación-docencia, en la catedra como epicentro de su función cotidiana, porque ello disminuiría el poder de la burocracia, aunque colocaría a la UASD, junto a las demás universidades del mundo. Ahora somos una universidad ayuntamiento, la reforma desde lo académico, ubicaría a la alta casa de estudios, en el cambio necesario hacia la competencia en creatividad con sus homologas del mundo en la catedra-investigación, sin despojarla del rol social eficiente que históricamente viene realizando. No se hace así porque es una entidad burocratizada. Por eso, algunos tienen la visión suicida de que lo mejor que puede ocurrir es la privatización que viene ganando terreno. Como si hubiese universidades modélicas en el sector privado en los ámbitos en que la UASD cumple una función social insuperable en el marco de la inspiración cordobesa.
Por tanto, la UASD no está en crisis, lo que está en crisis es el ciclo primero de universidad del movimiento reformador creado tardíamente cuando el resto de las universidades de Latinoamerica estaban en el segundo ciclo de la reforma. Por lo que ahora, no sabe si ha terminado el primer ciclo o si el que ha terminado es el segundo ciclo. Lo que sí sabe es, que está asumiendo recetas neoliberales que, al final de los tiempos, ocasionarán su privatización o, lo que es lo mismo, el abandono del rol democrático que la caracteriza. No será ya más una universidad para el cambio y la movilidad social, sino una universidad de élites detrás de un título nobiliario que la asemeje a objetivos medievales ya superados por el tiempo. Morirá sin saber que murió y vivirá sin saber que vive. Lo que la UASD requiere es sacar de su seno a quienes la destruyen desde dentro como hizo en el pasado cuando extrañó a conservadores, trujillistas y balagueristas. Ahora habría que incluir a ciertos lumpenes.
Buen ejemplo de lo que decimos es, lo que ocurre en la Facultad de Ciencias jurídicas y Políticas, se asume una reforma que, más bien, es una contrarreforma, porque no se ha discutido, ni definido el rol de las escuelas de esa facultad en el derecho público, la implementación de la educación transversal constitucional, ni el rol de dicha facultad en el cambio social, ni las diferencias que la caracterizan con sus homologas nacionales y extranjeras. Tampoco se invoca el rol jugado por esta en la defensa del constitucionalismo en las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX, o el papel desempeñado en los mismos 70 y 80 de dicho siglo por la politología, en lo referente al derecho laboral. Ni el rol de la ciencia política en materia de ingeniería electoral o en historia de las ideas políticas, en teoría del Estado, ni en la noción de Contrato social.
Por el contrario, se está haciendo causa común con las políticas neoliberales, se pretende castrar el rol de la ciencia política en la formación para el cambio social que es la materia prima de la universidad pública. Por este camino, se llegará a la exclusión social.
Todo esto ocurre, en momentos en que las Universidades de Estados Unidos de América (USA), están motorizando políticas de cambios en la política exterior belicista de EEUU, en momentos en que las universidades públicas de Argentina acaban de vencer a Javier Milei en las calles, lo que, con real posibilidad, motorizará un nuevo impulso al movimiento estudiantil reformador del continente en materia de políticas públicas. DLH-26-4-2024