Hasta el 19 de junio de 2024, se registraron 37,396 muertes en la Franja de Gaza desde el ataque de Hamás y la subsecuente invasión israelí en octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de Gaza, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. Aunque estas cifras han sido cuestionadas por las autoridades israelíes, los servicios de inteligencia de Israel las consideran exactas.
El informe destaca que, a pesar de las dificultades crecientes para recopilar datos debido a la destrucción de la infraestructura, las cifras del Ministerio de Salud de Gaza están respaldadas por análisis independientes, incluyendo los realizados por la ONU y la OMS.
Estos análisis comparan los cambios en el número de muertes con los datos del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS), lo que ha refutado las acusaciones de fabricación de datos se destaca en un artículo de reflexión en la revista británica The Lancet
Sin embargo, el proceso de recopilación de datos se ha visto comprometido, obligando al Ministerio de Salud de Gaza a complementar sus registros habituales con información de medios de comunicación y servicios de emergencia. Esta adaptación ha deteriorado la calidad detallada de los datos anteriores.
A partir del 10 de mayo de 2024, el Ministerio ha empezado a informar por separado el número de cadáveres no identificados, que representaban el 30% de las 35,091 muertes reportadas hasta esa fecha.
Algunas agencias de noticias y funcionarios han utilizado este ajuste para cuestionar la veracidad de los datos, aunque es probable que el número de muertes notificadas sea una subestimación. La ONG Airwars ha señalado que muchos nombres de víctimas identificables no están incluidos en las listas del Ministerio.
Además, la ONU estima que el 35% de los edificios en la Franja de Gaza habían sido destruidos para el 29 de febrero de 2024, lo que sugiere que muchos cadáveres aún permanecen entre los escombros, con una estimación de más de 10,000 cuerpos enterrados.
ONU y organizaciones independientes respaldan las cifras del Ministerio de Salud de Gaza, mientras se enfrentan retos significativos para documentar el impacto del conflicto
Los conflictos armados tienen consecuencias indirectas para la salud, que van más allá de los daños directos causados por la violencia. Incluso si el conflicto cesa inmediatamente, se espera que muchas muertes indirectas ocurran en los próximos meses y años debido a enfermedades reproductivas, transmisibles y no transmisibles, exacerbadas por la destrucción de la infraestructura de atención de la salud, la grave escasez de alimentos y agua, y la falta de refugio seguro.
Según estimaciones conservadoras, por cada muerte directa en conflictos recientes, hay entre tres y quince muertes indirectas. Aplicando una estimación conservadora de cuatro muertes indirectas por cada muerte directa, se podría estimar que hasta 186,000 muertes, o incluso más, podrían ser atribuibles al conflicto actual en Gaza. Esto representaría el 7.9% de la población total de la Franja de Gaza, que era de aproximadamente 2,375,259 en 2022.
Un informe del 7 de febrero de 2024, cuando el número de muertes directas era de 28,000, estimó que sin un alto el fuego habría entre 58,260 y 85,750 muertes para el 6 de agosto de 2024, dependiendo de si ocurrieran epidemias o escaladas del conflicto.
Es crucial un alto el fuego inmediato y la implementación de medidas para permitir la distribución de suministros médicos, alimentos, agua potable y otros recursos esenciales. Documentar la magnitud del sufrimiento es fundamental para garantizar la rendición de cuentas histórica y reconocer el costo total de la guerra. Además, las medidas provisionales de la Corte Internacional de Justicia exigen que Israel tome medidas efectivas para impedir la destrucción y garantizar la preservación de pruebas relacionadas con las denuncias de actos comprendidos en la Convención sobre el Genocidio.
El Ministerio de Salud de Gaza es la principal entidad que lleva el recuento de muertos y estos datos serán cruciales para la recuperación posbélica, la restauración de la infraestructura y la planificación de la ayuda humanitaria.
Lea el artículo en la revista The Lancet a cargo de Rasha Khatib, Martín McKee y Salim Yusuf :
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext
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