El movimiento renovador tiene plena consciencia de ello y, al igual que el denominado “socialismo real”, tiene dificultad en superar lo que ya no funciona.
Los objetivos de la universidad de Córdoba eran, esencialmente, la democratización de su gerencia en tres patas, a saber: participación estudiantil, participación del personal administrativo y, principalmente, docencia e investigación. En una palabra, gerencia democrática y participativa por intermedio de democracia deliberativa y participativa en las decisiones de sus componentes. Estos objetivos fueron logrados y más que superados. Por tanto, hoy en día devienen obsoletos, anacrónicos e innecesarios. La pregunta entonces es, ¿se requiere cogobierno, personal administrativo y delegación estudiantil en el escenario gerencial de hoy?
El movimiento renovador tiene plena consciencia de ello y, al igual que el denominado “socialismo real”, tiene dificultad en superar lo que ya no funciona. En razón de que uno de sus componentes ha pasado a ser hegemon y antes que plantearse el cambio, insiste en ampliar sus privilegios. Por tanto, el sector burocrático ha enterrado la participación estudiantil y echado a un lado el renglón académico y, peor aún, entiende que todo cambio, no es más que una oportunidad para ampliar sus privilegios. Dicha postura, hace imposible cualquier planteamiento de renovación desde dentro, por tanto, el cambio ha venido desde afuera, es un output.
Es así como, la Agenda 20-30 ha encontrado un terreno fértil. Dicha fertilidad se ve enriquecida con la ley de la MECSyT y la Estrategia Nacional de Desarrollo (END), no son asuntos para ser aceptados a pies juntillas, son piezas para el debate en las áreas docentes e investigativas de la universidad pública, para fines de ser enriquecidas y que la nación, además de aplatanarlas, dado que vienen por sugerencia de las Naciones Unidas, pueda sacar el mayor provecho de ellas; sin embargo, hasta ahora, se las entiende, como temas para ocupar el tiempo de burócratas incompetentes. A pesar de que las mismas no están destinadas a ese sector. Son temas de la academia, de los partidos políticos y del gobierno en su conjunto y, si a hablar de democracia vamos, son temas de nación.
Entonces, ¿cuál es la situación de cambio o para el cambio desde el interior del modelo cordobés? Se deberá empezar por una revisión del rol de la burocracia, esto es: ¿hasta dónde las escuelas, para funcionar correctamente, requieren de un decanato? La realidad es que a un director de escuela, le basta con que las cátedras planifiquen su labor con el director, es decir, el subconsejos de la escuela junto al director, son más que suficientes para lograr la transformación del modelo; luego, solo haría falta que coordinasen con el sector de investigación, con postgrado y, finalmente, con el vice rector concernido. El gran problema de las escuelas y de los centros de investigación es el decanato.
Resulta que, lo que se entiende hoy por “carrera académica”, está distorsionado porque se entiende que, se llega a director de escuela para luego llegar a decano, y de decano a vice rector o a rector. Es decir, hoy en día la academia no crea, ni vende conocimiento sino ascenso burocrático. La docencia ha pasado a ser una rémora, la investigación un anacronismo y el conocimiento un pecado, pues el investigador que plantea una novedad, no es visto como investigador sino como un competidor peligroso que, dada las prerrogativas reglamentarias con que cuenta la burocracia, debe ser aplastado. La figura del catedrático, del profesor, ha desaparecido o bien, se la tiene a menos en la escala imperante. Se los percibe como instrumentos clientelares descartables si no se suman al proyecto burocrático.
El modelo da nacimiento al denominado sistema clientelar, donde cuenta no quien logre la excelencia académica en la docencia o en la investigación o, en ambas a la vez, sino aquel que “está conmigo” en mi proyecto hacia la dirección, el decanato o la rectoría. Este sistema solo ve adversarios en su entorno, jamás los ve hacia afuera, es miope, ha funcionado -hasta ahora-, porque la reelección no está permitida, en el momento en que se la permita, ahí mismo colapsará desde dentro (input).
El descuido sobre los outsiders consolida la Agenda 20-30 y, sobretodo, la ley de educación superior porque, esos burócratas, realmente, no les importa la academia pública, ni el rol social que esta viene jugando desde el Movimiento Renovador, ni su actualidad para seguir logrando equidad social, les importa mantenerse a flote. Karl Popper estaría fascinado con este modelo e Isaac Berlín queda como un niño de teta ante la audacia del lumpen de la universidad pública, Baugman vería probada su tesis sobre su argumento de que en la sociedad de hoy, el pobre ya no es necesario, ha pasado de redentor, de dueño del futuro, ha deshecho social. Solo Juan Bosch fue capaz de describir los extremos de la pequeña burguesía trepadora.
La reflexión sobre estos temas, es necesaria porque aunque no se les da importancia a los observadores externos, estos permanecen atentos a lo que ocurre al interior de la universidad pública. Es decir, para mucha gente, somos el modelo a seguir, cumplimos eficientemente nuestra responsabilidad social pero, quizás esto se deba a que el modelo privatista tiene mayores falencias que la universidad pública. Ahí radica la oportunidad del modelo cordobés de autorregularse. El acertijo seria cómo salir de la burocracia que obstruye a la investigación y a la docencia. La eliminación de los decanatos o quizás, reducirlos a coordinadores y tramitadores de las decisiones de los subconsejos, sería el camino. Así se podría regresar a poseer autoridades en función rotativa, si lo desean, o a aquellos que hayan hecho aportes sustanciales a la investigación y a la docencia. O, que impacten positivamente sobre los grandes problemas nacionales. Es irracional un consejo universitario donde la burocracia supere con mucho a la docencia y a la investigación. En razón de que los decanos y no los vice rectores son los que tienen el control. Uno de los dos debe desaparecer.
Sin lugar a dudas, la ley sobre educación superior otorga una oportunidad sin par para conseguir el salto cualitativo y cuantitativo que requiere el modelo renovador a ser renovado. Pero, la amenaza de la burocracia constituye su mayor valladar, porque no lo analiza, no lo enriquece sino que busca los beneficios individuales que puede otorgarles, siempre a espaldas de la docencia y de la investigación. La burocracia de la universidad pública se ha convertido en una oligarquía cuya ley de hierro puede conducir al colapso del modelo porque los objetivos sociales han quedado excluidos y reducidos a ventajas para la nomenclatura. Vamos a cerrar estos comentarios con el nudo del contenido de la Ley 1-12 sobre Estrategia Nacional de Desarrollo (END) para que el lector pueda observar de qué estamos hablando. O, mejor dicho, para que pueda determinar, directamente, qué ha sustituido -en parte-, al modelo de la universidad de Córdoba. Sin duda, este ha quedado superado desde fuera por su incapacidad para renovarse desde dentro debido a la labor de zapa de la burocracia administrativista reinante que se ha puesto por encima de la catedra, de la docencia y de la investigación…
“Visión.- Se aprueba como componente de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, la siguiente Visión de la Nación de Largo Plazo, la cual se aspira alcanzar para el año 2030: “República Dominicana es un país próspero, donde las personas viven dignamente, apegadas a valores éticos y en el marco de una democracia participativa que garantiza el Estado social y democrático de derecho y promueve la equidad, la igualdad de oportunidades, la justicia social, que gestiona y aprovecha sus recursos para desarrollarse de forma innovadora, sostenible y territorialmente equilibrada e integrada y se inserta competitivamente en la economía global”. Párrafo: Las políticas públicas dirigidas a la consecución de la Visión País de Largo Plazo fomentan y refuerzan los valores compartidos por la Nación dominicana que propician la convivencia pacífica, la cohesión social, el espíritu de superación personal y el desarrollo colectivo. Estos valores son honestidad, trabajo, respeto, educación, solidaridad, honradez, responsabilidad, justicia y buen gobierno (art. 5).”
Fijaos cómo, el artículo seis a continuación induce a una discusión democrática que busca dar contenido, calidad y eficiencia al modelo de universidad pública. Es decir, el modelo de Córdoba es hoy en día política pública internacional que ha de ser asumido con la responsabilidad social que las agendas nacional e internacional para el desarrollo y la democracia sugieren. “Artículo 6. Articulación END.- Las políticas públicas se articularán en torno a cuatro Ejes Estratégicos, con sus correspondientes Objetivos y Líneas de Acción, los cuales definen el modelo de desarrollo sostenible al que aspira la República Dominicana. Párrafo: Las Líneas de Acción asociadas a cada objetivo no son rígidas ni absolutas, pudiendo establecerse líneas de acción adicionales, siempre que sean consistentes con la Visión de la Nación de Largo Plazo, los Objetivos y Metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030.”
Como puede observarse, es una ley que invita a dar contenido a la agenda democrática nacional para el desarrollo, un documento referenciar a ser enriquecido en el debate democrático, a los fines de dotar de contenido y de calidad a nuestra democracia en desarrollo. La universidad pública tiene el liderazgo intelectual de ello, pero solo puede conseguirlo desde la docencia y desde la investigación. De ahí que, la burocracia sea el gran obstáculo. Por demás, las escuelas de ciencias políticas deben asumir el rol de orientadoras sociales de la academia como del gobierno en las materias sugeridas y los nuevos hallazgos que implique la puesta en marcha de este asunto. Donde no es necesario reinventar el gobierno, ni la academia sino asumir con responsabilidad los imperativos de la época. DLH-9-6-2024