Algo resaltable en este debate fue el tema del tiempo. Dar uno y dos minutos a los expositores no resultó bastante para que éstos se explayen en sus intervenciones.
Esperé y escuché estoicamente durante dos horas el desarrollo del debate de los candidatos presidenciales Luis Rodolfo Abinader Corona, Leonel Fernández y Abel Martínez. Igual hicieron millones de dominicanos. Y vaya usted a ver. A ninguno de estos líderes se le ocurrió poner entre sus planes –sin excepciones- las propuestas e iniciativas que, con tanto amor y dedicación, habíamos hecho, como un sencillo ciudadano, tanto a las autoridades oficiales como a la oposición.
Por lo que vi y escuché de los candidatos a todo lo largo del debate, ninguno de los tres líderes políticos planteó medidas concretas para cambiar las condiciones de vida de los hombres del campo, a los habitantes de las zonas rurales.
Como era de esperarse, los candidatos aprovecharon para enrostrar sus hechos, pasados y por venir, sus realizaciones, buenas o malas, así como sus proyectos dejados de ejecutar. “Candidatos presidenciales defienden y atacan logros mutuos en debate de Anje”, desplegó en un titular el periódico impreso Diario Libre.
Pienso que el pliego de preguntas –no sé quién o quiénes lo diseñaron- fueron orientadas a debatir los macro problemas, los casos de macroeconomía, sin aterrizar algunas realidades. No apuntaron hacia las “minucias” que hemos propuesto en distintos trabajos de opinión, las cuales, según mis apreciaciones, son las que realmente golpean a la mayoría de los dominicanos.
El planteamiento anterior no resta valor, no trata de mermar ni por asomo al esfuerzo realizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) y su equipo de expertos para organizar y llevar a cabo este histórico debate presidencial, con el que se crea un hito en este tipo de acontecimiento en la palestra política del país.
Faltó Tiempo
Algo resaltable en este debate fue el tema del tiempo. Dar uno y dos minutos a los expositores no resultó bastante para que éstos se explayen en sus intervenciones y dijeran muchas otras cosas que la población quiere saber. Lo ideal sería, según mi parecer, que en otra oportunidad se proporcione más tiempo, ya que esta vez los enfrentados apenas pudieron dar pinceladas a temáticas de alto interés.
En esa línea de disquisiciones se plantea que se realicen tres debates durante tres días consecutivos o no consecutivos con temas diferentes y específicos en cada día. Por ejemplo, que un día se debate sobre la pobreza extrema, medidas para superarla y sus demás aristas. Otro día podría ser debatido el tema energético y así por el estilo, como se hace en México. La ANJE debe tomar en cuenta esa posibilidad para el proceso electoral del año 2028.
El debate, no hay dudas, ha sido de gran acicate en la profundización y fortalecimiento de la democracia dominicana, la cual luce cada día más sólida, gracias en primer término a la clase política, a los grupos empresariales, a la prensa y a la cooperación internacional. Pero gracias también –para apreciar sin caer en la mezquindad-a las acciones políticas y sociales que aporta con tenacidad, arrojo y sacrificios el pueblo dominicano, pese a las vicisitudes e inclemencias que ha tenido que sortear.
Si algo sentí que hizo falta en el debate fue que no se incluyeran mis propuestas que, como he dicho, han sido planteadas de muy buena fe y pensando solo en los intereses de los sectores más preteridos del pueblo dominicano.
Las viviendas ¿temas de campaña?
Al respecto, me permito insistir en la necesidad de que los programas de gobierno de los partidos mayoritarios y los bloques de alianzas tomen en consideración, de llegar al poder, las siguientes iniciativas:
-Dar un cambio radical a la política de construcción de viviendas. Se debe dar prioridad a la construcción de casas en pueblos y zonas rurales. Ejecutar un programa de construcción masiva de viviendas rurales, en el marco de un plan de desarrollo rural que frene la emigración de jóvenes a las urbes. En tal sentido, implementar políticas que eviten la disminución de la población rural, la cual se reduce con el paso del tiempo. Con esto se buscaría frenar la migración de nuestros mejores hombres del campo a barrios de miseria de las grandes ciudades. Procurar como política de Estado lograr que los campesinos se queden a vivir en “hogares dignos” que estén dotados de electricidad, conectividad telefónica y de internet, escuelas, instalaciones deportivas y otros servicios. Todo esto sin que haya necesidad de descontinuar los proyectos que se levantan en las grandes urbes para la clase media, médicos, enfermeras, militares, policías, etc. Insisto en que, con esta medida, según mi apreciación, se recompensan los aportes que hacen hombres y mujeres del campo al desarrollo de la nación, a la vez que se desincentivan las migraciones del campo hacia las cañadas de las ciudades.
Enfatizar el desarrollo rural
-Enfatizar en el desarrollo rural con el mismo énfasis que se hace con el turismo, la construcción y otros sectores. Dotar al campo de viviendas dignas, servicios de educación, salud, internet, parques recreativos, áreas deportivas, entre otras facilidades que motiven a los jóvenes a desarrollarse y quedarse en sus respectivas comunidades.
-Evitar incentivar las migraciones de la población rural hacia las zonas urbanas, como es el caso de las donaciones de viviendas con fines políticos populistas y clientelistas, a residentes en barrios marginales de zonas metropolitanas.
-Desarrollar políticas dirigidas a incentivar el crecimiento de la población en la zona fronteriza, mediante pagos de incentivos a la familia dominicana, sin mestizaje, para que tengan cinco o más hijos. Según estadísticas oficiales, las ciudades y poblaciones de la frontera se quedan despobladas y eso da lugar a que se repueblen con ciudadanos extranjeros.
-Planificar y realizar una “reforma agraria especial” para aprovechar las tierras a irrigar con la presa de Monte Grande en el Suroeste del país.
Aldeas nutricionales
-Crear especies de “aldeas nutricionales” en las zonas rurales. En las mismas se proveerán alimentos dirigidos a nutrir los cerebros, fortalecer los millones de neuronas de niños de hasta cinco años, como forma de garantizar generaciones de ciudadanos bien nutridos e intelectualmente más capaces. Dichas aldeas servirían, además, como centros de vacunación para que la niñez rural reciba el esquema de vacunación básico y otras atenciones.
-Priorizar la educación y la investigación científica como base para el desarrollo nacional.
– Convertir el Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA) en una Universidad de Inteligencia Artificial y crear la Escuela Nacional de Capacitación en Telecomunicaciones (ENCATEL) para crear una cultura nacional de esta vital tecnología.
-Crear Institutos de Cultura Dominicana en las provincias fronterizas, con énfasis especial en Pedernales.
Gran zona franca industrial en la frontera
-Convertir la frontera en una “gran zona franca industrial” con incentivos y facilidades a empresas, industrias y negocios que se instalen allí para elaborar productos y servicios de exportación.
-Diseñar y construir una supercarretera y un sistema de ferrocarril que enlace todas las provincias de la zona fronteriza para facilitar el transporte de productos industriales, agroindustriales y manufacturas de potenciales empresas que se instalen en la zona, motivadas por incentivos especiales que coadyuven al desarrollo de esta estratégica región del país. La carretera y el sistema de trenes servirían para transportar productos de exportación a los puertos más cercanos y al vecino Haití.
-Realizar proyectos específicos para crear nuevos empleos para la juventud fronteriza y como forma de frenar la emigración de jóvenes talentos hacia playas extranjeras.
Soluciones municipales integrales
-Contemplar programas de Soluciones Municipales Integrales, los cuales permitirán escoger un municipio específico, hacer un diagnóstico de sus necesidades y ejecutar en el mismo todas las obras requeridas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes (carreteras de acceso, drenajes, asfaltados, aceras y contenes, señalización de vías, etc.). Es decir, tomar como modelo un municipio o localidad cualquiera, someterlo a un proceso de CAMBIO total y dejarlo “como nuevo”. Se podría comenzar este modelo en un municipio del Sur, de los que se espera sean impactados con las inversiones que proyecta el gobierno para el desarrollo turístico.
-Promover un plan nacional de fomento apícola para convertir a la República Dominicana en una potencia regional en la producción y exportación de mieles. Tenemos el potencial para convertirnos en una potencia exportadora de mieles mediante incentivos a productores de zonas montañosas.
Siembra masiva de huertos y frutales
-Sembrar el territorio nacional de huertos, o sea, desarrollar políticas de fomento de “huertos caseros” que garanticen el abasto de alimentos a la población. Educar sobre huertos en las escuelas y mediante campañas por redes sociales, radio y televisión sobre la necesidad de ser autosuficiente (este tipo de política ya ha sido implementada en el país). Los huertos se instalarán en patios, solares vacíos y azoteas de casas. El Ministerio de Agricultura tendría a su cargo entregar semillas y dar la asesoría técnica. También, se encargaría de facilitar la entrega de animales y aves de crianza como cerdos, chivos, pollos, gallinas ponedoras a familias de las provincias más empobrecidas del país, etc.
-Fomentar la siembra masiva de árboles frutales.
Facilitar financiamiento libre de impuestos durante diez años a pequeñas empresas agroindustriales que se dediquen a procesar frutas y otros rubros para abastecer el mercado local y los almuerzos escolares.
-Destinar grandes recursos para impulsar la construcción de estanques para la producción de peces de agua dulce. Implementar políticas de incentivos a pescadores de mar abierto para garantizar una mayor producción de pescado para abasto y consumo de la población. Establecer un mecanismo de comercialización de excedentes de producción a través del INESPRE.
Estas sugerencias fueron planteadas públicamente a los aspirantes presidenciales y a sus equipos de expertos que trabajan en la elaboración de sus respectivos programas de gobierno, pero no les hicieron caso. ¡Y eso duele!
*El autor es periodista.