Würzburg, Alemania – Un reciente estudio de las universidades de Würzburg y Bonn en Alemania, junto con la Universidad de Oxford en el Reino Unido, ha revelado que el entorno social y el estilo educativo de los padres pueden influir significativamente en la frecuencia con la que los niños mienten. La investigación, que encuestó a unas 1,600 familias, sugiere que los niños tienden a ser más honestos si reciben atención y confianza de sus padres.
El estudio, encabezado por Fabian Kosse, profesor de economía en la Universidad de Würzburg, y sus colegas, se inició en 2011 y examinó las consecuencias de la falta de recursos en el desarrollo de niños y adolescentes. Según Kosse, la disposición a mentir es solo una parte de este análisis más amplio.
Publicado en "The Economic Journal", el estudio siguió a niños y sus familias en las ciudades alemanas de Colonia y Bonn desde la escuela primaria. La mayoría de los participantes provenían de hogares con bajos niveles educativos y socioeconómicos. Un grupo seleccionado al azar de más de 200 niños participó en un programa de mentoría durante un año, donde voluntarios pasaban tiempo con ellos semanalmente, actuando como mentores.
El grupo de control estaba compuesto por niños que no participaron en el programa de mentoría, y un tercer grupo consistía en niños de hogares con niveles educativos más altos para servir como comparación.
Kosse afirmó que "la desigualdad surge muy temprano en la vida, también en cuanto a la disposición a mentir". En un experimento, se pidió a los niños que lanzaran dados y predijeran el resultado. Si la predicción coincidía con el resultado real, recibían una pequeña suma de dinero, sin supervisión para controlar la veracidad de sus afirmaciones.
Usando probabilidades estadísticas, los investigadores calcularon el grado de engaño. Los resultados mostraron que "los niños que habían participado en el programa de mentoría fueron más honestos en general", detalló Kosse. Mientras que el 44 por ciento de ellos mintió, en el grupo de control la cifra fue del 58 por ciento. Los niños de hogares con niveles educativos más altos también mintieron menos.
Kosse explicó que "un estilo educativo afectuoso y enfocado en los niños se relaciona con menos mentiras. Además, cuando los padres están más dispuestos a confiar en sus hijos y en otras personas, eso lleva a más honestidad".
Los científicos consideran estos resultados como un efecto a largo plazo del programa de mentoría, ya que los niños participantes demostraron mayor honestidad cuatro años después en la prueba con los dados. El estudio subraya que las intervenciones tempranas en la infancia no solo mejoran el rendimiento académico de los niños, sino que también influyen positivamente en su comportamiento social y moral.
En conclusión, el estudio destaca la importancia de los programas de mentoría como apoyo eficaz, especialmente para niños de hogares con menos estímulos y atención. Los expertos enfatizan que estas intervenciones pueden tener efectos duraderos en la honestidad y el desarrollo moral de los niños.4o
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