Rafael Trujillo fue para nuestro país un verdadero satanás.
Fue, es y será un gran ajusticiamiento el ocurrido el 30 de mayo de 1961 que sacó del poder al criminal, ladrón y bandolero Rafael L. Trujillo Molina.
Aunque algunos ignorantes, piensen o digan hoy lo contrario.
Rafael Trujillo fue para nuestro país un verdadero satanás, un absurdo ser humano, un degenerado total.
Hoy jueves se cumplen, pues, 63 años de tan gran ajusticiamiento, ocurrido en la autopista 30 de Mayo y, aunque pocos lo recuerden, fue el episodio que permitió a los dominicanos soñar con un mejor porvenir y una democracia que, con sus fallas, nos permite libertades que nunca pensamos.
Fue el acontecimiento del siglo XX para nosotros, el que permitió a millones de dominicanos obtener un pasaporte sin permiso del tirano., el que nos mostró la existencia de un mundo diferente con sus aciertos y errores, sus buenas y malas costumbres.
Luego del ajusticiamiento nadie ha podido detener a los dominicanos de viajar a donde quieran, de laborar en lo que sea, de pensar como les venga en ganas.
Todo sin que un Trujillo, un guardia o un ´todopoderoso´ personaje nos impida hacerlo.
El valiente accionar de los que ejecutaron ese ajusticiamiento no obliga a nadie a celebrarlo, pero sí a no olvidarlo para que no se repita jamás en nuestro país.
Siendo un mozalbete ese 30 de mayo de 1961 yo me creía un ´trujillista ‘más, hasta que luego de su desaparición escuché y leí cosas tan horrendas ocurridas en esa cruel y despiadada tiranía, que todavía no he podido olvidarlas, no he podido sepultarlas.
Se que esta entrega nada nuevo aporta, pero deja constancia de mis derechos para aplaudir a los ajusticiadores de Trujillo, como de condenar hoy a quienes lo mencionan positivamente, o pretenden retrotraer al pueblo dominicano a una etapa incivilizada que no le deseo a ningún país del planeta. Se llame como se llame y esté formada por negros, blancos o mestizos.
30 de mayo de 2024.