Una investigación de la UOC revela que las magistradas imponen condenas más largas que sus compañeros hombres en casos de abusos y agresiones sexuales
Hace pocos días, el Festival de Cine de Cannes arrancaba con la acusación de nueve mujeres contra el productor francés Alain Sarde por violación o agresión sexual cuando estas eran menores de edad o jóvenes actrices. De llegar a los tribunales, la sentencia de este caso dependerá del código penal francés, pero también de factores extralegales, como el sexo de los jueces.
En este sentido, un estudio liderado por investigadores del grupo Victimología empírica y aplicada (VICRIM) de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC concluye que, en los casos de delito sexual en los que las víctimas son mayoritariamente mujeres y menores, las juezas tienden a ser más punitivas que sus compañeros hombres, sobre todo a la hora de determinar la duración de las penas.
"El sexo de los magistrados tiene un impacto en las sentencias", señala Laura Arantegui, investigadora predoctoral de la UOC y primera autora del estudio, que especifica que, a pesar de que "la ley española es bastante estricta en lo que respecta a la determinación de las penas por tipo de delito, hay una serie de factores que, como personas humanas, pueden también afectar la sentencia. Y uno de ellos es el sexo de los jueces".
Condicionados por los roles de género
En las últimas cuatro décadas han entrado muchas más mujeres en la judicatura, un ámbito tradicionalmente masculino, lo que ha incentivado que se investigue la influencia que el género de los jueces puede tener sobre las decisiones judiciales que toman. Y es que, aunque ser hombre o mujer no es un factor legal, sí tiene un peso en las sentencias que se dictan, puesto que la persona está condicionada inevitablemente por los roles tradicionalmente distintos que ambos sexos tienen en la sociedad y que pueden dar lugar a diferentes puntos de vista sobre los grupos sociales vulnerables.
Estudios previos centrados en delitos sexuales cometidos contra menores habían hallado que en los tribunales compuestos por varios jueces, por cada mujer más que lo integraba, la duración de la pena se incrementaba en 3,5 meses, aproximadamente.
En este sentido, en este nuevo trabajo los investigadores de la UOC se han centrado en los casos de delito sexual cometidos entre 2019 y 2020, y juzgados por las audiencias provinciales españolas, que se encargan de delitos superiores a los cinco años de prisión y en los que las sentencias se toman por tribunales formados por tres magistrados.
En total, han revisado más de 2.200 casos, la mayoría delitos sexuales y de abuso sexual a mujeres y a menores, y concluyen que las sentencias son más duras cuando hay más mujeres en los tribunales. Aunque, curiosamente, cuando el tribunal estaba integrado exclusivamente por juezas, la pena impuesta dependía también de otras variables.
"Las mujeres son más duras que sus compañeros hombres en lo que respecta a la duración de las penas, imponen condenas más largas, lo que no quiere decir que sean más justas. En cambio, no hemos hallado resultados significativos en cuanto al número de condenas. Es decir, no hay diferencias entre hombres y mujeres a la hora de considerar el delito, sino que la pena que imponen es superior", explica Arantegui.
Más empatía hacia las víctimas
A la vista de los resultados obtenidos en este trabajo, publicado en la revista Criminology & Criminal Justice, y basándose en las conclusiones de estudios previos, los investigadores de la UOC proponen que el motivo que podría explicar esa diferencia entre jueces y juezas podría ser la identificación de las juezas con los colectivos más vulnerables.
Seguramente, "en este tipo de delitos sexuales, las mujeres actúan como representantes de su género e intentan defender la situación de esas víctimas, a las que ven más desamparadas o en situación de inferioridad, y tal vez por ello son más punitivas", afirma Arantegui, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC.
Por lo que respecta a la composición de los paneles de jueces, el estudio concluye que no es tan importante la cantidad de mujeres que hay (0, 1, 2 o 3), sino el sexo del juez que preside, e incluso más el del juez ponente.
El siguiente paso, apunta Arantegui, será analizar lo que ocurre también en casos de violencia sexual juzgados por un único magistrado, así como ampliar la tipología de casos estudiados para ver si el sexo de los jueces también influye en otros tipos de delitos.