La exitosa feria del mango que se celebró en Baní puso en evidencia el extraordinario potencial que tiene la producción de frutas
Las frutas no son solo un activo para exportar y generar divisas, sino que hay que verlas vinculadas también, y necesariamente, a políticas de contención de la pobreza en regiones y zonas de la República Dominicana.
La exitosa versión de la vigésima feria del mango que se celebró desde el miércoles 29 de mayo hasta el domingo 2 de junio en Baní, provincia Peravia, puso en evidencia nuevamente el extraordinario potencial que tiene la producción de frutas en la República Dominicana, tanto para el consumo local como para exportación.
En tan atractiva actividad, que contó con una diaria asistencia de cientos de dominicanos que acudieron a degustar y adquirir ricas y melosas variedades de mangos, afloraron datos técnicos y económicos importantes acerca del cultivo y comercialización de esta fruta.
Salió a colación, por ejemplo, de la voz autorizada del ministro de Agricultura, Limber Cruz, que el país generó “ingresos superiores a 40 millones de dólares en exportaciones” de mangos. Y proyectó que se “alcancen los 50 millones de dólares este año”. Hablamos de generar casi 2,500 millones de pesos, lo que es “un buen jalón” para el soporte de nuestra economía rural.
Estos datos son consecuentes con el señalamiento oficial de que vamos “por un buen camino” en esta materia. Pero no es suficiente, ya que el potencial frutícola del país es extraordinario y no está bien explotado. Se requiere, por tanto, un mayor esfuerzo del sector oficial, crear nuevas políticas que sean más contundentes y que sirvan para incentivar una mayor producción y exportación de este rubro. Pero, además, que estén orientadas a servir de acicate para paliar el factor social.
Las exportaciones y ventas locales de mangos -de unas 300 variedades que se cultivan actualmente, según afirmó el ministro Cruz- generan empleos y motorizan las economías de las zonas y las comunidades donde se registran las producciones de esta fruta.
Tal es el caso de Baní, en el Sur, donde innumerables familias viven y crecen del cultivo y venta de esta sabrosa fruta. No obstante, creemos necesario apelar al diseño de una nueva política integral que impulse con mayor ahínco incentivar la producción y exportación de frutas. No solo mangos, sino frutas, en sentido general. Estas producciones no solo deben ser orientadas a mercados extranjeros, sino también a dar “un uso social” en poblaciones marcadas por la pobreza.
Según precisa el propio ministro de Agricultura, en esta etapa del proceso surge la necesidad de “mejorar en las homologaciones internacionales, las certificaciones de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA); aumento de áreas de cultivo; mecanización y tecnificación de la producción, mantener los controles en las plagas, prepararse para los efectos del cambio climático, seguimiento a mercados internacionales, la comercialización, entre otras medidas”.
Estadísticas locales
Las estadísticas locales sobre la producción de mangos confirman la existencia, según el ministro Cruz, de alrededor de 1,900 productores, de los cuales 1,333 están certificados para exportar a Estados Unidos y a otros mercados. Estos se producen en más de 143 mil tareas sembradas de unas 300 variedades, destacándose la variedad Kit. También, Mingolo, Banilejo, Gota de Oro y otras. Cruz afirmó en el discurso inaugural de la Feria de Baní que el país cuenta con 22 empacadoras para exportación, seis de las cuales con aplicaciones de tratamiento hidrotérmico.
RD: gran importador de frutales tropicales
Somos importadores de frutas en grandes cantidades. Las frutas tropicales gozan de mucha demanda en mercados internacionales, tal como reflejan estadísticas que revelan empresas, instituciones y organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Estas entidades rubrican con sus informes que “el comercio mundial de frutas tropicales se ha extendido a niveles sin precedentes en los últimos años”, razón por la cual “el fuerte crecimiento de la demanda en los principales países importadores ha impulsado fuertes inversiones en mejoras de la productividad y expansión de la superficie en los países proveedores, especialmente en el caso de los aguacates”.
Debemos aspirar a ser más proveedores, menos importadores.
La empresa Statisa, especializada en la generación de estadísticas globales, ha indicado que en el año 2022 se produjeron a nivel mundial aproximadamente 933 millones de toneladas de fruta fresca. “China encabezó la clasificación mundial de los principales productores de fruta al registrar un volumen de producción superior a los 260 millones de toneladas métricas en 2022”. Le siguieron India y Brasil.
En estos rankings se destaca que, en el 2022, “República Dominicana exportó $144 millones en frutas tropicales, convirtiéndose en el exportador número 26 de frutas tropicales en el mundo”. “En el mismo año, las frutas tropicales fueron el producto número 19 más exportado en República Dominicana”. Los principales destinos de estas exportaciones son Estados Unidos ($71.2 millones), Países Bajos ($17,3 millones), Reino Unido ($15,9 millones), Alemania (10,7 millones), y Francia ($5,31 millones).
Estos informes resaltan igualmente que los mercados de exportación de más rápido crecimiento para frutas tropicales de República Dominicana, entre 20221 y 2022, fueron Estados Unidos ($5,61 millones), Israel ($2,15 millones) y Alemania ($2,04 millones).
Es visible que, como precisan los datos aportados por empresas y organismos globales, República Dominicana es un gran importador de frutas tropicales, señalando que, mientras exporta $144 millones realiza importaciones por $1,08 millones, lo que refleja un déficit pronunciado en este renglón.
Como gran importador de frutas tropicales, con $1,08 millones en 2022, el país se convirtió “en el importador número 136 de frutas tropicales en el mundo”. Estas importaciones se registran mayormente de países como Estados Unidos, Reino Unido, España y Vietnam.
En tanto, el país confronta con sus principales competidores en la exportación de frutas tropicales a México y Perú, mientras los Países Bajos, Estados Unidos, Neederland y China constituyen los grandes competidores de República Dominicana en las importaciones de este rubro agrícola.
Un enfoque local
En agosto del año 2018 surgió en el país el Clúster de Productores y Procesadores de Frutas Dominicanas (PROFRUDOM), un ensayo fallido para impulsar el desarrollo y fortalecimiento del sector frutícola de la República Dominicana”. Esta herramienta tenía como objetivo “promover el consumo de la producción nacional de frutas y vegetales”.
La entidad persiguió que el sector trabajado, unificado y planificado para lograr conectar con la demanda del mercado, pero básicamente conseguir que el gobierno de entonces utilice la producción de frutas locales para consumo en los almuerzos escolares. Evitar, asimismo, las grandes pérdidas que los productores registran en la producción y comercialización, implicando como alternativa la inclusión del procesamiento de las frutas para producir pulpas y jugos.
El entonces presidente del Clúster PROFRUDOM, César Aybar, planteó al Gobierno aprovechar la sobreproducción de banano que registró el país “para producir un novedoso “mix o fruit punch” que se serviría a los estudiantes en el desayuno escolar”. Consideró factible el procesamiento de la sobreproducción de guineo como otra alternativa que evite grandes pérdidas a los productores.
“Como una ayuda a la solución de la problemática del mercado que presenta el sector bananero del país, se puede incorporar el guineo en el mix de frutas que actualmente se fabrica y ofrece a los suplidores de jugos y néctares de la alimentación escolar”, expresó Aybar.
Proponía este clúster que se haga lo mismo con otras frutas como el mango, chinola, sandía, guanábana, piña, fresa, etc., para incentivar su producción local y reducir las importaciones de pulpas congeladas.
Paliar el hambre con frutas
Observado el panorama mundial y local de la producción, exportación e importación de frutas, se hace oportuno realizar algunas sugerencias al gobierno y a autoridades del sector. Esto, a los fines de que contemplen en sus nuevas políticas para este rubro agrícola, el factor social que implica la producción de frutas en determinadas regiones y zonas.
Para nadie es un secreto que la producción de frutas contribuye a paliar el hambre en muchas zonas del país. En ese sentido, podría ser factible que el gobierno del presidente Luis Abinader en la nueva etapa de su gestión (2024-2028) disponga:
1) Crear un programa de producción masiva de frutas en territorios que poseen suelos propicios para ello, con viveros regionales que faciliten a las poblaciones plantitas para fomentar la producción local de cada rubro.
2) Fomentar la siembra de plantas de mangos, aguacates, lechosas, guanábanas y otras frutas en zonas y comunidades que registran mayores incidencias de pobreza.
3) En esta línea de acción, el ministerio de Agricultura debe realizar un plan de siembras masivas de plantas frutales en el Sur lejano, en conucos, a orillas de ríos, canales, carreteras, caminos vecinales, tanto en la frontera, como en comunidades de la provincia Bahoruco, en Neyba, Tamayo y Villa Jaragua; Barahona, Vicente Noble, El Peñón, Jaquimeyes, Monte Plata, San Cristóbal y otras zonas del país.
4) Contemplar la organización de “una gran feria de las frutas”, pero con todos los productores de todas las frutas que producimos. La misma debe materializarse posteriormente y sin menoscabo de la feria de mangos de Baní, pero aquí en la capital, orientada como un atractivo turístico.
Las frutas, en épocas de penurias han servido para saciar el hambre a muchas gentes y por muchos tiempos. Dicho más llanamente, volvamos a los tiempos en que se decía: -“Me voy a dar una hartura de mangos”. ¿Por qué no revivir tan grata experiencia? Todo esto a la vez que el gobierno continúe promoviendo y fomentando la producción a gran escala de frutas para consumo local y para las exportaciones.
*El autor es periodista.