La decisión marca un hito en el enfrentamiento entre Viganò y la jerarquía eclesiástica
En una decisión histórica, el Vaticano ha excomulgado al arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, exnuncio en Estados Unidos, después de declararlo culpable del delito de cisma. El fallo, anunciado este viernes 5 de julio, culmina un proceso penal extrajudicial llevado a cabo por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuya última reunión se celebró el jueves.
El Vaticano, en su comunicado oficial, recogido por Europa Press, destacó que las declaraciones públicas de Viganò reflejan su negativa a reconocer la autoridad del Papa y a mantener la comunión con los miembros de la Iglesia bajo su liderazgo.
"Al término del proceso penal, monseñor Carlo Maria Viganò fue declarado culpable del delito reservado de cisma", señaló el comunicado, subrayando la gravedad del rechazo del arzobispo al Concilio Ecuménico Vaticano II y su ruptura con la Iglesia y el Papa Francisco.
Viganò, conocido por sus fuertes críticas al Papa Francisco, había adelantado el pasado 25 de junio que no tenía intención de cooperar en el proceso por cisma. En un comunicado publicado por 'LifeSite News' y en su cuenta de la red social X, el arzobispo declaró: "No reconozco la autoridad del Papa ni del dicasterio ni de su prefecto".
En su declaración, Viganò afirmó que la "iglesia de Bergoglio" no es la Iglesia católica, sino una "iglesia conciliar" nacida del Concilio Vaticano II, y recientemente rebautizada como "iglesia sinodal". Para él, ser separado por cisma de esta "iglesia" es motivo de "honor y orgullo".
Durante el proceso, Viganò se negó a comparecer en la sede del dicasterio el 20 de junio para conocer las acusaciones y pruebas en su contra, reiterando su rechazo a la autoridad del organismo vaticano y de su prefecto, el cardenal Víctor Manuel Fernández.
El decreto emitido por el dicasterio advirtió que, en ausencia de una defensa escrita antes del 28 de junio de 2024, sería juzgado en rebeldía.
En su declaración, Viganò afirmó que la "iglesia de Bergoglio" no es la Iglesia católica, sino una "iglesia conciliar" nacida del Concilio Vaticano II, y recientemente rebautizada como "iglesia sinodal". Para él, ser separado por cisma de esta "iglesia" es motivo de "honor y orgullo".
Esta excomunión subraya la profunda división dentro de la Iglesia Católica y representa un paso decisivo del Vaticano para mantener la unidad y la ortodoxia frente a las crecientes críticas internas.