Activistas temen un aumento de la violencia y la estigmatización si se aprueba la nueva legislación anti-LGBTI en Georgia.
BRATISLAVA – "Si esta legislación se aprueba, las personas LGBTI+ simplemente no van a poder vivir aquí", advirtió Tamar Jakeli, activista y directora de Tbilisi Pride, en la capital de Georgia. Su afirmación, dura pero certera, refleja la preocupación de la comunidad ante el proyecto de ley propuesto por el partido gobernante, Sueño Georgiano.
Este controvertido proyecto de ley, presentado en el parlamento a principios de junio, busca ilegalizar cualquier reunión LGBTI+, prohibir matrimonios entre personas del mismo sexo, la transición de género y la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Además, impondrá restricciones a la "propaganda" LGBTI+ en las escuelas y exigirá que los medios de comunicación y anunciantes eliminen cualquier contenido que muestre relaciones entre personas del mismo sexo.
La propuesta recuerda a varias leyes aprobadas en Rusia en la última década, donde se ha reprimido cualquier expresión abierta de la comunidad LGBTI+. Críticos de la legislación temen que, si se aprueba, tendría un impacto devastador en la comunidad, incrementando la violencia y la represión.
El clima hostil ya ha tenido consecuencias: los organizadores cancelaron los actos presenciales del Día del Orgullo en junio, tras ataques de grupos de extrema derecha en 2023. Además, la ley podría revertir los recientes avances en la aceptación de la comunidad LGBTI en Georgia, especialmente en las grandes ciudades y entre los jóvenes.
"Las mejoras en la situación de las personas LGBTI en Georgia han sido frágiles. Esta ley representa un retroceso significativo", advirtió Hugendubel. Según Beka Gabadadze, activista LGBTI+ y presidente de la Junta de la Asociación Queer Temida de Tiflis, la dinámica hacia una mayor tolerancia está en riesgo.
El proyecto de ley debe superar tres lecturas en el parlamento antes de convertirse en ley, con la última prevista para septiembre, justo antes de las elecciones parlamentarias. Desde 2012, Sueño Georgiano ha gobernado con una creciente inclinación hacia políticas nacionalistas y un acercamiento a Rusia.
A principios de este año, se aprobó otra ley controvertida que obliga a los grupos de la sociedad civil que reciben fondos del extranjero a registrarse como "agentes de una potencia extranjera". Esta medida, a pesar de las protestas masivas, es vista como parte de una estrategia más amplia para estigmatizar a ciertos grupos y consolidar el poder político.
Jakeli prevé un aumento de la represión contra la comunidad LGBTI en los próximos meses, afirmando que las oficinas de su organización ya han sido atacadas. Además, cree que muchos en la comunidad están considerando emigrar.
El gobierno de Sueño Georgiano justifica el proyecto de ley como una medida para proteger los valores tradicionales familiares frente a la influencia de valores "seudoliberales". Sin embargo, críticos ven esto como un intento cínico de ganar apoyo electoral.
La presión internacional y las protestas nacionales podrían ser cruciales para detener esta legislación. Sin embargo, Jakeli advierte que el gobierno podría usar las protestas para reforzar su narrativa represiva. A pesar de las dificultades, los activistas mantienen la esperanza de un cambio, aunque reconocen que las probabilidades son escasas.
"Las protestas contra la ley de 'agentes extranjeros' unieron a diferentes sectores de la sociedad. Creo que la gente se ha dado cuenta de que todos deberían tener derechos humanos, incluidas las personas LGBTI+", concluyó Jakeli.