La actividad humana y la tecnología desafían la estabilidad planetaria
La degradación ambiental, el avance de la inteligencia artificial, el aumento de las desigualdades y la baja confianza en las instituciones configuran una crisis múltiple que requiere una respuesta urgente, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, advirtió que "la rapidez del cambio, la incertidumbre y los avances tecnológicos en un contexto de turbulencias geopolíticas pueden desviar a cualquier país del rumbo más fácilmente y con más frecuencia".
El informe, titulado "Navegando nuevos horizontes: un informe prospectivo mundial sobre la salud planetaria y el bienestar humano", enfatiza la necesidad de abordar los desafíos emergentes con mayor prontitud y adecuación.
El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación y el desperdicio "están alterando la salud humana y la del planeta", señala el informe, realizado junto al Consejo Científico Internacional (ISC), una organización que agrupa a 250 asociaciones científicas globales.
Según el informe, la demanda de elementos raros, minerales y metales necesarios para la transición a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero se cuadruplicará para 2040. Esto podría intensificar la minería en aguas profundas y la minería espacial, aumentando las amenazas a la naturaleza y la biodiversidad, la contaminación y el desperdicio, así como la posibilidad de conflictos.
El derretimiento del permafrost, el suelo permanentemente congelado en las regiones más frías, podría liberar organismos antiguos patógenos con graves consecuencias ambientales, animales y humanas, como el brote de ántrax en Siberia.
El informe también aborda los impactos ambientales de la inteligencia artificial y la transformación digital, señalando que, aunque ofrecen beneficios, incrementan la demanda de minerales críticos, elementos raros y recursos hídricos.
Señalan, además, que el uso de la inteligencia artificial en sistemas de armas y biología sintética requiere una revisión cuidadosa desde una perspectiva ambiental.
El informe también aborda los impactos ambientales de la inteligencia artificial y la transformación digital, señalando que, aunque ofrecen beneficios, incrementan la demanda de minerales críticos, elementos raros y recursos hídricos.
El documento subraya que los conflictos armados y la violencia degradan y contaminan los ecosistemas, afectando desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables.
Asimismo refieren que el desplazamiento forzado de personas, exacerbado por estos conflictos, tiene grandes repercusiones en la salud humana y el medio ambiente. Actualmente, una de cada 69 personas en el mundo ha sido desplazada por la fuerza.
El informe destaca que las decisiones imprudentes de generaciones pasadas, como el uso de combustibles fósiles y plásticos de un solo uso, han tenido impactos devastadores en el clima y la salud humana.
En ese sentido, Andersen afirmó que monitorear rigurosamente las señales de cambio y mirar más allá del ámbito ambiental tradicional puede ayudar a evitar errores pasados y centrarse en soluciones resilientes.
Ante este panorama de crisis múltiple, el informe recomienda adoptar "un nuevo contrato social" que incluya más indicadores de desarrollo que los puramente económicos, integrando a todos los sectores, especialmente a los pueblos indígenas y los jóvenes.
Se indica que los gobiernos y las sociedades deben establecer objetivos a corto plazo para mejorar la gobernanza, reconfigurar los sistemas financieros y redirigir los flujos de capital para reducir las desigualdades, erradicar la pobreza extrema y proteger el planeta. Con datos de la agencia IPS.