Frustrado ipso facto el trabajado expediente de la deslegitimación electoral.
Abel Martínez quiso pasarse de listo en la temprana lucha por el liderazgo y control del Partido de la Liberación Dominicana ante resultados electorales que se adelantaban desastrosos.
El exalcalde de Santiago, quien alcanzó solo el 10.39 % de los votos para un distante tercer lugar en las elecciones presidenciales del 19 de mayo último, hizo una apuesta peligrosa ante su débil situación en la correlación de fuerzas internas.
Abel, candidato resultante de encuestas cuestionadas por peledeistas, hubo de asumir una campaña con apoyos formales, prácticamente en solitario, optó por un apoyo coyuntural externo in extremis: el adversario principal de su partido: Luis Abinader.
La noche del 11 de mayo, luego del cierre de la campaña en Santiago, Abinader recibió a Martínez en un lugar que mis fuentes no precisaron. La actividad perremeista era una marcha que arrancó a las 4 de la tarde, para que el mandatario tuviera el tiempo suficiente de regresar esa noche a la capital para encabezar al día siguiente la marcha final en el denominado Gran Santo Domingo.
(Me enteré a los tres días de la reunión, pero hube de esperar por una reconfirmación lograda después de las votaciones del día 19).
El comportamiento de Martínez a pocos minutos del primer boletín de la Junta Central Electoral, de reconocer en solitario el triunfo de Abinader en momentos en que el PLD denuncia “muchas anomalías”, votos pre_marcados, compra de cédulas, reafirmaría el interés procurado por joven político.
Martínez quería, evidentemente, ser validado como interlocutor válido frente a un mandatario que ha planteado un consenso para pasar en el Congreso Nacional numerosas reformas, incluida la modificación constitucional.
La difusión del primer boletín electoral inició pasadas las 8:30 de la noche y ya a las 9:10, Abinader informaba en la red social X, que Martínez lo había llamado para reconocer su triunfo. Posteriormente Abel difundió un video en el que aparece conversando con el mandatario, cuya voz era apenas audible.
“Nosotros estamos claros que hay una prioridad y se llama República Dominicana; y a eso tenemos todos, como dominicanos que queremos a este país, nosotros contribuir, dijo Abel en la conversación.
Leonel Fernández (28.85%), cuyo partido, Fuerza del Pueblo, anunció elevaría más de 100 recursos, se vio forzado a reconocer el triunfo de Abinader a las 10:05 de la noche en su cuenta de X. Habría contribuido la temprana distancia que marcó Omar Fernández frente a su contendor por la senaduría del Distrito Nacional, Guillermo Moreno.
Frustrado ipso facto el trabajado expediente de la deslegitimación electoral.
Abinader, en la celebración de la victoria y en LA Semanal reiteró el llamado a sus opositores para consensuar reformas y anunció que llamaría a Fernández y Abel.
Cuando el Listín Diario publicó el jueves que ese día sería la reunión, hubo detonaciones de inconformidades en el dividido PLD y en el obediente FP, frente a Martínez y Fernández.
Si la reunión se da, pueden estar seguros que no será en el local del PLD, se escuchó la voz del secretario general Charles Mariotti. El portavoz del gobierno había anunciado hora y lugar que estableció Abel. Hubo que mudarla en medio de una guerrita al apartamento en la capital del cibaeño. Fernández aplazó la reunión con una repentina y conveniente gripe.
Para hoy está prevista una reunión del comité político del PLD y es probable que Abel, si acude, sea despellejado.
El implacable dueño, jubilado constitucionalmente y que lucha por su subsistencia política, con riesgos judiciales de familiares y de sus más allegados y veteranos políticos de mil batallas eliminarían de cuajo las cortas alas del excandidato presidencial.