República Dominicana avanza tanto que hoy cualquiera puede emitir sus opiniones en contra del gobierno.
A la interrogante del título sobre la situación nacional hay que responder con un NO bien grande.
Y no por ser optimista, gobiernista o favorecido por autoridades en una que otra actividad humana.
El país sigue hacia adelante, aunque algunos no quieran verlo, sin que dejemos de admitir, ver y condolernos de las injusticias que prevalecen en un sistema como el nuestro.
Ni China, India, Rusia, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Estados Unidos de América pueden decir que todo está bien en sus territorios. Y forman parte de los países más desarrollados en la tierra.
Pero aquí en República Dominicana, y con la contribución de TODOS, hemos avanzado algo en cada año. Y cuando escribo de TODOS incluyo a los ciudadanos de a pie, iletrados, inconformes, críticos, religiosos, ateos, de clases pobre, media y alta.
No solo los intelectuales, congresistas, empresarios, industriales, políticos y poderosos hacen posible ese pequeño avance, en la búsqueda de un desarrollo armonioso e inclusivo que ni siquiera existe en los países antes mencionados.
Porque hay que decir que en esos países existen problemas muy graves, como el clima, las drogas, la corrupción y la grave e inhumana discriminación racial. Estados Unidos, por ejemplo.
República Dominicana avanza tanto que hoy cualquiera puede emitir sus opiniones en contra del gobierno y sus adláteres, organizar marchas de todo tipo, o difamar sin aportar pruebas sobre quién es más feo o bonito.
Pues tan solo unos pocos años atrás los comunistas e izquierdistas no podían escribir o hacer marchas, y debían mantenerse en al anonimato, por si acaso.
En gobiernos recientes había que mandar cartas al presidente, igual que en los de Balaguer, a fin de que incluyeran o ayudaran por asuntos de salud o viviendas. Eso no pasa hoy, en sentido general.
Falta muchísimo por recorrer, y luz, agua y educación, pero avanzamos, aunque unos pocos y honestos izquierdistas, y algunas hermosas damas que nunca han parido, insistan en abogar por un desarrollo que en otros países no existe.
Y aquellos que nada positivo reconocen a otros, no deberían ser tan personalistas, pues de antemano se sabe que siguen viejas creencias políticas que les dejan dividendos para vivir, aunque no para ver hecho realidad los sueños de una sociedad justa e inclusiva que no existe en parte alguna.
¿Estamos tan mal? Claro que NO.