"Existe una necesidad apremiante de revertir el actual aumento de la relación deuda pública-PIB", señala la institución internacional con sede en Washington
MADRID. -El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha querido meter prisa a Estados Unidos para que la mayor economía mundial se esfuerce en cuadrar sus cuentas públicas al señalar que los elevados niveles de déficit y deuda crean un riesgo creciente para la economía estadounidense y mundial, por lo que deben abordarse con urgencia mediante medidas de consolidación, incluyendo subidas de impuestos y un ajuste del gasto.
"Existe una necesidad apremiante de revertir el actual aumento de la relación deuda pública-PIB", señala la institución internacional con sede en Washington en las conclusiones para el informe anual 'Artículo IV' sobre la economía de Estados Unidos, donde ha revisado una décima a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB para este año, hasta el 2,6%, mientras que ha mantenido la previsión de abril de una expansión del 1,9% en 2025.
"La economía estadounidense ha demostrado ser robusta, dinámica y adaptable a las condiciones globales cambiantes", resumen los técnicos del FMI, para los que la actividad y el empleo siguen superando las expectativas, mientras que el proceso de desinflación ha sido considerablemente menos costoso de lo que muchos temían.
No obstante, la misión del FMI advierte de que el déficit fiscal "es demasiado grande", lo que crea una trayectoria ascendente sostenida de la relación deuda pública-PIB, lo que apunta a que el déficit y la deuda se mantendrán muy por encima de las previsiones previas a la pandemia a medio plazo.
De hecho, con las políticas actuales, el FMI calcula que la deuda gubernamental aumentará de manera constante y superará el 140% del PIB para 2032, lo que mantendrá el déficit alrededor de un 2,5% por ciento del PIB por encima de los niveles previstos antes de la pandemia.
"Estos elevados déficits y deudas crean un riesgo creciente para la economía estadounidense y mundial, lo que podría generar mayores costes de financiación", apunta el documento.
En este sentido, el FMI considera que los déficits fiscales crónicos representan un desajuste político significativo y persistente "que debe abordarse con urgencia" y sostiene que, para situar la relación deuda-PIB en una clara trayectoria descendente, será necesario un ajuste fiscal anticipado.
De este modo, plantea opciones impositivas y de gasto para lograr este ajuste en el medio plazo, aunque subraya que las medidas tendrán que ir más allá de encontrar eficiencias en el gasto federal discrecional no relacionado con la defensa y las autoridades tendrán que considerar cuidadosamente aumentar los impuestos indirectos, así como aumentar progresivamente los impuestos sobre la renta, eliminar una serie de gastos tributarios y reformar los programas de prestaciones sociales.
"Para implementar estas medidas será necesario tomar decisiones políticas difíciles a lo largo de varios años", reconoce el FMI, añadiendo que algunos de los ahorros fiscales resultantes de estos esfuerzos deberían utilizarse para aumentar el gasto en programas para aliviar la pobreza.
ESTABILIDAD FINANCIERA.
Por otro lado, a pesar de que los riesgos para la estabilidad financiera hayan disminuido desde hace un año y que se estén implementando algunas reformas del sector, el FMI echa de menos acciones concretas para mitigar las vulnerabilidades del sistema bancario que salieron a la luz en 2023.
"Han faltado acciones concretas para mitigar las vulnerabilidades del sistema bancario que salieron a la luz en 2023, incluidas las fallas en la supervisión bancaria, la gran proporción de depósitos no asegurados y los riesgos creados por la 'adaptación' regulatoria que se llevó a cabo en 2018″, apunta.
Por lo tanto, para la institución es necesario implementar plenamente los componentes finales del acuerdo de Basilea III, aplicar requisitos regulatorios similares a todos los bancos con al menos 100.000 millones de dólares en activos (93.455 millones de euros), así como fortalecer aún más la supervisión y las prácticas de supervisión, reexaminar la cobertura del seguro de depósitos, y recalibrar los requisitos de liquidez de los bancos.
Asimismo, también existe una necesidad continua de aumentar la resiliencia de las compañías hipotecarias no bancarias, particularmente dado el papel fundamental que desempeñan en el servicio de una proporción considerable de las hipotecas estadounidenses.