Tomás Montás cubrió prácticamente todas las fuentes del periodismo en sus casi más de sesenta años de labor continua.
Acaba de partir recientemente a la morada de Dios y de su paraíso el viejo amigo, colega y estimado Tomás Enrique Montás, un periodista muy completo. Queridísimo contertulio en faenas tan diferentes como la bohema y la labor sindical, en las cuales compartimos en innúmeras ocasiones periodísticas.
Como llamaba a todos El Diablo, se le quedó ese apodo para siempre, tal y como lo hace El Caballo Pedro Caba.
El Diablo Montás fue un tipo singular, sencillo, humilde y amante de la política como de la actividad hípica, del canto y el baile, de disfrutar la vida sin necesidad de pedir, chantajear, lisonjear o robarle a nadie.
Tomás Montás cubrió prácticamente todas las fuentes del periodismo en sus casi más de sesenta años de labor continua. Le gustaba vestir bien y usar sombrero.
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Falleció hace poco luego de serios quebrantos de salud y de un ACV que, por vivir solo, no pudo ser atendido a tiempo por René, uno de sus hijos queridos residente en el país.
Tuvo otros seis hijos y una adoptada, algunos residiendo en el exterior. Todos lo adoraban.
Empírico, Montás era un lector consumado de todo libro que caía en sus manos, así como asiduo a los medios escritos que antes y hoy circulan en el país.
Socialcristiano desde los tiempos de Alfonso Moreno Martínez, Caonabo Javier Castillo, José Joaquín Puello Herrera, Bernardo Defilló, Teófilo Quico Tabar y otros renombrados personajes de larga data, nuestro colega supo siempre exhibir un comportamiento ético en el periodismo nacional.
Asistí a verlo a la clínica donde era atendido en la zona oriental y al identificarme solo movió los ojos y la mano izquierda que estaba atada a la cama.
Luego estuve en el cementerio a la hora prefijada y cuando no llegaba el féretro llamé a su encantadora hija Katherine, quien me informó que llegarían un poco mástarde de lo acordado. Debí retirarme del cementerio de la avenida Máximo Gómez junto a mi esposa, pues no podía esperar par de horas allí por otros compromisos.
Katherine y René me enviaron luego un video sobre el sepelio, en donde Américo Celado, presidente de nuestra queridísima ACD, y Leo Corporán, editor deportivo de El Nacional y líder máximo del Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez, hablaron elogiosamente del querido colega Tomás Montás.
Mi gratitud eterna para Tomás por todo lo que aprendí de su persona, y mi respeto para todos sus hijos y nietos, pues sé que fue un referente para sus vidas aunque no le dejara herencias, riquezas ni cosas que al final de la vida ningún significado tienen para los humanos.
Paz a su alma, descanso eterno y que haya sido bien recibido por el Señor de los Señores en el más allá.
12 de junio de 2024.