Representó 153.078 muertes por año o el 1% de las muertes mundiales.
Un nuevo estudio publicado en 'PLOS Medicine' revela que entre 1990 y 2019, más de 150.000 muertes anuales en todo el mundo estuvieron vinculadas a olas de calor. Unos 17. 850 millones de seres humanos.
Este análisis, liderado por Yuming Guo de la Universidad de Monash en Australia y su equipo, arroja luz sobre el impacto devastador de las temperaturas extremas en la salud global.
El estudio utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multi-Country Multi-City (MCC), que incluyó información sobre muertes y temperaturas diarias de 750 ubicaciones en 43 países.
Los investigadores estimaron que las olas de calor durante las estaciones cálidas de 1990 a 2019, representó 153.078 muertes por año, un total de 236 muertes por cada diez millones de habitantes o el 1% de las muertes mundiales.
Distribución Geográfica
Si bien Asia tuvo el mayor número de muertes estimadas, Europa tuvo la tasa ajustada por población más alta, con 655 muertes por cada diez millones de habitantes.
Se observó una carga sustancial de muertes estimadas en el sur y el este de Europa, así como en el área entre el norte de África, la Península Arábiga y el sur de Asia.
A nivel nacional, Grecia, Malta e Italia tuvieron las mayores tasas de exceso de mortalidad. En general, las mayores tasas estimadas de muertes por olas de calor se observaron en áreas con climas secos e ingresos medianos bajos.
"Las olas de calor están asociadas con una carga de mortalidad sustancial que varía espaciotemporalmente en todo el mundo en los últimos 30 años", dicen los autores. "Estos hallazgos indican el beneficio potencial de las acciones gubernamentales para mejorar la adaptación y la resiliencia del sector de la salud, teniendo en cuenta las desigualdades entre las comunidades".
Implicaciones y Acciones Sugeridas
Los autores destacan la importancia de abordar las disparidades regionales en la mortalidad relacionada con las olas de calor. Proponen medidas como la mejora de la adaptación y la resiliencia del sector de la salud, así como la implementación de políticas de mitigación del cambio climático y sistemas de alerta temprana de calor.
Además, subrayan la necesidad de estrategias a largo plazo para reducir la vulnerabilidad y la desigualdad, que incluyan acciones en ámbitos como la planificación urbana, la atención médica y la concientización educativa.
Este estudio destaca la urgencia de tomar medidas a nivel mundial para abordar el creciente riesgo de mortalidad relacionada con el calor en el contexto del cambio climático, subrayando la importancia de la colaboración internacional y el compromiso con la salud pública.