China, Corea del Sur , Taiwán y Japón le montan presión a las dos potencias occidentales
Estados Unidos se ha propuesto triplicar su capacidad de producción de chips y acaparar el 14% del mercado en una década, en tanto la Unión Europea proseguirá duplicar su capacidad en el ramo hasta 2032 para defender su cuota mundial del 8%
Para los propósitos de Estados Unidos se apoyará en la entrada en vigor de la Ley CHIPS y Ciencia en 2022, promulgada por Joe Biden, que proyecta que para 2032 el país alcance una participación del 14% en el mercado mundial de semiconductores, en comparación con el 10% del año pasado.
Un estudio revelador realizado por la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA) en colaboración con Boston Consulting Group (BCG), que recoge Europa Press, estima que la capacidad de producción de chips en Estados Unidos aumentará en un 203% desde 2022 hasta 2032, representando el mayor aumento porcentual previsto en el mundo durante ese período.
Implicaciones globales
El crecimiento previsto para Estados Unidos representa el mayor aumento porcentual proyectado en el mundo durante ese tiempo, superando la expansión de la capacidad del 129% estimada para Corea del Sur y del 124% estimado para la Unión Europea, que aventajan a Taiwán, con una 97%, así como China y Japón, con un 86% previsto en cada caso.
En el caso de la Unión Europea, el aumento del 124% de la capacidad de producción únicamente permitirá a la región conservar su actual participación del 8% en el mercado, mientras que China la verá recortada del 24% en 2022 al 21% una década después; Japón pasará del 17% al 15%; y Taiwán del 18% al 17%.
Revirtiendo tendencias históricas
El informe señala que este aumento en la producción de chips en Estados Unidos marca un punto de inflexión, revirtiendo la tendencia a la baja que se había observado desde la década de 1990, cuando la participación estadounidense en el mercado alcanzaba el 37%.
Los líderes de la industria destacan la importancia de políticas como la Ley CHIPS y Ciencia para estimular la inversión en la industria de semiconductores, lo que fortalecerá la posición de Estados Unidos en la producción y la innovación de semiconductores a nivel global.
Reconocen que aunque la inversión en dicha industria impulsará el crecimiento económico y la competitividad tecnológica, aún queda trabajo por hacer para asegurar la plena realización de estos objetivos.