El Partido Revolucionario Moderno (PRM) toma el control casi absoluto del Congreso, mientras que la Fuerza del Pueblo se posiciona como principal fuerza de oposición, desplazando al PLD.
Santo Domingo.- El presidente Luis Abinader fue reelegido con el 57.45% de los votos en los cómics del domingo pasado, según los resultados finales emitidos este miércoles por la Junta Central Electoral (JCE). Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), logró más de 2,5 millones de los 4,4 millones de votos emitidos, frente al tres veces gobernante Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, quien obtuvo el 28,8%, y el expresidente de la Cámara de Diputados , Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que obtuvo el 10,3%.
Más de 8,1 millones de ciudadanos estaban llamados a las urnas para elegir al presidente, el vicepresidente, 32 senadores, 190 diputados y 20 representantes en el Parlamento Centroamericano (Parlacen). Los resultados de estas elecciones han reconfigurado el panorama político en República Dominicana de manera significativa.
El PRM, además de la presidencia, logró una victoria aplastante en las elecciones congresuales. En el Senado, obtuvo 29 de las 32 plazas disponibles, con la única excepción de la senaduría de la capital, que fue ganada por el actual diputado Omar Fernández, de la Fuerza del Pueblo. Este resultado implica un control casi absoluto del PRM en el Congreso Nacional, facilitando la implementación de su agenda legislativa sin mayores obstáculos.
En la Cámara de Diputados, el PRM proyecta ocupar alrededor de 144 curules de las 190 disponibles, según reveló este martes el presidente de la Cámara, Alfredo Pacheco. Este control mayoritario en ambas cámaras significa que el PRM tendrá la capacidad de aprobar leyes ordinarias sin necesidad de apoyo de la oposición. No obstante, para las leyes orgánicas, que requieren una mayoría especial, el PRM necesitará negociar con otros partidos.
La Fuerza del Pueblo, liderada por Leonel Fernández, se ha consolidado como la principal fuerza de oposición, desplazando al PLD. Este partido Fuerza del Pueblo ha logrado obtener tres senadores, mientras que en la Cámara de Diputados se espera que tengan una representación significativa, 34, aunque aún menor comparada con el PRM.
Por otro lado, el PLD ha sufrido una dura derrota, quedando en un tercer plano tanto en las elecciones presidenciales como en las congresuales. Abel Martínez, su candidato presidencial, obtuvo apenas el 10.3% de los votos, y el partido se enfrenta a un escenario complicado para mantener su relevancia política en el futuro cercano.
El Partido Esperanza Nacional, liderado por Ranfy Domínguez, nieto del dictador Rafael Trujillo Molina, ha sorprendido al posicionarse en cuarto lugar entre los partidos más votados, lo que refleja un cambio en el espectro político y una mayor fragmentación del voto.
Con este nuevo panorama, el presidente Abinader enfrenta el reto de cumplir con su agenda de cambio prometida. Sin excusas, debido a su control mayoritario en el Congreso, el mandatario deberá avanzar en reformas cruciales y cumplir con las expectativas de sus votantes. Entre sus promesas se encuentran la mejora del sistema de salud, la educación y profundizar la lucha contra la corrupción, áreas que ahora podrán abordar con mayor facilidad legislativa.
El control del estamento congresual por el PRM representa un desafío significativo, ya que los opositores tendrán menos capacidad de frenar o modificar las iniciativas gubernamentales. Esta situación podría derivar en un gobierno con menos contrapesos, lo que plantea tanto oportunidades como riesgos para la democracia dominicana.
Mientras el PRM celebra su victoria, la Fuerza del Pueblo y el PLD deberán reorganizarse y redefinir sus estrategias para mantenerse relevantes en el escenario político. La capacidad de estos partidos para hacer frente a un PRM dominante será crucial para el equilibrio político en los próximos años.
En conclusión, las elecciones del pasado domingo han reconfigurado el mapa político en República Dominicana, otorgando un poder sin precedentes al PRM y planteando nuevos retos tanto para el oficialismo como para la oposición. La gestión de este nuevo equilibrio será determinante para el futuro del país y la implementación de las políticas que se prometieron durante la campaña electoral.